Bienvenido, Santiago

No te podrás quejar, querido Santiago, de cómo te ha recibido nuestra ciudad el día de tu toma de posesión en el Consejo Social: con el más perfecto y acabado ejemplo de la política municipal de estos últimos meses.

Visto lo visto el pasado jueves -y escuchado lo escuchado lo escuchado- ya sabes a lo que te enfrentas. Y desde el primer minuto. ¡Esto es lo que hay! Por desgracia.

 

Como granadino, siento vergüenza ajena por la lamentable bienvenida que te depararon las diferentes fuerzas políticas de esta ciudad, convirtiendo tu toma de posesión en una muestra más del empobrecedor cainismo que nos invade y del nefasto postureo al que se prestan los unos y los otros, utilizando cualquier momento, excusa o razón para echarse los trastos a la cabeza.

 

¿Estás siguiendo el proceso interno del PP, de cara a su próximo congreso provincial, entre (presuntas) amenazas, broncas, peleas, discusiones e incluso agresiones? No sé, pero me da a mí que esta gente se ha equivocado al buscar en Google información sobre la Escuela de Chicago y, en vez de leerse las entradas sobre su célebre arquitectura o la economía de libre mercado propugnada por Stigler y Friedman, se han quedado en Al Capone y compañía.

Pues este es el nivel, Santiago. Al alcalde Cuenca, que ejerce su cargo desde una inmensa minoría, le acusan de no gobernar. Pero luego, cuando gobierna, le acusan de no consensuar. Pero es que cuando intenta consensuar… ¡no le hacen ni puñetero caso! Y así, nombramientos tan importantes como el tuyo o el de Heras Casado en el Festival de Música y Danza, que nos enorgullecen y nos dan moral y esperanzas a la mayoría de los ciudadanos; vienen empañados por el politiqueo de más baja estofa.

 

Te imagino más o menos enterado de todo esto, pero ahora mismo podríamos identificar el papel de Cs, Vamos Granada e IU en el Ayuntamiento de Granada con el del perro del hortelano, que ni come ni deja comer. El PP, nihilista total, diciendo que no a todo. ¡Faltaría más! Y el PSOE, oscilando entre el dontancredismo paralizante en temas capitales y el empeño heroico en asuntos menos lucidos, pero igualmente necesarios.

Querido Santiago, llegas al Consejo Social en un momento muy complicado para Granada. Y, precisamente por eso, tu concurso va a ser más necesario que nunca. ¡Bienvenido!

 

Jesús Lens

Granada Paradiso

Hay determinadas conjunciones de palabras que, literalmente, me provocan pánico. Así, expresiones como parque temático, centro de ocio o todo incluido me suenan a antesala del infierno.

Una gala de inauguración/clausura/celebración, por su parte, también es susceptible de convertirse en algo aterrador. Reconozco, pues, que fui con resquemor a la gala inaugural del festival Granada Paradiso, el nuevo festival de cine mudo y clásico que, impulsado por el Ayuntamiento de Granada, dirige Juan de Dios Salas.

 

Resquemor que, al minuto y medio de comenzar la gala, se había evaporado. Por completo. Porque las dos horas que nos deparó Cinema Paradiso el pasado martes fueron para enmarcar. Y para guardar en el recuerdo.

 

Juande consiguió convertir el Teatro Isabel la Católica en un auténtico Nickelodeón de principios del siglo XX en el que pudimos disfrutar, en pantalla grande y en unas extraordinarias condiciones de proyección, de una joya del cine mudo como es “Asalto y robo de un tren”, posteriormente reinterpretada en un divertido número que contó con la participación del público.

Dos horas de descubrimiento y emoción en las que Juan de Dios Salas se disfrazó de Explicador, una mezcla de narrador, contador de historias e historiador que nos condujo a un fascinante viaje a los orígenes del cine. Pocas personas hay en nuestro entorno que, como Juande, sepan conjugar en sus presentaciones el rigor científico, la claridad expositiva y el humor irónico. Es uno de los grandes privilegios que tenemos en esta ciudad y, en Granada Paradiso, ha encontrado un inmejorable vehículo para dar continuidad a su modélica labor al frente del Cine Club Universitario, como el pasado martes pudimos comprobar los asistentes a un abarrotado Teatro Isabel la Católica. Un tema del que ya les hablé en esta columna de IDEAL: Lecciones magistrales de cine. Así que no me digan que no estaban avisados.

 

El único pero, para mi gusto, el excesivo protagonismo de las secuencias dedicadas a Granada, imagino que fruto de ese Bonitiquismo que nos invade de un tiempo a esta parte. Pero, insisto, el pistoletazo de salida a Granada Paradiso resultó excepcional, con un gran José Ignacio Hernández al piano.

Ahora solo queda seguir acompañando a Juan de Dios Salas y a su equipo en las proyecciones de un extraordinario cine mudo que, ya verán ustedes, tiene mucho que contar, haciendo pasar al espectador momentos maravillosos e inolvidables. Y las charlas y conferencias. Y la exposición de carteles soviéticos. Que Granada Paradiso es una propuesta de amplio alcance y muchas dimensiones. ¡Enhorabuena!

 

Jesús Lens

Más sobre el exilio cultural

Hablábamos hace unos días sobre los efectos económicos que tiene el exilio cultural en esta columna publicada en IDEAL: al costarte un pastizal las salidas culturales a Málaga o Sevilla, cuando vuelves a casa te conviertes en fervoroso seguidor de la Cofradía del Puño Cerrado, tendiendo a no gastar ni en pipas. Hoy vuelvo sobre ello, en el periódico.

Pero es que, además, una oferta cultural que invita al peregrinaje a otras ciudades tiene unos efectos psicológicos nefastos para los amantes del arte y melómanos, cinéfilos y letraheridos que se mostrarán cada vez más ajenos a lo bueno que ocurre en su entorno.

 

Por ejemplo, estando de viaje, hacemos esfuerzos sobrehumanos por ver el mayor número de monumentos posible, tratando de llegar a todas las iglesias, retablos, almenas y torreones a nuestro alcance. Al volver a casa, sin embargo, nos relajamos tanto que, en ocasiones, es necesario que venga algún familiar o amigo para animarnos a comprobar cómo ha quedado el Palacio de Dar al-horra tras la rehabilitación. O aprovecharemos la presentación de un libro para descubrir esa joya que es el Cuarto Real de Santo Domingo.

Así, si te has visto tres películas en un fin de semana, en Sevilla; has disfrutado de un par de exposiciones potentes en Málaga o te has emocionado en la ópera, el ballet o en en un musical, en Madrid; cuando vuelves a casa tienes una placentera sensación de deber cumplido. Has saciado tu ansia cultureta y, lo que te pide el cuerpo, es sofá, mantita, un buen libro, repasar el catálogo de la exposición recién disfrutada, gozar de la versión extendida de un clásico en DVD o pegarte un maratón de series en Netflix.

 

De esa manera, un buen día te encuentras con que el periódico dice que está a punto de terminar la muestra “Abstracción Andaluza. 1957-1982”, en el Centro Lorca o que la exposición con las fotografías de Louis Faurer en el Centro Guerrero ha sido un éxito. Y tú, que te has visto todos los Murillos de Sevilla y has vuelto loco al GPS tratando de llegar a una recóndita galería de arte malagueña para ver a un prometedor artista local; te las has perdido.

Que no pasa nada, pero que es otro efecto colateral de un exilio cultural que, por desgracia, nos lleva a estar mucho más pendientes de lo que pasa por ahí fuera que en casa.

 

Jesús Lens

A falta de Plan…

Hay un episodio de “House of cards” en que el inefable Frank Underwood, cuando todavía no era presidente de los Estados Unidos, encierra a los miembros de una comisión legislativa en una sala, obligándoles a entregar sus móviles, tabletas y dispositivos electrónicos a la entrada. Bloquea las puertas y les dice que de allí no salen, ni vuelven a comunicarse con el exterior, hasta que alcancen un acuerdo. Y así comienzo hoy, en IDEAL, para hablar de un tema sangrante.

El ministerio de Hacienda vuelve a insistir con Granada, dándonos de plazo hasta el 29 de abril para presentar un plan de saneamiento creíble de las cuentas municipales que permita acogerse a una moratoria de tres años en el pago de una de las deudas más voluminosas del Ayuntamiento: el plan de pago a proveedores.

 

Siento lo cacofónico de todo esto, que es difícil aclararse con el plan de pago diferido de las cantidades adeudadas por el plan de proveedores. El hecho es que, como hemos comentado en varias ocasiones, el Ayuntamiento está pocho de deudas y que, hoy por hoy, con un presupuesto prorrogado por segundo año consecutivo, la deuda seguirá engordando. Hasta hacerse bola.

Que es necesario un golpe de timón en las finanzas municipales, no lo duda nadie. Hacia dónde hay que girar la nave y quién debe ejecutar dicho movimiento, es lo que está en cuestión.

 

Baldomero Oliver, se ha comprometido a presentar un documento de trabajo a la comisión de Economía del Ayuntamiento, el llamado Plan B, el próximo día 25 de abril. Ese día, se supone, los demás miembros de esa comisión deberían llevar sus propuestas de ahorro en el gasto y de incremento en la recaudación. ¿Qué tal si desde ese día se encierran en alguna dependencia del consistorio, comprometiéndose a no salir hasta alcanzar un acuerdo?

Estamos en un momento crucial en la historia de esta ciudad, arruinada por la nefasta gestión del anterior equipo de gobierno y sin que los actuales munícipes hayan hecho nada por revertir la situación. Es hora de dejarse de mascaradas –y de macarradas-, de arremangarse y de ponerse a trabajar. Hasta consensuar un Plan. Que va a ser incómodo, costoso y doloroso para los ciudadanos. Pero que resulta imprescindible.

 

Y, si no son capaces de llegar a un acuerdo, que recuerden nuestros concejales la sabiduría popular, a modo de aviso para navegantes: a falta de Plan, buenas son tortas… ¿Se acuerdan de que lo decíamos AQUÍ, hablando del banquillazo al Ayuntamiento por su fracaso en la gestión económica? Pues insistamos…

 

Jesús Lens

Metáforas animales

Les hablaba yo de “Cantábrico” en esta columna porque el documental de Joaquín Gutiérrez Acha, además de ser fabuloso, incluye una serie de pequeñas historias sobre diferentes animales que se convierten en auténticos microrrelatos cargados de sentido y significación. Y de ello hablo hoy en IDEAL, que sigo muy enganchado a los temas de naturaleza tras el fastuoso viaje por tierras de Doñana y Huelva de estos días, y que he contado en varias columnas del periódico que podéis enlazar desde AQUÍ.

Podría hablarles de la solidaridad de los lobos durante la caza del ciervo y de cómo el líder de la manada es el que se más se arriesga, jugándose la vida al enfrentarse a la cuerna del animal herido que lucha por sobrevivir. ¡Un líder, arrimándose y apostándose el cuello para cobrar la presa y, de esa manera, mantener el respeto de la manada!

 

Pero el lobo está muy trillado, desde los tiempos de Esopo, Caperucita y Félix Rodríguez de la Fuente. Así las cosas, ¿qué tal si nos quedamos con la historia del gusano, el capullo y las laboriosas hormigas?

Gutiérrez Acha, naturalista y documentalista español que ha trabajado para la BBC y National Geographic, filma espectaculares secuencias aéreas que muestran cabras monteses, rebecos, osos o urogallos y sumerge al espectador en las aguas de los ríos de montaña para contar la historia de los salmones. Pero las secuencias protagonizadas por insectos también resultan espectaculares. Por ejemplo, la de ese gusano que cae al suelo desde la flor en que ha nacido, y al que se acercan, amenazantes, las siempre activas y trabajadoras hormigas.

 

El gusano segrega una sustancia, en forma de apetitosa bolita nacarada, que resulta ser ambrosía para las hormigas: la prueban y enloquecen de gusto. De hecho, se ponen tan eufóricas que se llevan consigo al gusano, resguardándolo en el hormiguero donde lo cuidarán durante todo un año, como si fuera uno de las suyas.

El gusano, a lo largo de ese tiempo, se alimentará de los huevos de las hormigas que, ignorantes, lo siguen alojando con cariño, mimo y delectación. Llega un momento en que el huésped se convierte en capullo. Y de él surge una hermosa mariposa, para sorpresa -y no poco escándalo e indignación- de unas hormigas que, sintiéndose engañadas, tratarán de atacarla. Pero la mariposa, avisada por su código genético, no tardará en localizar la salida del hormiguero para echarse a volar en busca de una flor en la que depositar sus huevos; dando comienzo, de nuevo, a uno de esos inmutables ciclos de la vida salvaje que tanto, tantísimo, se asemejan a ciertos comportamientos humanos.

 

Jesús Lens