Es un buen chico. Tiene 17 años, juega al fútbol y le encanta salir por las noches (casi todas las noches). Hasta aquí las cosas que hace de buen grado. El resto son barricadas y discusiones. Todavía no se ha sacado la ESO y al paso que va no lo conseguirá. Le explicas que es lo mínimo que debe tener para moverse por el mundo, parece que lo entiende, pero luego hace lo que le da la gana: o sea, lo de siempre. En vista de que sus progresos escolares se producen a la velocidad de un caracol reumático, sus padres -esos que él considera sus enemigos- le buscaron un trabajo temporal en la hostelería. Cumplió, pero nada más. Incluso le cayó alguna bronca por llegar tarde en alguna ocasión. Trasnochar y madrugar no son actividades complementarias, pero él se empeña en que sí. El contrato se ha acabado y repetirá curso con una asignatura -está haciendo un módulo que, si aprueba, le valdrá para tener la ESO-. Y no hace nada más.
Como tiene tanto tiempo libre, lo dedica a salir una noche sí y otra también. Los padres le ponen hora de regreso, pero ni caso. Si le dicen algo, se pone hecho una furia o pasa de todo. Así que sus padres medio han tirado la toalla…
¿Qué hacemos con este buen chico? Es un caso real y universal, porque debe de haber miles como él. Si alguien ha pasado por esto y quiere ayudar, se aceptan consejos. Gracias por adelantado de parte de los padres.







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