LOS PRESIDENTES TAMBIÉN SUDAN

Mucho se está comentando la portada del Magazine de La Vanguardia del pasado fin de semana, en la que Zapatero, conocido como «La gacela de la Moncloa», aparece nuevamente corriendo.

 

¿Qué les parece la foto?

 

Yo, que soy un empedernido trotón, tengo que alabar el gusto del Presidente por retratarse en actitud atlética. Sobre todo, porque esta foto sí es real.

 

¿Se acuerdan de aquella otra, en que aparecía como flotando sobre una playa?

 

Yo creo que estas imágenes son el mejor ejemplo de la Crisis en que estamos sumidos. Hace unos años, ZP parecía levitar. Su paso era tan grácil y tan ligero que no dejaba huella en la arena. Hasta la sombra que proyectaba era etérea. Y los pulgares levantados, como replicando el célebre «España va bien» de Aznar.

 

Eran los años de la famosa burbuja, del crecimiento sin fin en que la economía volaba alto y nos creíamos eternos e indestructibles. Un virginal pantalón blanco servía para redundar en ese aspecto angelical de un gobierno querubín, inocente y virginal al que sólo parecían faltarle unas alitas blancas de algodón.

 

Sin embargo… fíjense en esta otra imagen.

 

Negro riguroso, el pie firmemente asentado en el suelo, hombros hundidos, paso corto y los puños apretados, como si estuviera esperando a un contrincante para pelear contra él.

 

Y en vez de una playa… una vivienda. Del paraíso natural pasamos a la pesadilla urbana, que parece pesarle al Presidente. Cara de esfuerzo, gesto crispado… ¡hasta podría parecer que el Presidente se ha hecho hombre y está a punto de romper a sudar!

 

Fíjense en que, cuando todo era bonito, la zancada presidencial se proyectaba hacia delante. Ahora que la realidad es desagradable, dura y complicada, la imagen nos muestra una angustiosa zancada trasera.

 

Supongo que todo esto puede ser casual.

 

O no.

 

Porque las imágenes siguen valiendo por mil palabras y éstas nos dicen mucho, muchísimo, sobre la realidad de las cosas.

 

Jesús Lens.