SIETE MANERAS DE MATAR A UN GATO

«Hay siete formas de matar a un gato…

Pero a la hora de la verdad sólo hay dos maneras: por las buenas o a la brava.»

¿No es una excelente manera de comenzar una novela?

Esas palabras de El Chueco marcan el comienzo de una excepcional novela de Matías Néspolo sobre la que, si queréis saber algo más, podéis seguir leyendo AQUÍ, en el Blog de nuestra querida Asociación NOVELPOL.

¡Anímense a leer otras novelas, distintas a las habituales! Ésta, publicada por Los libros del lince, lo es.

 

Jesús Lens.

TODO EL AMOR Y CASI TODA LA MUERTE

Hace unos días, desde la Semana Negra de Gijón y en caliente, comentaba la honda impresión que me produjo la presentación de la última novela de Fernando Marías, “Todo el amor y casi toda la muerte”, galardonada con el Premio Primavera de Novela, como podéis leer AQUÍ.

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Por tanto, en cuento llegué a la playa y me recuperé de los excesos cometidos durante el evento cultural gijonés, me abalancé sobre él, sabiendo que me iba a encontrar una novela muy especial, uno de esos libros que, nada más comenzar a leerlos, sientes como si estuvieran escritos directamente para ti.

Dado que el autor tuvo el buen gusto, durante su presentación, de no hablar del libro, me excusaréis si en esta reseña no comento el típico “de qué va” que os pueda servir para animaros (o disuadiros) de leer “Todo el amor y casi toda la muerte”. Si me conocéis y habéis leído hasta aquí, ya sabéis que sólo os queda lanzaros a la librería más cercana, comprar el libro y devorarlo, como hice yo, en dos o tres sentadas, en menos de 24 horas. Y lo curioso es que, siendo el mar uno de los protagonistas de la novela, a veces amenazante, ominoso y siniestro; a veces fecundador, luminoso y fuente de vida, leí la historia de Sebastián, Vera, Gabriel, Leonor y Tomás íntegramente a orillas del Mediterráneo, dejando el libro sobre la toalla para lanzarme de cabeza al agua y nadar, bucear y sentir algunas, muchas de las cosas que cuenta Fernando en este libro exquisito.

De todas formas, antes de sumergirte en sus adictivas y excitantes páginas, haz un pequeño-gran ejercicio: sitúate frente a un espejo y siéntate. Date cinco minutos para mirarte a ti mismo a los ojos y bucea por dentro de ti. Busca esos fantasmas, esos espectros que ya forman parte de ti, que se han ido incorporando a tu vida a lo largo de los años. Enfréntate a ellos, en el mejor sentido de la expresión “enfrentarte”. Míralos cara a cara y deja que te hablen. A ver qué te cuentan.

Porque todos somos portadores de fantasmas y espectros. Todos tenemos presencias dentro de nosotros que nos hablan, nos preguntan, nos exigen y nos interrogan. Lo más habitual es hacer lo posible (y, a veces, hasta lo imposible) por no escucharlos, por hacerles de menos, por olvidar que existen.

Pero están ahí.

Leer “Todo el amor y casi toda la muerte” puede servir como una especie de exorcismo personal, tal y como comentó Marías hablando sobre su concepción y origen. Pero, ojo, no se trata de una novela intimista en la que el autor habla primero de él, después de sí mismo y, más tarde, otra vez de él. Cuánto hay de sí mismo en cada personaje es algo que sólo Fernando puede saber. Para el lector, la novela es un perfecto artefacto de relojería en el que los personajes, con una entidad y una solvencia propias, se encuentran y desencuentran al modo de las grandes películas del cine negro norteamericano, con “La mujer del cuadro”, “Rebeca” o “Laura” como referencia. Una historia de pasiones cruzadas en las que el tiempo y el espacio son permeables, desarrollándose la trama entre un pequeño pueblo del norte de España, Madrid y la Cuba en guerra de principios del siglo XX. Entre un caserón gótico, un barrio cualquiera de una gran ciudad y la selva de un país caribeño. Una historia llena de giros, quiebros y requiebros en la que todos los personajes evolucionan, cambian y se transforman.

“Todo el amor y casi toda la muerte” es un libro prodigioso, alta literatura de poderoso octanaje que nos trae al mejor Fernando Marías. Un Fernando del que ya esperamos, ansiosamente, un nuevo trabajo.

Y, desde luego, si tienen la ocasión de verle actuar en vivo y en directo, ni lo duden. Una experiencia de lo más estimulante y excitante. Y uno ya va estando curtido en esas lides. Palabrita de niño…

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

¡LEE!, ACONSEJAN LOS AUTORES DE LA SEMANA NEGRA

Amigos, hoy estoy muy contento. Los periódicos del grupo Vocento publican ESTE reportaje, que reproducimos a continuación. A ver si os gusta.

La Semana Negra del año 2010, que ya cumple su vigésimo tercera edición, se pone en marcha el día 9 de julio, desde la estación madrileña de Chamartín, con un nutrido grupo de escritores, periodistas, críticos y aficionados al género negro y criminal abordando ese famoso Tren Negro que les conducirá a Gijón, convertida durante diez días en la capital oficiosa de las letras policíacas internacionales.

Pero no sólo de asesinos, policías, ladrones y corruptos literarios vive Gijón estos días. Hace años que la Semana Negra amplió sus horizontes, para albergar a lo más granado de otros géneros de la literatura popular, como la novela histórica o la ciencia ficción. Además, para dar fe de la amplitud temática de uno de los encuentros culturales más populosos de Europa, las exposiciones que se podrán disfrutar este año van de los originales del famoso cómic “100 balas” a los soldaditos de plomo, el Fotoperiodismo y una selección de piezas arqueológicas mexicanas, con la colaboración del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.

Diez días de presentaciones, tertulias, charlas y mesas redondas esperan a los autores y a los lectores, en un marco desenfadado y accesible en el que los aficionados a la literatura están más cerca que nunca de sus escritores de cabecera. Diez días en que también habrá tiempo y lugar para disfrutar de conciertos, cine, recitales de poesía, proyecciones multimedia de reportajes de fotoperiodismo, concursos de gastronomía y un etcétera tan largo como el lector sea capaz de imaginar. Porque Semana Negra es absolutamente inabarcable. Eso sí. Con la palabra como piedra angular de un tinglado que atrae a miles y miles de visitantes cada año.

En este marco, hemos querido saber qué leen los escritores que, este año, participan en Semana Negra. Tras el fenómeno Larsson, que el pasado verano tiñó de negro las playas de toda España gracias a la apasionante historia de la singular Lisbeth Salander, ¿qué nos recomiendan los autores para este verano? Y, trascendiendo la inmediatez y las novedades de un mercado editorial a toda máquina, ¿qué libro no podría faltar en su biblioteca, sin que ésta corriera el riesgo de venirse abajo?

Empecemos por el conocido como Jefe de la Banda, el astur-mexicano Paco Ignacio Taibo II, director de Semana Negra y principal culpable de que lo viene pasando en Gijón en los últimos veintitrés años. Para el verano, su recomendación es “El humo en la botella”, de Juan Ramón Biedma, publicada por la editorial Salto de Página. Una novela protagonizada por un grupo de locos que, en una Sevilla pesadillesca, intenta organizar un secuestro demencial. Y como clásico imprescindible, PIT II también elige a un latino: “Conversación en la catedral”, de Mario Vargas Llosa.

Otro clásico de las letras negras, Lorenzo Silva, se muestra más ecléctico, fiel al espíritu mestizo de Semana Negra. Nos recomienda “Lausana”, de Antonio Soler, “una novela intimista, protagonizada por una mujer, de una hondura extraordinaria y magistralmente escrita, para compone un excepcional retrato femenino”. Y como clásico, uno muy apropiado para la ocasión, por los colores que tiñen su título: “Rojo y Negro”, de Stendhal.

De los más veteranos nos vamos a uno de los autores noveles en Semana Negra. El cordobés Francisco José Jurado señala “El poder del perro”, de Don Winslow, como el título del verano. Una novela que se desarrolla en la frontera entre los Estados Unidos y México, poniendo el acento en la llamada Guerra contra las Drogas que ya se ha cobrado la brutal cifra de más de 20.000 muertos. Una novela que, como señala Jurado, “se adelanta a la tragedia que actualmente vive esa peligrosa línea que separa el primer mundo del tercero; porque nos anticipa el feo porvenir que ya despunta en el horizonte. Además, porque tiene una labor de documentación, una urdimbre en su estructura y un trabajo literario que deben ser destacados”.

Como clásico imprescindible, “Cosecha roja”. Aunque no sea el título más conocido de Dashiell Hammett, “para un escritor de novela negra es un libro iniciático, por cuanto pone las bases y la estructura de eso que damos en llamar «novela negra actual», en especial, al remarcar las aristas sociales que hacen posible la comisión de un delito”. Efectivamente, el escritor norteamericano es uno de los pilares esenciales sobre los que se asienta el género y títulos como “La llave de cristal” o “El halcón maltés” forman parte de la historia de la Literatura, con mayúsculas. No es de extrañar, por tanto, que la Asociación Internacional de Escritores Policíacos bautizara con su nombre al Premio más importante de las letras negras escritas y publicadas originalmente en castellano: el Premio Hammett que se falla, precisamente, durante la Semana Negra.

Fernando Marías, reciente ganador del prestigioso Premio Primavera, cambia de tercio en sus recomendaciones. Para este verano nos recomienda un libro de viajes: «Asturias para Vera», de Ricardo Menéndez Salmón, publicado por Imagine ediciones y galardonado con Premio Llanes de Viajes 2010, “porque da la vuelta por completo al concepto de literatura de viajes”. Y como libro capital de su biblioteca, “Frankenstein”, de Mary Shelley, “porque contiene todos los temas (o casi), todos los géneros (o casi), y todas las historias (o casi)”. ¡Casi nada!

El multipremiado escritor argentino afincado en Barcelona Raúl Argemí, por su parte, se muestra contundente, claro y diáfano en sus recomendaciones: “Homer y Langley”, de E. L. Doctorow, en la que se cuenta la historia de dos excéntricos hermanos aquejados de un brutal síndrome de Diógenes. Y, como lectura obligatoria, “Moby Dick”, de Melville.

El hispano argentino Carlos Salem, finalista este año del mencionado Premio Hammett con su imprescindible “Pero sigo siendo el rey”, se decanta para este verano, también, por “El humo en la botella”, de Juan Ramón Biedma. Y ello “porque resulta inquietante lo que plantea y no es cuestión de pasarse el verano leyendo libros sobre vampiros castos y otras chorradas. El que quiera algo que asuste de verdad, que lea a Biedma”. Y como Imprescindible, “El Largo Adiós” de Raymond Chandler, otro de los pilares básicos del género, al considerarla “una gran novela, de esas que no pasan y mejora cada vez que la lees de nuevo”.

Otro de los finalistas del Premio Hammett de este año, el argentino Guillermo Orsi, habla como lector. Y nos dice lo siguiente: “de Carlos Salem -de quien sólo he leído una novela y no creo vivir lo suficiente como para leer todo lo que escribe- recomiendo «Matar y guardar la ropa». Imaginación, diversión y profundidad en una trama que tiene más de una vuelta de tuerca y sale más que airosa, con una prosa siempre cuidada y de grata lectura. También y pese a que no le he terminado de leer -nunca termino de leer lo suficiente al genial Juan Ramón Biedma: «El humo en la botella».

Por cuanto a los Imprescindibles, Orsi también se decanta por los clásicos sudamericanos, Cortázar, Vargas Llosa, Benedetti, Roa Bastos, Rulfo… “y tantos, claro, que ayudan a empezar desde abajo, como cadetes de oficina, el duro y apasionante oficio de la literatura”.

Cambiando de tercio, le preguntamos a Paco Camarasa, librero y activista literario que, desde su librería “Negra y Criminal”, conecta La Barceloneta con el resto del orbe literario. Comenzando por su clásico de referencia, Camarasa también de decanta por “Cosecha roja”, de Hammett. Sus razones: “Porque fue el primer libro policíaco que al terminarlo, lo cerré, miré la portada y me dije: esto es otra cosa, esto es lo que me gusta.” Y como recomendación para estos meses, otro clásico, recién reeditado por Seix Barral: “Triste, solitario y final”, de Osvaldo Soriano. Una fantástica novela crepuscular en la que Raymond Chandler se da la mano con el Gordo y el Flaco y cuya exquisita literatura está a la altura de uno de los títulos más evocadores que se pueden imaginar.

Como el lector habrá podido comprobar, hay títulos que se repiten, clásicos indiscutibles y recomendaciones que pueden sorprender al más pintado. Es lo bueno de la literatura: siempre hay un libro adecuado para cada persona y para cada situación. Y ahora… ¡a leer!

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

LA GANGSTERERA NO SE ACABA NUNCA

Podíamos leer un increíble editorial en El País de hace unos días, sobre la llegada al ayuntamiento de Reikiavik de un outsider que, tras fundar el Mejor Partido de Islandia, ganó las elecciones municipales de la capital islandesa con el 34,7% de los votos.

¿Sabéis cuál fue uno de los compromisos y exigencias que planteó a cualquier partido que quisiera gobernar en coalición con él?

Que todos sus miembros hubieran visto las cinco temporadas de la serie televisiva “The wire”.

Y, efectivamente, los miembros del partido socialdemócrata que pactaron con Jon Gnarr se vieron la serie de David Simon. ¡Hasta ahí llega la influencia de una de la serie más reverenciada, citada y glosada de la historia de la televisión!

Cuando nuestro querido y añorado Zeki hizo público que resucitaba la Gangsterera, de inmediato me volví a poner a sus órdenes.

Dentro de unos días me voy a la Semana Negra de Gijón. Creo que, con la de este año, van para nueve ediciones consecutivas de rendida visita a la Capital Mundial de la Novela Negra y Criminal. Y ello se lo debo, en buena parte, a Zeki y su Gangsterera, en la que empecé a publicar artículos, reseñas, entrevistas y reflexiones que llegaron lejos, muy lejos.

Por eso, cuando hablamos de escribir algo de cine para el primer número de la nueva etapa de la Gangs, era obligado empezar por esa serie, “The wire”, erigida en paradigma de una nueva Edad de Oro de la televisión.

Dicho y hecho.

AQUÍ tenéis esas reflexiones y, AQUÍ, la nueva Gangs.

Ponedla en Favoritos.

No os arrepentiréis.

Jesús Lens, siempre bajo escucha.

EL HUMO EN LA BOTELLA

“La mayoría de la gente se pregunta qué sería de su vida si no hubiera tomado ciertas decisiones equivocadas; si él anulaba todos los errores que había cometido, no le quedaría vida que cambiar.”

Pocas veces una frase puede describir tan bien, y de una forma sólo aparentemente sencilla, la existencia al límite de un loco, un chiflado. Porque los protagonistas de “El humo en la botella”, la última novela de Juan Ramón Biedma, recién publicada por la siempre atenta editorial Salto de Página, son todos unos dementes. Unos dementes de libro. Clínicamente certificados, o sea. (Más de Biedma, AQUÍ)

Locos de atar, como diría alguien que no conociera el fascinante, denso, abigarrado, oscuro y barroco universo literario de Juan Ramón Biedma. Como una cabra. Porque Juan Ramón nutre las páginas de su inquietante bibliografía con esos locos que, en un mundo como el que nos ha tocado vivir, quizá sean los más cuerdos. Los más clarividentes. Los más iluminados.

Sevilla, convertida en territorio mítico de un Biedma absolutamente desatado, presenta un aspecto tan desolado como desolador, oscura por los continuos apagones, miserable por cuanto a las casas en ruina, los desmontes, los solares abandonados, los edificios carcomidos, las calles desiertas en unas madrugadas que, por fortuna, nada tienen que ver con las famosas y angustiosas Madugrás…

Y en ese espacio, los Anube, Mengele, Peña, Boris o Eme se conducen en una aventura tan imposible como su futuro. Todos ellos son deshechos de una sociedad no apta para hipersensibles, hiperactivos, superdotados, esquizofrénicos y paranoicos. Porque los manicomios han cerrado y, ahora, los locos están en las calles. Pero ¿quiénes son los locos? Y, sobre todo, ¿por qué?

¿Y si es cierto que lo que genéricamente conocemos como “enfermedades mentales” no son sino los efectos colaterales de los superpoderes de unos cuantos elegidos por el destino para cambiar el curso de la historia? Y, de existir esos Todopoderosos, ¿qué institución querría captarlos para que hicieran proselitismo de su inmemorial ideología? ¿Qué institución se ha encargado, históricamente, del cuidado de los más desfavorecidos de entre los desfavorecidos de la sociedad?

En todo este maremágnum, al abogado Set Santiago le encargan la búsqueda de Eme, uno de los loquitos, fugado de una “casa de reposo” de lujo tras recibir un ejemplar de una novela misteriosa: “La orden de la buhonería” e iniciar la búsqueda de su misterioso autor. Peña, por su parte, anda preparando el secuestro del hermano de Eme. Con la ayuda de Mengele. Y de Anube. Al que le proponen participar en el atraco de un banco ilegal de dinero negro proveniente de la economía sumergida. Y más. Mucho más.

Pero si la acción, la trama y el argumento pintan tan bien, lo mejor es la prosa de Biedma. Como balazos en la frente. Pinceladas brutales para definir a cada personaje. Sus historias, sus orígenes. Sus motivaciones. Párrafos de una intensidad sin parangón en la moderna narrativa escrita en castellano, hasta el punto de que, si al libro le quitaras las pastas y cualquier otro elemento identificativo… daría igual: el lector siempre sabría que estaría leyendo una novela de Biedma. Todo un clásico.

¡Qué me alegro de que Juan Ramón haya vuelto a publicar! Otro novelón. Como nos viene acostumbrando.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.