LOS GÍMEZ

«Los Gímez son como el Buena Vista Social Club, como La Vieja Trova Santiaguera de Santa Clara.»

 

Así definió Lorenzo Lunar a este inmortal grupo de músicos que todas las noches toca su música y desgrana su arte en la terraza de «La Toscana», una afamada pizzería de la ciudad cubana. Llegan temprano, sobre todo, los más veteranos. Les gusta sentarse por allí a tomar una cerveza bien fría y charlar con los amigos, conocidos y clientes, tan accesibles y afables como sólo los cubanos pueden serlo. (Para ambientar esta entrada, les recomiendo repasar el Post dedicado a Lorenzo, Rebeca y el Barrio, o el especiíficamente fotográfico, siguiendo los enlaces.)

 

Cuando viajamos a Cuba, había algunos hitos obligatorios e imprescindibles en nuestro itinerario. Escuchar a los Gimez era uno de ellos. ¡Cuántas veces, tomando copas con Rebeca y Lorenzo, en la terraza del Don Manuel gijonés o en los bares del Sacromonte granadino, nos han alabado el buen hacer de esa banda, los Gimez!

 

Por eso, nuestra primera noche en Santa Clara la pasamos con ellos, tomando cervezas Bucanero y Cristal bien frías. Los Gimez. Nada más ver a Lorenzo, el director musical del grupo, Don Vicente Gimeránez, una de esas personas a las que su apostura natural te invita, con total naturalidad, a usar el «Don» antes de su nombre, se acerca a la mesa y, tras saludarnos a todos, comienza a charlar sobre una rocambolesca historia acaecida tiempo ha y que el grupo ha convertido en canción: el Gogomóvil.

 

A partir de ahí, charla fluida y anécdotas trufadas de risas y bromas hasta la hora de empezar a tocar. Seis músicos en escena. Los más veteranos, con unos instrumentos añejos y llenos de solera. Y comienza la música. Impresionante. Un grupo que, en España, estaría llenando teatros, estaba allí, tocando plácidamente en la terraza de una pizzería, para nuestro deleite y el de otros cuantos afortunados espectadores.

 

Se levantan unos chavales de una mesa próxima y se arrancan a bailar. Uf. Esa forma de menearse no se aprende en academias o cursos. Ese movimiento es tan natural como respirar, comer o dormir. ¡Qué arte!

 

Y, de pronto, uno de los músicos se pone en pie y dice que va a dedicar el siguiente tema a Lorenzo Lunar, el conocido escritor. En España, eso significa que cantan una canción del repertorio mirando, de vez en cuando y con ojitos de cordero degollado, al homenajeado. En Cuba, dedicarle una canción a alguien es improvisarle, sobre la marcha, diez minutos de letra rimada sobre distintas facetas de su vida, su personalidad, su obra y su familia. Ahí. Con un par. Y a pelo.

 

Ni que decir tiene que, impactados, nos rompemos las manos aplaudiendo después de tamaño regalo, hecho a nuestro gran amigo. ¡Qué pena no haberlo grabado! Nos sentimos absolutamente privilegiados por haber disfrutado de uno de esos momentos que se perderán en el tiempo, como lágrimas entre las gotas de lluvia.

 

Al terminar su actuación, felicitamos a los músicos y estrechamos unas manos que llevan décadas haciendo magia. Un honor haber podido disfrutar de un concierto de Los Gimez. ¡Qué razón tenías, hermano! Grandes. Los Gimez.

EL MURO

Gregorio, el Blogrredor, me manda este vídeo, que quiero dedicar a mi amigo Antonio Lozano, que tanto nos ha contado sobre este tema y con quien hablaremos el 24, en este evento, sobre «El viaje de la Inmigración». Les esperamos. (Si no ven la pantalla completa, PINCHEN AQUÍ para ver el vídeo íntegro)

¡Y no dejen de dejarnos on line sus preguntas para Zhag Yuan!

 

HASTA DONDE EL CINE NOS LLEVE

Jueves festivo en Granada. Corpus. Y con resaca. Ayer estuve con unos amigos, de bares y birras. Además, me fui de librerías. Vi un partidazo de baloncesto, salí a correr y estuve viendo una exposición de fotos de Zhang Yuan, junto con alguna de sus películas. Y escribimos sobre todo ello.

 

Somos así. Un caos. Y la resaca de hoy es más que justificada.

 

Así que, pocos momentos mejores que éste para presentar en sociedad el fruto de muchos meses de trabajo caótico, apasionado y excitante.

 

Hablamos.

 

Jesús Lens.

CUAVERSOS CHINOS, ZHANG YUAN Y OTRA CITA

Porque esta semana será china, vamos con estos versos de Liu Yuxi:

 

No piense que es tarde

cuando el sol poniente

toca la cabeza de las moreras;

la puesta del sol todavía

puede iluminar el cielo que enrojece.

 

¿Por qué digo que la semana será china?

 

Porque el domingo que viene, día 14 de junio, a las 20 horas, en el Centro Cultural de CajaGRANADA en Puerta Real (ojo, Puerta Real, junto al Teatro Isabel la Católica), éste que os escribe va a charlar, cara al público, con Zhang Yuan.

 

¿Quién es él?

 

Pues un fotógrafo y director de cine chino muy interesante, que hace video clips, documentales y películas de ficción.

 

Hoy miércoles se inaugura la exposición de sus fotografías y la exhibición de sus vídeos y películas en dicho Centro Cultural, y, como os digo, el domingo tendremos un encuentro con él, cara a cara.

 

Vale.

 

Es Corpus y es domingo. Pero, bien pensado, ya estaremos hartos de casetas, sevillanas, finos y faralaes. Y, de estar en la Costa, de Turismo Rural, las 20 horas es una hora más que decente para estar de vuelta en Granada, evitando colas y atascos. Sobre todo porque, además de conocer a este interesantísimo artista, comprometido y que hablará de temas como el aniversario de la matanza de Tiananmen, por ejemplo.

 

Anímense y nos vemos. Que conocer un poquito más de China siempre es atractivo.

 

Jesús Lens  

BANGKOK 8

Cuando escribí la reseña de esta novela, nunca se me ocurrió pensar que David Carradine la iba a poner de tanta actualidad.

 

«Bangkok 8», una impresionante novela de John Burdett sobre una trama criminal en una de las ciudades más corruptas del mundo, y en la que la industria del sexo tiene mucha, pero que mucha importancia. Imposible sustraerse al influjo de los viajes. ESTO publicábamos el domingo y ahora… lean, lean.

 

Resulta de lo más ilustrativo leer las páginas que Burdett dedica al Barrio Rojo de Patpong después de haberte dado una vuelta por sus calles oscuras y haber recibido innumerables ofertas para presenciar los célebres y sórdidos «Ping pong shows» o «Banana shows» o para disfrutar de un sensual masaje tailandés, con o sin final feliz . Y es que la facturación anual de la industria del sexo es casi el doble del presupuesto anual del gobierno tailandés, ahí es nada.

 

Y luego están, por supuesto, los transexuales, los célebres katoy, no en vano, en Tailandia se encuentran las más prestigiosas clínicas especializadas en cambio de sexo. Porque nada es eterno y todo es susceptible de mutar, como Sonchai se encargará de descubrir en su atípica, pero impecable y magistralmente narrada investigación.

 

La reseña completa la tienen en la estupenda página Revista de Jazz, que podéis consultar siguiendo el enlace señalado.

 

Espero que os guste.

 

Jesús Lens.

 

PD.- ¿Ven como la novela negra y criminal camina a lomos de una realidad que siempre tiende a superar cualquier ficción?