HABLANDO DE CINE Y VIAJES…NUEVAMENTE

La columna de hoy de IDEAL era sobre Cine, como podéis leer AQUÍ. Y mañana hablamos de cine. Y viajes. En la librería Estudio en Escarlata de Madrid. En la Calle Guzmán el Bueno, 46. Esquina Fnez. de los Ríos. A las 12.30 de la mañana. Estaremos Fran y un servidor, presentados por Fernando Marías. Un orgullo.

Y después, ya no vuelvo a Granada. De aquí, a Lima. Y después tampoco vuelvo a Granada. Porque nos vamos a Marrackech. Y después, entonces sí, espero volver a Granada.

Sed felices.

Jesús Lens, nuevamente en marcha.

GRANADA, TIERRA DE CORTOS

La columna del viernes de IDEAL, en defensa de lo corto y lo concreto.

 

Era martes. A las 20.45 horas, el Real Madrid jugaba el partido de ida de los octavos de final de la Champions League contra el Lyon. Esa misma tarde, escasos minutos antes de las ocho, llegué al teatro Isidoro Máiquez, a la cita mensual que el Centro Cultural CajaGRANADA nos propone con Futureshorts. Y la sorpresa fue de órdago: me tuve que sentar en la penúltima fila de la platea ya que el recinto estaba de bote en bote. Unos minutos después, no cabía un alfiler.

 

¿Qué es eso de los Futureshorts que consigue congregar a cientos de personas en un teatro, convertido para la ocasión en sala de cine, desafiando el supuesto monopolio del fútbol en su día y hora más estelares? Cortos. Los Futureshorts son una colección de cortometrajes alojados en Internet y que, una vez al mes, se hacen visibles en pantalla grande, para obvio y acreditado deleite de cientos de espectadores.

 

Qué contraste, el Isidoro Máiquez hasta la bandera o las salas de los cines convencionales bullendo de espectadores durante las proyecciones del Retroback, con el lamento constante por la permanente pérdida de espectadores del cine comercial, al menos hasta la brutal revolución de la grandiosa «Avatar» en 3D.

 

Si una cosa pone de manifiesto el éxito de convocatorias como la de Futureshorts es que, cuando hay una buena oferta, cuando al público se le ofrece un producto que se sale de lo convencional, de calidad y en buenas condiciones de exhibición, uso y disfrute, el público responde. Los mercachifles de la cultura televisiva más rancia nos han intentado convencer de que un millón de moscas no pueden estar equivocadas y que, por tanto, deberíamos comer generosas raciones de mierda, sin reparo alguno, gozando como gorrinos en lodazal.

 

Pero citas como la de Futureshorts rompen con ese tópico infame. Granada, tierra de cortos. Del corto considerado como una de las bellas artes. Parafraseando a Ignacio Midore, nuestro extraordinario tutor en un fascinante Club de Lectura, frente a un largometraje, extenso por naturaleza, el buen corto tiene que ser intenso. Un perfecto mecanismo de relojería en que ni sobre ni falte nada. Porque se trata de contar una historia, con presentación, nudo y desenlace, pero en apenas un puñado de minutos. Un buen corto tiene que ser concreto y conciso. Como decíamos cuando jugábamos de niños: «fuerte, duro y a la cabeza». Un trallazo. Un tiro.

 

El próximo martes, en el Isidoro Máiquez, vuelve a haber cortos. Lleguen con tiempo o corren el riesgo de quedarse en la puerta. Pero, para ir calentando motores, este fin de semana se celebra la I Muestra de Cortometrajes en el Teatro Alhambra. Otra ocasión para disfrutar del arte y el talento de prometedores cineastas en ciernes, esa imprescindible cantera de artistas a los que, en unos años, veremos recogiendo premios y galardones, Goyas y Óscar incluidos.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

«¡LENS, AMIGO, ESTAMOS CONTIGO!»

Leyendo «La memoria de la transición democrática en Granada. Crónica de un sueño. 1973-1983», en su capítulo dedicado a 1976 y titulado «El año de Federico», Antonio Ramos Espejo escribe lo siguiente:

 

«La Facultad de Letras, en el Hospital Real, se convierte en un cuartel de clandestinidad, en un espacio sagrado para la oposición bajo la responsabilidad de un hombre singular: el decano Jesús Lens. En aquellos largos y espaciosos pasillos en los que se montan espectáculos musicales, con la participación de Carlos Cano, o el dúo Justo Navarro y Carlos Rosales, o Manuel Gerena, o Menese, o la presentación del libro Jondos seis, con el albañil y trovero Miguel Burgos Única, Francisco Javier Egea, J.G. Ladrón de Guevara, Rafael Guillén, José Heredia Maya y Juan de Loxa; se representa Los Palos, del grupo La Cuadra de Salvador Távora, o una exposición de Juan Vida, se muestran las nuevas tendencias de diseño de Mariano Maresca o Julio Juste, los primeros poemas de Luis García Montero, se ve desfilar a estudiantes y obreros, que corean el nombre del decano «¡Lens, amigo, estamos contigo…!»

 

Lens, gallego, catedrático de griego, es uno de los personajes que se suma a la causa con un entusiasmo y un valor extraordinarios. Cuando he querido recordar su historia -hacía unos años que lo había visto en una playa de Carchuna con su familia y rememoramos aquella etapa- me he tropezado con una noticia desagradable: hacía unos meses que había muerto, de forma repentina, en aquellas aulas en las que dejó escrito con nombre propio una página de esta Crónica. Pasado el torbellino de la clandestinidad, Lens se retira discretamente al bando de los héroes anónimos.»

 

Jesús Lens hijo, hinchado como un balón.  

LA CONQUISTA DE LO INÚTIL

No sé si os acordáis que hace unas semanas os escribía sobre el libro de ni de coña iba a leer. Se trataba de ESTE  «Cualquier otro día», de Dennis Lehane, el autor que escribió el libro en que se basa la comentadísima «Shutter island».

 

Pues bien, como ahora salgo de viaje y voy a pasar muchas horas de aeropuertos, aviones, jet lag, largos recorridos, etcétera, etcétera, voy a leer dicha novela y ya os contaré. Pero ahora quiero hablar de otro libro, recién salido, hermosamente editado por una editorial que lleva por nombre Blackie Libros. Otro libro que, por supuesto, tampoco pienso leer. Ni de coña. Se trata de «La conquista de lo inútil», del director de cine Werner Herzog, del que hablábamos mucho y bien en ESTA reseña.

Un libro CA-PI-TAL
Un libro CA-PI-TAL

Y no pienso leerlo porque el autor habla de cine. Y sabéis lo me pasa con el cine. De hecho habla de una película, «Fitzcarraldo», que ardo por ver. Bueno, esa y todas las que Herzog hizo con Kinski. Y, si leo el libro, en que se cuenta el rodaje de una de las películas más misteriosas de la historia del cine, una película que es una obra homérica en sí misma, el desafío del hombre a la naturaleza… entraré en combustión espontánea por ver la peli. Y en mi última excursión a la FNAC no la encontré. Y no quiero piratearla. Y el libro tiene una pinta tan atractiva, tan interesante, tan fascinante… que me voy a frustrar enormemente.

 

Así que, ahí está. «La conquista de lo inútil». Atrayente desde el título. Me mira. Con descaro. Me reta. Me cita. Me atrae. Pero yo me resito. Porque soy un tipo duro…

 

Jesús Lens, a sabiendas de que lo inútil es la resistencia y de que terminaré cayendo en las garras de Herzog…