JUANJO GUARNIDO: NUESTRO HOMBRE EN PARÍS

En la columna de hoy de IDEAL hablamos de una de las grandes exposiciones del año en Granada…

 

El Gran Rash dejó un comentario en mi Blog, amenazándome de muerte si no iba a verla. Unos días después, estando en Marruecos, recibo una llamada. Era el visionario Colin Bertholet, recomendándome vivamente… que fuera a verla.

El caso es que hace un par de años ya la había visto, en la Semana Negra de Gijón. O creía haberla visto. Una gran exposición con los originales de Juanjo Guarnido para su premiada, alabada, exportada y memorable serie «Blacksad», protagonizada por un gato detective. Y es que la exposición que podemos disfrutar en el Crucero del Hospital Real, hasta el 3 de mayo, es más, mucho más que «Blacksad».

Por supuesto, están los mencionados originales. Pero, además, hay pósteres, carteles afiches, álbumes traducidos a los idiomas más inverosímiles, figuritas de plástico y escayola con las efigies de los protagonistas y originales de otros trabajos de Juanjo. Entre ellos, uno muy especial: una imagen de Salobreña que hizo cuando era crío y que, premiada en un concurso, fue publicada por IDEAL, como él mismo señala en la interesantísima entrevista que, en formato DVD, se puede disfrutar en uno de los extremos del espacio expositivo. (Y ya que hablamos de Tebeos, recordemos ESTE enlace, en que hablábamos de su cara más seria, amarga y comprometida)

Una entrevista de una media hora de duración en la que el artista granadino, radicado en París, desgrana los avatares de una carrera apasionante e interesantísima, como dibujante de tebeos o historietas (a él tampoco le gusta la denominación de «cómic») y como animador empleado por Disney. Una carrera portentosa que, alejado del ruido y la furia mediáticos, le han permitido participar en películas tan importantes como «Hércules», «Tarzán», «Atlantis» y «El libro de la selva II», dibujando a personajes como Hades, el padre de Tarzán, Helga o la mismísima Bagheera. Y da gusto escuchar declaraciones tan sencillas como sentidas. Por ejemplo, hablando de Helga, señala Guarnido que con ella hizo «algunos de los planos más chulillos de mi carrera».

Con total naturalidad, sin darle la más mínima importancia, Guarnido relata una carrera cinematográfica de la que muy pocas personas pueden presumir en este país. Y lo hace desde la humildad, reconociendo lo mucho que le sirvió su paso por la Facultad de Bellas Artes, aunque sus cuadros fueran infectos, según confiesa él mismo. Nada de despreciar la formación académica o de lanzar pullas a compañeros y/o rivales. Respeto y admiración. Y una defensa a ultranza del taller artesanal como fórmula de aprendizaje y creación, con el boca-oreja como sistema de transmisión de conocimientos. Y, por supuesto, loas y felicitaciones por lo que está consiguiendo en Granada la gente de Kandor.

Da gusto descubrir a artistas cuya obra es genial, reconocida, exitosa y, sobre todo, reacia a subirse a la cabeza de su autor. Que ya sabemos que a muchas estrellas, estrellonas y estrellitas, el sueño del éxito les produce monstruos ingobernables y terminan estrellados en un Paseo de la Fama tan marchita como efímera. E intrascendente.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros