Urnas, bombos y balones

Ya están aquí. Ya han llegado esos días tan anunciados, previos a esos otros días, tan señalados. Días que tan bien reflejan cómo somos. Días simbolizados, por las urnas, por ejemplo.

A estas horas ya se sabrá el resultado de las elecciones catalanas. Lo que no sé si sabremos es si servirán para algo. Unas elecciones convocadas para tratar de solucionar uno de los grandes problemas que nos aquejan… desde el siglo XIX: el nacionalismo. Ese nacionalismo que, cuando despertamos, siempre sigue ahí. El dinosaurio incombustible, aun en los tiempos de internet, la Unión Europea sin fronteras y la moneda única.

 

Hoy es el día de analizar los resultados de las urnas, pero con el oído puesto en el bombo. Porque hoy, todos somos ojalateros, invocando a la Diosa Fortuna a través de un deseo, compartido y repartido por toda España, más allá de ideologías, credos y nacionalismos: Ojalá toque aquí. Ojalá me toque el Gordo. Ojalá me toque algo.

Dentro de unas horas, la inmensa mayoría de nosotros apelaremos a ese otro milagro, el de la salud, portadores de un par de pedreas en el mejor de los casos. Pero no pasa nada. Estamos de enhorabuena y, para mitigar la decepción lotera, siempre nos quedará el balón. El Clásico, con mayúsculas. El último partido del siglo del año.

Que el problema no es el fútbol. Ni la lotería. Y unas urnas y unas elecciones siempre deberían ser bienvenidas. El problema es que, en tres días, quedamos perfectamente retratados en las grandes cuestiones que nos preocupan y que consumen la mayor parte de nuestro tiempo: nacionalismo, lotería y fútbol.

 

Hagan la prueba. Traten de contabilizar el tiempo que les están dedicando a esos tres temas ustedes mismos. Cuenten el minutaje de los informativos de radio y televisión o las páginas que les dedican los periódicos.

Vale. Son días especiales. Ha sido pura casualidad. ¿Seguro? ¿De verdad creen ustedes que, en las próximas semanas, nos preocuparemos de los temas que realmente deberían importarnos? En fin. Les dejo. Que creo que ha salido el Gordo…

Jesús Lens