Mudanzas

Las mudanzas son cansinas, duras, aburridas y sacrificadas. Pero hacen falta. Uno está muy a gusto en su casa, pero, un buen día, se da cuenta de que se le ha quedado pequeña o de que está muy lejos del trabajo. De que no estaría mal probar a vivir en otro barrio, aunque sabe que va a echar de menos al vecindario.

Mudarse no es un capricho. Pero una vez que decides hacerlo, hay que liarse la manta a la cabeza y no pensarlo. Ya has buscado un piso nuevo, le has pintado las paredes, le has acomodado las habitaciones a tu gusto… y hay que trasladarse.

Una de las incógnitas que primero hay que despejar es la de qué hacemos con los muebles. ¿Nos los llevamos o los compramos nuevos? En la vida real, salvo que seas millonario, sólo hay una respuesta: llevarse los muebles viejos. Pero en la vida virtual es posible permitirse unas ciertas veleidades…

La de dejar los muebles en la casa antigua, por ejemplo. Item más, la de no poner la propia casa antigua en venta. Muy al contrario, ¿qué pasa si tenemos dos casas abiertas a la vez? Unos días dormimos en una y, otros, en la otra. Unos días comemos en la vieja casa, con los vecinos de siempre, y otros días comemos en la nueva.

Internet permite esto y más.

Así que, desde ahora, Pateando el mundo tienes dos casas abiertas y a su entera disposición. Y el tiempo dirá si la vida nos lleva a pasar más tiempo en una o en otra…

Fdo.- Patón en (permanente) tránsito.