¿Quieres ser mi amigo?

Me sonó la cara de una de las solicitudes de amistad que tenía pendientes de aceptar en el Facebook.

Me sonó… ¡y mucho!

Aún con la gorra calada hasta los ojos, creí reconocerle. Pero no daba con él.

Hasta que, al día siguiente, leyendo IDEAL, caí en la cuenta: era el asesino de un padre y su hijo quién quería ser mi amigo.

Jesús Lens

¿Y los anteriores 2 de marzo? 2008, 2009, 2010 y 2011

ByE 2: Hijos de la Gran Bretaña

¿Os acordáis de que “Estrellita Castro tiene un bar”? Si no os acordáis, revisadlo. Porque “Barras y Estrellas” continúa, hoy con:

II.- Hijos de la Gran Bretaña

– Es que es gilipollas.

– Mira que eres exagerado.

– Para nada. Es que es gilipollas. Integral. Y punto. Es como cuando estás en la playa, a primera hora, tú solo. Y aparece una familia, con perro, abuelos y niños incluidos. Y van y plantan la sombrilla, la nevera y la barquita inflable justo a tu lado. ¡Coño! ¡No habrá playa!

– Luis, eres un cascarrabias. La gente, a los bares, viene a socializar.

– ¿Es que no me ve, en el extremo más alejado de la barra, tan tranquilo, leyendo el periódico, callado y sin levantar la vista? ¿Por qué tiene que venirse hasta aquí y sentarse a mi lado, a darme la barrila? Si es que hasta me controla lo que tardo en pasar la página.

– Anda, anda. ¡Exagerado!

Justo en ese momento, Antonio volvió del baño y se sentó en su taburete. Levantó la vista por encima del hombro de Luis y dijo:

– ¿Todavía vas por esa página? Como para todo seas tan lento…

Sonrió, Estrellita. Rabió, Luis.

En silencio.

– Entonces, Estrellita, ¿me vas a contar de una vez lo de la barra y el bar?

– Sí hombre sí. Primero fue la barra. Después vino el bar. De hecho, de la barra viene el bar.

– ¿Y por qué se llama barra?

– Por eso de ahí abajo – dijo estrellita, señalando hacia abajo, hacia los pies de sus contertulios. – La barra se llama barra por el lugar en que los clientes aposentáis vuestros pies, cómodamente, mientras nosotros nos deslomamos trabajando, a toda velocidad.

– O sea que las barras se construyeron desde abajo hacia arriba, ¿no?

– Efectivamente. Los ingleses empezaron a llamar barra, también, al murete en el que los clientes depositáis los vasos y tras el que nos parapetamos los camareros. Después, por extensión, se llamó bar a todo el local entero. Y ya sabéis que en esto de los bares, los hijos de la Gran Bretaña son los que marcan tendencia.

Luis había doblado el periódico, dejándolo en la barra y Antonio tenía indudables ganas de seguir hablando, pero habían entrado más clientes así que Estrellita se dio la vuelta, cogió el mando a distancia y subió el volumen de la música. Sonaba lo nuevo de Tom Waits.

No había nada más que decir.

(Continuará)

¡Seguimos!