RASTRO OCULTO

Me dice Rash que ya salió en un episodio de la serie “Sin rastro”. A mí me suena haberlo visto en alguna otra película, pero no recuerdo cuál. El caso es el siguiente: un chalao monta una web en la que muestra a una persona en peligro de muerte. En cuánto un número X de personas se conecten a la página en cuestión, comenzará el proceso que conducirá a la víctima al fallecimiento. Y cuánta más gente acceda a la página, más rápido será el proceso de la muerte del sujeto.

Interesante cuestión ética la planteada ya que, según la película, a medida que se corre la voz y se populariza la página, más gente se conecta. Y más rápido muere el pobre individuo secuestrado. El filme, por tanto, parece que intenta generar un debate en la sociedad, algo que, me temo, no ha conseguido. De hecho, si ahora preguntáramos si tú, querido lector, te conectarías a una web para ver en directo el asesinato de una persona, dirías rotundamente que ¡NO!

Y si, además, te enteras de que si te conectas, serás cómplice y partícipe del crimen, al contribuir a la puesta en marcha y aceleración del proceso de muerte de un ser humano, responderías que ¡JAMÁS Y BAJO NINGÚN CONCEPTO PARTICIPARÍAS DE SEMEJANTE ABERRACIÓN!

¿Seguro? Porque luego, en cuanto un telediario anuncia imágenes escabrosas, fuertes, etc. todos nos tiramos como posesos al televisor. Porque nos gusta el morbo, recrearnos en el sufrimiento ajeno, regodearnos en la maldad humana.

Y de eso va “Rastro oculto”. De eso, y de la investigación puesta en marcha por el FBI para capturar al psicópata que ha montado tamaña salvajada. Y de la vida de la agente que, interpretada por Diane Lane, está encargada de encontrarlo.

Estamos ante una película muy actual, y muy sencilla. Un escueto puñado de personajes que se relacionan entre sí sin grandes aspavientos, unos policías sobrios y unas relaciones familiares de lo más normal. Sin sexo, sin follones, sin gritos, sin persecuciones, que Diane Lane es como la agente Sterling, unos cuantos años después de “El silencio de los corderos”.

Una atmósfera de insania, además, que quiere recordar a “Seven”, al haber un malo psicópata y supuestamente iluminado que alerta sobre los males de nuestro tiempo y una pertinaz lluvia que parece amenazar con arrasarlo todo y a todos.

Una buena película que se puede ver cómodamente tumbado en el sofá de casa, una noche cualquiera, sin que sea necesario hacer esfuerzos innecesarios para ir a verla al cine más cercano.

Lo mejor: La sencillez de los personajes y la actualidad del tema que aborda: Internet y el morbo de la gente.

Lo peor: Su previsibilidad.

Valoración: 6

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.