«EL BAILE HA TERMINADO» DE JULIÁN IBÁÑEZ, PREMIO L´H CONFIDENCIAL

Nuestro amigo José Andrés (Cables cruzados, Mente Lúcida) nos hace llegar esta Nota:

EL BAILE HA TERMINADO DE JULIÁN IBÁÑEZ, GANADOR DEL PREMIO INTERNACIONAL DE NOVELA NEGRA L´H CONFIDENCIAL 2009

 

 

Se presentará el 28 de Marzo en la Biblioteca La Bòbila

Tercera Edición del Premio L´H Confidencial, convocado por el Ayuntamiento de L´Hospitalet y Roca Editorial

 

 

El Jurado de la III Edición del Premio de Novela Negra L´H Confidencial, promovido por la Biblioteca La Bòbila y convocado por el Ayuntamiento de L´Hospitalet y Roca Editorial han decidido conceder el Premio a la novela «El Baile ha terminado, de Julián Ibáñez».

 

En esta historia, en que nada es lo que parece, el Jurado ha valorado una trama policial bien construida, de lectura ágil, convincente y respetuosa con la inteligencia del lector. La novela es un reflejo de las rivalidades entre los Cuerpos Policiales del País Vasco.

 

Julián Ibáñez (Santander, 1940) estudio Ciencias en la Universidad de Valladolid y Guión en la Escuela de Cine de Madrid. Durante diez años residió en diferentes paises (Francia, Inglaterra y Suecia), y actualmente vive en Argés (Toledo), dedicado a la escritura y la pesca.

 

Reconocido autor de novela negra, Julián Ibáñez ha publicado títulos como: La triple dama (1980), La recompensa polaca (1986), No des la espalda a la paloma (1983), Mi nombre es Novoa (1986), Tirar al vuelo (1986), Llámala Siboney (1988), Doña Lola (1991), ¿A tí dónde te entierro, hermano? (1994), Entre trago y trago (2000), La miel y el cuchillo (2003), Que siga el baile (2006) o El invierno oscuro (2007).

 

La obra ganadora será publicada en la colección Roca Criminal y se presentará el 28 de Marzo de 2009 en un acto público en la Biblioteca La Bòbila, con la presencia del ganador.

 

Las anteriores ediciones del Premio L´H Confidencial han sido para el mejicano Joaquín Guerrero Casasola, con Ley Garrote, y el argentino Raúl Argemí, con Retrato de familia con muerta.

Fuentes: Roca Editorial, Ayuntamiento de L´Hospitalet y Biblioteca La Bòbila

 

Traducción: José Andrés Espelt – CRUCE DE CABLES –

GRANADA: DESTINO IMPOSIBLE

Debutamos en la sección Puerta Real, de IDEAL. Año nuevo, etapa nueva. Espero que las columnas del sigan gustando e interesando.

 

Lo malo no es, a la vuelta de un lejano viaje a Damasco y Beirut, tener que coger dos aviones y hacer escala en el aeropuerto de Estambul. Lo realmente ingrato es, una vez aterrizado en Barajas, tener que bajar hasta Granada, apenas quinientos kilómetros que uno, la verdad, no sabe cómo afrontar.

 

La primera intención es, por supuesto, coger un avión. Pero las tarifas y los precios de Iberia no es que animen a ello, precisamente. Máxime porque bien sabemos que una de las costumbres más arraigadas de dicha compañía, como si de una perpetua broma pesada se tratara, es suspender sistemáticamente los vuelos entre Madrid y Granada. O diferirlos. O hacerlos bien sufridos, llevando al pasaje hasta Málaga para luego traerlo en autobús, después de una espera infamante.

 

Resulta llamativo que, al final, sea mucho más largo el pomposo nombre de «Aeropuerto Internacional Federico García Lorca de Granada y Jaén» que la lista de vuelos que operan con la capital nazarí, tras la cancelación de las conexiones británicas, parisinas e italianas que se vendieron a bombo y platillo.

 

Descartado el avión, pues, nos quedaría el tren. El tren de toda la vida, claro, que el AVE no vuela hasta Granada. El problema del tren es doble: el trayecto dura muchas horas y RENFE adolece de una escasísima frecuencia horaria, con lo que difícilmente te arriesgas a que un retraso de los habituales en Barajas te deje tirado en Madrid, cansado y ojeroso, al regresar de un viaje por tierras lejanas.

 

Y queda, por fin, el socorrido autobús. La Alsina, vendida primero a Alsa, que luego fue Continental y ahora pertenece a una multinacional británica. Lo bueno del bus es que es relativamente barato y los hay casi a todas las horas del día. Hay que pasar, eso sí, por esa auténtica Corte de los Milagros que es la Estación Sur de Autobuses, donde he llegado a ver a un sujeto tumbado, inconsciente, en su puerta y a los transeúntes pasando por encima de su cuerpo tendido, sin concederle la más mínima importancia.

 

El pasado lunes, pues, cogí el autobús para bajar a Granada, tras volver de Damasco. Y me encontré con una desagradable sorpresa que nos retrotrae al abismo de los tiempos: resulta que los dueños de la franquicia transportista, por aquello del ahorro de costes, no pagan la licencia preceptiva para proyectar películas en el autobús, con lo que los pasajeros nos vimos obligados a soportar, durante más de cinco horas, la Cadena Dial y el Canal Fiesta Radio.

 

¿Qué pecado hemos cometido, los granadinos, para tener que escuchar seis o siete veces al Melendi en una misma tarde? En serio, bien entrado el siglo XXI ¿puede alguien explicar por qué sigue estando Granada situada, exacta y literalmente, en el culo del mundo?

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.