Begoña Urroz tenía solo 22 meses cuando murió tras resultar alcanzada por una bomba incendiara colocada en una estación de tren de San Sebatián. Eso ocurrió el 27 de junio de 1960, lo que convierte a aquel infortunado bebé en la primera víctima mortal de ETA. Esta historia ya se ha contado antes y está recogida en Vidas Rotas, un impresionante estudio (publicado por Espasa) que repasa, una por una, las historias de las 857 personas que ha asesinado ETA a lo largo de su historia. Ese libro es un monumento de letra y papel a la memoria de todos los que han sufrido el terrorismo en este país. Ahora que ETA dice que lo deja, hay que recordar que esa banda comenzó su andadura matando a una menor, a una niña que apenas había comenzado a vivir. Con un comienzo tan atroz, solo cabía esperar lo peor… Y así fue. Ojalá sea el final de verdad.







Deja un comentario