UNITED 93

Sábado por la tarde. A eso de las cuatro.

– ¿Por qué no vemos Indiana Jones?
– No. Que no me voy a aburrir. Que esas películas no me gustan.

Como vemos que en el Canal + dan “United 93”, pasando por alto la irreverencia de juntar en una misma frase las palabras Indiana Jones y aburrimiento, nos enganchamos a una película tan corta como intensa, que en su momento tuvo una excelente acogida por parte de la crítica.

Y no es para menos.

La gran habilidad de los creadores de “United 93” es jugar con la información, exhaustiva, que el espectador tiene sobre los hechos que va a contar. Podríamos decir que es un ejemplo superlativo de lo que Alfred Hitchcock definiera como suspense: imaginemos una secuencia de una película en que el protagonista está sentado en un teatro, viendo la representación de una obra. De repente, explota una bomba. El espectador queda tremendamente sorprendido durante unos segundos. Ahora bien. Imaginemos que, antes de que el protagonista se siente a disfrutar de su obra de teatro, hemos informado al espectador de que una bomba va a estallar en la platea unos minutos después. Toda la secuencia cambia de sentido y esos minutos serán angustiosos, mientras vemos al protagonista sentado en su butaca, disfrutando de la obra de teatro, confiado, ignorante de algo que el espectador ya conoce. Eso es el suspense.


En el caso del vuelo 93 de United Airlines, pasa eso. Todos sabemos lo que, por desgracia, terminó ocurriendo con el vuelo que partió de Newark con destino a San Francisco el fatídico 11-S. La cuestión era, pues, cómo contarlo, casi en tiempo real, sin:

A.- Aburrir al espectador.
B.- Caer el maniqueísmo sensiblero.
C.- Irritar a los familiares de las víctimas.


La solución: Por una parte, utilizar elementos y recursos narrativos muy distintos, partiendo la acción en diversos espacios, desde el propio avión –en el que también hay espacios muy claramente diferenciados- a aviación civil o el centro de mando de los militares. Utilizando imágenes de televisión que hemos visto repetidas hasta la saciedad, pero que, en la película, cobran una dimensión muy especial. Usando los radares y los puntitos verdes que en ellos aparecen como excelente recurso para hacer una portentosa y trágica elipsis, etcétera.


Por otra, apelar al espíritu de grupo de los pasajeros. Aunque unos son los que incitan a los demás, no hay ninguno que, en la película, cobre un protagonismo especial. Se trata de mostrar el valor y el heroísmo de la gente anónima, de la gente de a pie. Se trata de reivindicar el poder de la ciudadanía, su capacidad de sacrificio, su valentía y abnegación.

“United 93” son ochenta y ocho minutos de puro cine. Un cine comprometido y testigo de unos acontecimientos que conmocionaron al mundo. Un cine que, poniéndote un nudo en la garganta y manteniéndote atrapado, demuestra que las películas, sin aburrir en absoluto, pueden ser más, mucho más que un mero entretenimiento para adolescentes.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.