La tomadura de pelo

Les confieso una maldad: hace unos días, cuando mi cuate Pepe me preguntó que a qué hora quedábamos para ir al Palacio de los Deportes a ver el partido del CB Granada-Covirán, le dije que prontito: quería ver cómo recibía el público a Luis Salvador.

Un par de día antes, el PP se había pirado gobierno municipal y los propios compañeros de Salvador en Ciudadanos, Manuel Olivares y Lucía Garrido, le habían dejado solo… con Huertas. Luis había sido trending topic nacional y las redes y los guasaps ardían de indignación.

La llegada de Salvador a la pista del Palacio fue absolutamente tranquila. Ni un pito, ni una mala palabra. Tampoco buena. Indiferencia absoluta. Con su proverbial talento, el alcalde empezó a saludar a diestro y siniestro, chocando puños, codos y repartiendo abrazos. Nadie diría que estábamos viviendo una situación berlanguiana, buñuelesca, esperpéntica, surrealista o, como denunciaba ayer Raquel Ruz, dantesca.

“Está acreditado que Sebastián Pérez tenía razón y que Luis Salvador le tomó el pelo”. Era el titular de portada del IDEAL de ayer, con palabras de Francisco Rodríguez, presidente del PP de Granada. “No podíamos seguir formando parte de este sainete”, insistía Rodríguez en grandes titulares extraídos de la entrevista de Quico Chirino.

“Decía mi abuelo que la palabra de un hombre es una escritura y vemos, por desgracia, que cada vez la palabra tiene menos validez para algunos políticos”, sostiene el presidente de los populares, refiriéndose a Salvador. “No podíamos seguir dando soporte a un alcalde que no cuenta con el apoyo de la sociedad, ni del pleno ni de sus propios concejales”.

Sigamos extrayendo perlas de Francisco Rodríguez, dirigidas al alcalde aupado al poder y sostenido ahí, durante dos años, por el propio PP y Vox: “Tenía 13 apoyos en junio de 2019 y hoy tiene uno”. O la imposibilidad de que el alcalde, “al que le gusta asistir a todos los eventos, esté en Guadix y atendiendo a los vecinos de la capital. Tiene que entrar en razón… en política se puede hacer de todo menos el ridículo”.

Y ojito a esto: “Granada no le va a consentir a Luis Salvador esta chulería que está teniendo… no puede atornillarse a un sillón porque no tiene el amparo de nadie”. A la vista de esta sarta de denuestos e improperios, ¿cómo es posible que Salvador siga siendo alcalde y que el PP granadino se esté marcando un Don Tancredo de manual? Me resulta inconcebible.

Jesús Lens