POR ALGO SE LLAMA TRABAJAR

¿Trabajas por cuenta ajena? ¿Por cuenta propia? ¿Eres jefe, directivo o un joven con curiosidad por el mundo empresarial? ¿Has leído alguna vez uno de esos libros publicados por sellos del tipo Economía Activa y demás?


Venga. Confiesa. Sí. Tú has leído el célebre libro del fulano que te robó el queso. ¿A que sí? Además, te han metido en la cabeza la importancia que tiene lo de trabajar en equipo. Y te han hablado de cultura de empresa, sinergias, paradigmas y otros palabros por el estilo. Y, venga, reconócelo. Cuando te contaron la historia del picapedrero que estaba mazando rocas duramente, tú fuiste de los que opinaron lo de la Catedral * ¿A que sí?

Pues no. Según Larry Winget, el conocido como el Pibull del Desarrollo Profesional, responder lo de la Catedral es una milonga. Como lo del queso o el trabajo en equipo. Por no hablar de la motivación. ¿Motivación? Ser un buen profesional y cobrar un buen sueldo es la única motivación sensata en el mundo de la empresa.

“Por algo se llama trabajar”, subtitulado como “¡Tu éxito es tu propia culpa!”, publicado en España por ViaMagna/Business, es un libro que habla del éxito, del trabajo, de vender y de ser un buen profesional, un buen jefe y un buen empleado. Y que tiene perlas como ésta: “Si tus ventas son una mierda es porque eres una mierda como vendedor”. O esta otra: “Prueba que eres más inteligente que todos contratando gente que es más inteligente que tú”.

Pagándole bien, claro. “No esperes que los demás te hagan rico, si tú los mantienes sin ganar ni un duro.” Y una fantástica: “Jamás seas tolerante con la mediocridad.” Sin olvidar las consignas en favor de la formación: “Capacitar es caro, pero tener empleados estúpidos es más caro todavía.”

Política y salvajemente incorrecto, Larry Winget habla de lo que sabe ya que, desde que era un chavea, se ha dedicado al mundo de los negocios. A comprar y a vender. Y en su libro cuenta decenas de historias reales, ciertas y a las que todos nos hemos enfrentado muchas veces, como empleados o como clientes. Y, por supuesto, sin el tono moralizante de tantos libros de este tipo, a caballo entre lo económico y la autoyuda más trascendental. Que para fábulas ya están las de la cigarra y la hormiga.

A través de una prosa que, para algunos, puede llegar a ser hiriente, Winget llama al pan, pan y al vino, vino; sin andarse por las ramas. Y decenas de las propuestas que hace son directa e inmediatamente aplicables a la vida práctica. A la empresarial, pero también a la personal y a la social. Hablamos de un tipo al que unas veces te apetece invitar a una hamburguesa con queso y a una coca cola y, otras, sientes unas irrefrenables ganas de contactar con él para ciscarte en sus antepasados más remotos.

Los riesgos del trabajo en equipo

Porque no deja indiferente. Y porque lo que dice, lo dice muy claro. Sin medias tintas ni paños calientes. Por ejemplo, como consejo para los profesionales: “Haz lo que dices que vas a hacer cuando dices que lo vas a hacer de la forma que dijiste que lo ibas a hacer.”

Simple ¿verdad? Pues piensa en tus últimas transacciones comerciales más sencillas, desde tomarte un café a comprar unos zapatos. ¿Fue acorde con esa máxima el trato recibido? Item más: ¿Y tú? ¿Has cumplido hoy con esa máxima en tu trabajo? ¿Y con tu pareja? ¿Y con los amigos?

Menos queso y más trabajo

Es lo bueno que tiene Winget. Que te agarra por las tripas y no te suelta. Un libro extraordinario, para leer una y otra vez, subrayar, consultar y tener siempre a mano. Yo ya he empezado a releerlo.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

PD.- Para empleados de banca, especialmente recomendable la historia de los caralemos rojos de las páginas 219 y siguientes.

* La historia de los picapedreros es muy habitual en los cursos de desarrollo directivo, cuando te cuentan la historia ésa de la misión, la visión, etcétera. Había una vez tres picapedreros que estaban dándole al mazo, duro, sudando la gota gorda. Entonces llega el gurú de turno y les pregunta por su trabajo:

¿Picando piedra o construyendo catedrales?

– ¿Qué están ustedes haciendo?
El primero dice: “-Picando piedra”. El segundo responde: -“Ganándome el sueldo”. Y, el tercero, nos deja con la boca abierta cuando responde: -“Construyendo una catedral”.