«¡LENS, AMIGO, ESTAMOS CONTIGO!»

Leyendo «La memoria de la transición democrática en Granada. Crónica de un sueño. 1973-1983», en su capítulo dedicado a 1976 y titulado «El año de Federico», Antonio Ramos Espejo escribe lo siguiente:

 

«La Facultad de Letras, en el Hospital Real, se convierte en un cuartel de clandestinidad, en un espacio sagrado para la oposición bajo la responsabilidad de un hombre singular: el decano Jesús Lens. En aquellos largos y espaciosos pasillos en los que se montan espectáculos musicales, con la participación de Carlos Cano, o el dúo Justo Navarro y Carlos Rosales, o Manuel Gerena, o Menese, o la presentación del libro Jondos seis, con el albañil y trovero Miguel Burgos Única, Francisco Javier Egea, J.G. Ladrón de Guevara, Rafael Guillén, José Heredia Maya y Juan de Loxa; se representa Los Palos, del grupo La Cuadra de Salvador Távora, o una exposición de Juan Vida, se muestran las nuevas tendencias de diseño de Mariano Maresca o Julio Juste, los primeros poemas de Luis García Montero, se ve desfilar a estudiantes y obreros, que corean el nombre del decano «¡Lens, amigo, estamos contigo…!»

 

Lens, gallego, catedrático de griego, es uno de los personajes que se suma a la causa con un entusiasmo y un valor extraordinarios. Cuando he querido recordar su historia -hacía unos años que lo había visto en una playa de Carchuna con su familia y rememoramos aquella etapa- me he tropezado con una noticia desagradable: hacía unos meses que había muerto, de forma repentina, en aquellas aulas en las que dejó escrito con nombre propio una página de esta Crónica. Pasado el torbellino de la clandestinidad, Lens se retira discretamente al bando de los héroes anónimos.»

 

Jesús Lens hijo, hinchado como un balón.  

LA CONQUISTA DE LO INÚTIL

No sé si os acordáis que hace unas semanas os escribía sobre el libro de ni de coña iba a leer. Se trataba de ESTE  «Cualquier otro día», de Dennis Lehane, el autor que escribió el libro en que se basa la comentadísima «Shutter island».

 

Pues bien, como ahora salgo de viaje y voy a pasar muchas horas de aeropuertos, aviones, jet lag, largos recorridos, etcétera, etcétera, voy a leer dicha novela y ya os contaré. Pero ahora quiero hablar de otro libro, recién salido, hermosamente editado por una editorial que lleva por nombre Blackie Libros. Otro libro que, por supuesto, tampoco pienso leer. Ni de coña. Se trata de «La conquista de lo inútil», del director de cine Werner Herzog, del que hablábamos mucho y bien en ESTA reseña.

Un libro CA-PI-TAL
Un libro CA-PI-TAL

Y no pienso leerlo porque el autor habla de cine. Y sabéis lo me pasa con el cine. De hecho habla de una película, «Fitzcarraldo», que ardo por ver. Bueno, esa y todas las que Herzog hizo con Kinski. Y, si leo el libro, en que se cuenta el rodaje de una de las películas más misteriosas de la historia del cine, una película que es una obra homérica en sí misma, el desafío del hombre a la naturaleza… entraré en combustión espontánea por ver la peli. Y en mi última excursión a la FNAC no la encontré. Y no quiero piratearla. Y el libro tiene una pinta tan atractiva, tan interesante, tan fascinante… que me voy a frustrar enormemente.

 

Así que, ahí está. «La conquista de lo inútil». Atrayente desde el título. Me mira. Con descaro. Me reta. Me cita. Me atrae. Pero yo me resito. Porque soy un tipo duro…

 

Jesús Lens, a sabiendas de que lo inútil es la resistencia y de que terminaré cayendo en las garras de Herzog…