PARTIDOS QUE SE PARTEN

Amigos, mientras vosotros leéis esto, un servidor andará tomando el Tren Negro del que hablábamos ayer AQUI. ¿Son tan diferentes el fútbol y la política? Puede ser que no, tal y como escribimos hoy en IDEAL.

Argentina se plantó en cuartos de final del Mundial con un once en que sólo había defensas y delanteros de potente pegada. La máquina alemana pasó por encima de ellos, arrollándolos brutalmente. Faltaba creatividad en el equipo de Maradona, por mucho que Messi o Higuaín estuvieran en el once titular. Los alemanes, por su parte, no tienen a ninguna rutilante superestrella en su escuadra, pero masacraron al equipo ché.

¿No les parece a ustedes que la actuación de algunos partidos políticos locales viene a ser como Argentina? Cuando se aproximan las elecciones, se sacan un supuesto mirlo blanco de la chistera para encabezar las listas, se pegan un batacazo de aúpa… y si te he visto no me acuerdo.

Brasil llegó al Mundial con vitola de favorita. Su inagotable cantera de jugadores hacía posible que Dunga alineara a un equipo de ensueño. Y, nombre por nombre, la Canarinha lo era. O lo debía ser. Pero la necedad dictatorial de su entrenador se encargó de echar por tierra los sueños de la escuadra amarilla, para la que el jogo bonito se reducía a la samba que bailaban sus aficionados en las gradas. Dunga obligó a jugar a su equipo de forma rácana y vulgar, conservadora. Y así le ha ido.

¿No les parece a ustedes que el PSOE podría ser un Brasil dirigido con mano de hierro desde una cada vez más lejana Sevilla, en la que Dunga tiene barba y un cambiante humor de perros, como el seleccionador brasileño?

Fue Holanda la selección encargada de dinamitar el Mundial, eliminando a Brasil. Una Holanda en la que reinan, por encima de todos, Sneijder y Robben, casualmente, dos antiguos jugadores del Real Madrid, vendidos a precio de saldo por el dúo Florentino y Valdano, los dos visionarios más miopes del fútbol internacional, para afrontar la multimillonaria adquisición de un Kaká que ya ni sabe, ni responde, ni se le espera.

¿No les parece a ustedes que Lola Ruiz y Luis Rubiales pueden acabar jugando un papel parecido al de los denostados holandeses, en nuestra política municipal?

Y sí. Sólo hablamos del PSOE e IU porque, cuando las cosas van bien en un partido, como ocurre en el PP granadino, las voces críticas se acallan y todos le ponen buena cara al mejor tiempo. Pero los ciclos cambian, las ideas se agotan y, si algo empezamos a vislumbrar en esta Granada nuestra, es que los aparatos de los partidos tradicionales cada vez tienen menos respuestas a las demandas y las inquietudes de los ciudadanos. Se empiezan a partir los partidos. Empiezan a hacer aguas y a descoserse por los cuatro costados. Su credibilidad está bajo mínimos y los niveles de confianza que suscitan, a punto de congelación. La sociedad civil empieza a darles la espalda. Las corrientes críticas y los movimientos sociales se distancian de ellos. Y la pregunta debería ser: ¿por qué?

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.