ABEL Y NEFER, EN EL LADO OSCURO

Abel era carne de ciberespacio. De hecho, ya estaba bailando sobre la cuerda floja, con sus incisivos, ácidos, divertidos e irónicos comentarios tanto en esta bitácora como en otras muchas que tenían la suerte de contar con su participación.


Y, finalmente, ha caído. José Antonio y yo lo habíamos comentado en más de una ocasión, llegando a animarle a que diera el salto, en el convencimiento de que Abel sería un magnífico bloguero. Desde nuestra experiencia con las bitácoras, sabíamos que era cuestión de tiempo. Pasó con Rigoletto y pasó con Alfa. Ahora ha llegado el momento de que la peculiar mirada al mundo de Abel tenga su propio espacio en la Blogosfera.

He esperado unos días, desde su alumbramiento, para asegurarme de lo que ya sabía: que esta nueva bitácora no era flor de un día y que Abel la iba a alimentar con cariño y continuidad.


Efectivamente. Ahí está. A disposición de todos los que queráis disfrutar de una de las miradas más personales de la blogosfera granadina. Y es obligado, en este punto, pedirle perdón a María del Mar por la mala influencia que podamos haber ejercido sobre Abel. A buen seguro que, como nos pasa a buena parte de los internautas, MdM esté hasta el gorro de la querencia de su pareja por los teclados del ordenata.


Y, sin embargo, reparemos en lo llamativo de esta situación: personas diversas, que hacen algo tan supuestamente antisocial como es conectarse al ordenador y una de cuyas aficiones es algo tan solipsista y cercano a lo onanista como es salir a correr, actividades ambas de marcado carácter individual y solitario, no sólo se han entendido bien a través de los bytes, sino que han llevado su relación cibernética al mundo real, conformando un grupo tan sano, estimulante y creativo como es de los Amigos de las Verdes, nacido en torno a la figura de José Antonio Flores y su indispensable Diario de un Corredor.

Una relación basada en el amor por el deporte, pero que va mucho más allá, con charlas y encuentros para hablar de todo lo divino y lo humano, en reuniones que resultan de lo más estimulante, siempre pensando en positivo, de forma constructiva y con la mirada puesta en el horizonte.

Bienvenido a la blogosfera, pues, querido Abel. Y que la fuerza te acompañe.

Jesús Lens.

PD.- Casualidades de la vida… Abel me ha provisto de una buena cantidad de fotos para mi Bitácora y Nefer también. Abel ha iniciado su propio camino en la Blogosfera y… ¿a que ya lo estáis adivinando?

Efectivamente. En El sitio de mi recreo podréis disfrutar de otra bitácora nueva, sugestiva y sugerente, llena de encanto. Nefer también ha dado el salto al lado oscuro. Entre tema y tema de sus oposiciones, nos deja Entradas cargadas de dulzura. Pasen, pasen y vean.

HASTA LOS PIRINDOLOS…

… del 2 de mayo, los franceses, Napoleón y el alzamiento nacional. Desde que Arturo Pérez Reverte nos llevó al huerto con su jornada colérica, no ha habido un día en que el el 2 de mayo haya dejado de ser ¿noticia? en los medios de comunicación.

Qué extenuación. Qué coñazo. Qué aburrimiento, este sometimiento a las efemérides. Qué hastío de política cultural abusiva. A ver si pasa ya el día de marras, que ni lo del Quijote fue tan coñazo como lo de este 2 de mayo.
Con decir que hasta tengo ganas de que lleguen el Día de la Cruz y el Día de la Madre…

CAMINO DE IDA

No sé, querido lector, en qué onda literaria te mueves. No sé si eres uno de esos sufridos lectores, capaces de aguantar que el protagonista de una novela tarde quince páginas en subir unas escaleras mientras medita sobre el ser y la nada o, al contrario, eres un fuguilla al que le encanta que pasen cosas en los libros.

Muchas veces, desde este lado del teclado, no sabemos cómo ni a quién nos dirigimos. Entonces, podemos escribir que “Camino de ida”, de Carlos Salem, es una novela cojonuda y, quizá, si eres de la facción plúmbeo-lectora, te mosquees conmigo y me consideres una persona frívola, poco seria e indigna de ser tomada en cuenta.

Porque en cuanto cruzas las primeras páginas de “Camino de ida”, publicada por la editorial Salto de Página, y transitas de la Argentina de 1911 al Marrakech del siglo XXI, te das cuenta de que estás ante una novela distinta, una novela espídica, loca, salvaje, libertaria, caótica, hilarante, demencial y, sobre todo, una novela fantástica. Una novela mestiza en que se mezclan géneros, paisajes y personajes. Una novela que transcurre en tiempos imposibles para convertirse en una feliz ucronía. Una novela global en la que los viajes, el fútbol y los traficantes se dan la mano en una trama imposible cuya lectura se hace ineludible y obligatoria.

Me lo había advertido Cristina, lectora voraz poco dada al elogio desmesurado: “Ten en cuenta que, cuando empieces a leerla, te quedarás sin vida social hasta que la termines”. Y tanto que sí. Una novela para leer de un tirón, dejando descoberturizado el teléfono móvil y poniendo el cartel de “No molesten” en la puerta de casa.

“Si hay miseria, que no se note”. Bajo esa premisa, un calzonazos llamado Octavio, que cree haber matado a su mujer en un hotel de Marrakech, iniciará una vertiginosa carrera delincuencial que le hará transformarse en el héroe proteico y desfacedor de entuertos que todos hemos querido ser alguna vez en nuestra vida. En su huida hacia delante, coincidirá con Soldati, un empresario y guerrillero argentino que se encuentra en una encrucijada, al haber fracasado su último negocio: vender helados en el desierto. Y entrará en escena un tal Charlie, hippie sesentón con una idea fija en la cabeza: cobrarle una deuda de honor al mismísimo Julio Iglesias.


Sí. Con esos mimbres se puede construir una novela. Hace falta, eso sí, sentido del humor y talento a raudales. Y de ambos está bien sobrado un Carlos Salem que, en “Camino de ida”, lo borda, a través de una prosa afilada y cargada de sentido.

“-Todavía no sé porque nos fuimos- objetó Octavio.”
-Porque siempre hay que irse, Octavio. ¿O es que a su edad todavía no sabe que la vida es camino de ida?”

Uno, a estas alturas, sí tiene plena conciencia de que la vida se vive una vez, de que hay que disfrutarla, reivindicando un Carpe Diem aplicable a todas y cada una de las esferas de nuestra existencia. Como es la del leer. Y, por eso, conmigo no cuenten para leerme tochos infumables de literatura trascendental. A mí, recomiéndenme muchos “Caminos de ida”, por favor. Les quedaré eternamente agradecido.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

PD.- Buscando documentación gráfica con que “decorar” esta entrada, me he dado de bruces con la feliz noticia de que Carlos Salem ya ha publicado, en la misma editorial Salto de Página, otra novela, de título tan sugerente como “Matar y guardar la ropa”, que ya apuntamos como de imprescindible adquisición…

PD II.- Nuestro socio de Cables Cruzados nos dice que la misma editorial tiene publicado un “Gólgota” de Leonardo Oyola. Pocas, pero intensas páginas, que no debemos perdernos. Venga. ¡Otra anotación en nuestro cuaderno!