Filomena al rescate

Ayer, en plena polarización semántica y discutiendo sobre el significado de los verbos rodear, penetrar y asaltar; precisamente me asaltó una duda ideológica sobre la que todavía no tengo certeza: ¿es Filomena de izquierdas o de derechas?

Filomena, ya lo saben ustedes, es el nombre que se le ha dado a la borrasca que atraviesa España estos días. Borrasca, frente frío, tormenta o, sencillamente, invierno. Y como en estos tiempos oscuros es necesario posicionarse siempre, en todo momento y en todo lugar, insisto con la pregunta: ¿de qué pie (ideológico) cojea la buena de Filomena?

Para unos, Filomena no está depositando la cantidad de nieve que esperaban. Estaba siendo un fraude. Un bluf. Tormenta ladradora y poco heladora que no responde a las expectativas. Para otros, sigue siendo una amenaza que, o nos la tomamos en serio, o dejará a cientos de personas varadas, incomunicadas y en precaria situación en las próximas horas. Discutir sobre Filomena sirve, en fin, para seguir tomándole el pulso y la temperatura a este anhelado 2021 que nos ha sorprendido entre coces y rebuznos.

Está bien hablar del tiempo, aunque sea de forma encendida. Supone una tregua, un balón de oxígeno, antes de conocer las nuevas e inevitables restricciones que conllevará la tercera ola de una pandemia igualmente ideologizada. Sabido es que el coronavirus es de izquierdas o de derechas dependiendo de la comunidad autónoma en que nos hallemos. En algunos territorios llega a ser incluso sedicioso y separatista. ¡Joío virus mutante!

Estar atentos a Filomena y seguir en tiempo real los cortes de carretera que provoca a su paso también nos aleja del Capitolio, Washington y la Casa Blanca. ¡Ay, Berlanga, en el año de tu centenario, cómo te echamos de menos! ¡Ay, Buñuel, qué desfasado ha quedado tu surrealismo! ¡Ay, Valle-Inclán, lo que están haciendo con tus esperpentos!

Releo lo que llevo escrito y me echo a temblar, no vaya a cabrearse el guionista de 2021, cargue las tintas con Filomena y nos meta, ella también, en algún lío gordo. De ahí que quiera saber si es de izquierdas o de derechas. Así podríamos preparar los argumentarios para insultarnos de forma clara y sencilla a medida que se vayan produciendo los acontecimientos, desde la falta de previsión y el tontunismo rampante de quienes conduzcan bajo la tormenta hasta la timidez y escasa decisión de las autoridades a la hora de tomar medidas.

Jesús Lens