LAS VIDAS POSIBLES DE MR. NOBODY

Tenía muchas ganas de ver esta película, pero no encontraba ni el momento ni la ocasión. Y, como lleva estrenada desde hace muchas semanas, ya me había resignado a verla en casa.

Pero, por alguna extraña razón, “Las vidas posibles de Mr. Nobody” se ha ido aguantando en cartelera, un viernes detrás de otro.

Y, por fin, la vi.

Es curioso, con lo mucho que se ha hablado de “Origen”, lo poco que se ha hablado de “Las vidas posibles de Mr. Nobody”, con lo mucho que ambas tienen que ver, temáticamente hablando.

¿Sueño o realidad?

Tampoco es que sea un tema muy novedoso, por supuesto, pero en estos tiempos de realidades virtuales, avatares infográficos, redes sociales e inducidos paraísos artificiales, las diferencias entre la realidad, el sueño y la ficción cada vez son más difusas, de forma que es posible conocer más íntimamente a alguien que esté a trescientos o a tres mil kilómetros que a una persona a la que ves a diario.

Y, después, está el tema de las elecciones. De las decisiones. Del azar y la necesidad. Del Efecto Mariposa y de la entropía. Términos que pueden parecer abstrusos y más propios de filósofos (como Pep) que de espectadores de cine, normales y corrientes, pero que, a nada que lo pensemos, nos damos cuenta de que los usamos y conjugamos mucho más habitualmente de lo que creemos.

Porque la vida, además de puro azar, es una continua elección. El protagonista de la película, cuando era niño, tenía una teoría: mientras no elijas, todas las posibilidades están abiertas. Si no decides, todo es posible.

Pero, ¿cómo vivir sin tomar decisiones?

O te levantas de la cama, cuando suena el despertador, o sigues durmiendo. Así comienzan los días, habitualmente, para millones de personas. Y, después del clásico “y hoy, ¿qué me pongo?”, el día sigue siendo un continuo hacer. Y dejar de hacer. Porque elegir un plato del menú significa no haber elegido todos los demás que te podrías haber comido.

Por fortuna, el ser humano interioriza todo esto y, convertido en un autómata, consigue que sus días, y sus noches, transcurran plácidamente. Sin embargo, la vida, a veces muy cruel, nos obliga a elegir. Y a tomar decisiones. Trascendentales. De esas que pueden marcar el futuro de una existencia. En otras ocasiones, la muy caprichosa vida toma decisiones por nosotros que, de haber podido elegir, jamás habríamos aceptado.

Y en esta tesitura transcurre la muy interesante, a veces divertida, a veces demasiado discursiva, “Las vidas posibles de Mr. Nobody”. Es posible que le sobre metraje. Podría haber estado más condensada. Pero, ante la inanidad de una cartelera raquítica y escurrida como la estival, esta película es un golpe de aire fresco que se agradece tanto como el aire acondicionado en los días más tórridos de la ola de calor sahariano.

Valoración: 7

Lo mejor: la interesante propuesta de partida y las cuestiones meta-físicas que plantea. ¡Me gustan las películas que dan que hablar!

Lo peor: demasiado larga. Demasiadas revueltas. Demasiado.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.