CINCO AÑOS DE LA BALACERA

Nuestro amigo Ricardo Bosque, además de ser un extraordinario escritor, es uno de los pioneros en esto de la blogosfera, por lo no es de extrañar que su Balacera haya cumplido su quinto aniversario.

Ricardo nos agasaja con un regalo excepcional: la posibilidad de descargarse en PDF un documento con un resumen de lo mejor de La Balacera de estos cinco años o, lo que es lo mismo, con un compendio de lo más notorio que ha ocurrido en el universo negro-criminal español en este tiempo. ¡Pasen y sírvanse!

Gracias, Ricardo, y larga vida a La Balacera.

RAZONES PARA COMPRAR (Y LEER) LAS MONTAÑAS DE LA LUNA

Anoche presentamos, en la Casa de los Tiros, los dos últimos libros de Manuel Villar Raso. Aunque al final no pudo estar Jesús Conde, Pedro Enríquez y yo estuvimos arropando a Manolo junto a un público numeroso y entusiasta de amigos y miembros de la estupenda Academia de las Buenas Letras granadinas, con los que después disfrutamos de unas buenas cervezas.

Voy a dejar las notas que preparé para la charla. Lógicamente no son más que eso. Unas notas, ampliadas, desglosadas y comentadas en alta voz. Pero creo que pueden resultar interesantes…

Por cierto, que Manolo es un amigazo. Y, si alguien lo duda, que lea el artículo que ha escrito hoy en las páginas de IDEAL sobre un servidor, a cuenta del libro de los microcréditos que presentamos hoy: Una revolución silenciosa.

PRIMERA.- Porque es un libro.

Aunque puede parecer una obviedad, es una razón de peso. Cada vez se compran menos libros. El cine, la televisión y ahora Internet hacen que leer un libro empiece a ser casi, casi un acto de rebeldía y afirmación.

SEGUNDA.- Porque es un libro de relatos.

En España, los relatos no es que sean los hermanos pequeños de las novelas. Es que, en general, con considerados como el hermano tonto de la familia.

Uno puede ser un romántico y escribir poesía.

Puede tener ínfulas revolucionarias y extravagantes y dedicarse al teatro.

Si eres un sesudo intelectual, el ensayo es tu tabla de salvación.

Y, por supuesto, si eres un ganador y quieres estar en la onda, tienes que escribir novelas. Cuanto más gordas y más sustanciosas, mejor.

Pero los relatos, en nuestro país, parecen ser cosa de cuentistas, en el peor sentido de la palabra. Cualquiera puede tener una idea, sentarse delante de un ordenador y, en un par de horas, escribir un relato. ¿Entonces? Si cualquiera puede hacerlo, ¿qué sentido tiene?

Mientras que el EE.UU., las revistas de mayor prestigio cuentan entre sus secciones más importantes y reconocidas con los relatos de los más reputados escritores, en España sigue siendo un género bastante despreciado. Escritores como Hemingway, Truman Capote o Paul Auster, por poner ejemplos diferentes, son reconocidos maestros del relato breve.

Y sin olvidar a los grandes cuentistas sudamericanos, en este caso, sin sentido peyorativo, que son unos maestros del relato corto y de esa ficción súbita que te exige conquistar al lector rápidamente, atraparle, intrigarle y, al final, sorprenderle; para que le quede un buen sabor de boca.

TERCERA.- Por su título y cita introductoria, tan hermosos y evocadores.

¿A dónde vas? A las montañas de la luna. ¿Dónde están esas montañas? Lejos. Muy lejos.

Con ello ya podemos anticipar que estamos ante un libro muy especial: un libro de viajes.

Pero en vez de ser un viaje en avión sin escalas, “Las montañas de la luna” sería un viaje en tren, más tranquilo, en que cada relato sería una de las varias estaciones en que el tren se detiene, unas más cercanas y otras más lejanas.

CUARTA.- Porque, a pesar del título, no es un libro únicamente africano. O, cuando menos, no mayoritariamente africano.

Y es que, para un artista, no hay nada peor que el encasillamiento. Personalmente, admiro el ciclo africano de Manolo. Sus novelas sobre el Malí y Burkina Faso son fascinantes y personajes de las mismas, como Assiata, ya forman parte de nuestra memoria literaria.

Y el riesgo es acomodarse al género que más fama y reconocimiento te ha reportado y seguir, continuamente, haciendo variaciones sobre el mismo tema. Eso es lo fácil. Lo cómodo.

Lo arriesgado es buscar temas diferentes, arriesgarse con personajes distintos y situaciones novedosas.

Pero el título de “Las Montañas de la luna” hace referencia, efectivamente, a África. Como Manolo dice en la estupenda entrevista que le ha hecho hoy Juan Luis Tapia en IDEAL, teníamos previsto viajar a esas montañas de la luna con Jerónimo Paez, siguiendo los pasos de Burton, partiendo desde Zanzíbar y recorriendo buena parte de ese África mítica que tanto nos gusta.

Pero no ha podido ser. Así que, de momento, conservamos el título de este libro como recuerdo de un viaje que todavía no ha sido, pero que no perdemos la esperanza de que termine siendo.

QUINTA.- Por los temas y personajes que protagonizan los relatos.

Los primeros son de carácter autobiográfico, con un joven de Soria que no sabe qué le deparará el futuro y que viaja en tren, en busca de una nueva vida, disfrutando de encuentros tan fortuitos como sorprendentes.

Hay relatos, después, en que la gran protagonista es la mujer.

Me acuerdo que, hace un par de años, en la presentación de “La larga noche de Ángela”, decía Manolo que los hombres somos, en realidad, francamente aburridos y poco interesantes y que, por eso, le gustaba más escribir sobre personajes femeninos, mucho más apasionantes.

Algunos de los relatos de “Las montañas de la luna” están protagonizados por mujeres jóvenes e idealistas, mujeres fuertes que chocan con hombres indeseables y de pocos escrúpulos que abusan de ellas. Y, sin embargo, en vez de hundirlas, eso las hace más fuertes.

Y tenemos otros relatos, éstos sí, protagonizados por africanos. Por esos jóvenes que se enfrentan al futuro más incierto, viajando miles de kilómetros para venir a España, y que tanto nos recuerdan a ese joven que viaja en tren, desde Soria, huyendo de las estrecheces de la vida pueblerina.

Porque los libros de relatos, cuando están tan bien armados y tan bien conseguidos como éste, permiten que, aún con historias, personajes, escenarios y paisajes distintos; el todo resultante tenga totales coherencia y sentido.

SEXTA.- Porque un relato como Maniquíes de Papel nos demuestra que Manolo es uno de esos autores que no se pasan la vida mirándose al ombligo, sino que leen y están atentos a lo que pasa en el mercado editorial.

Que lee novelas como Shutter Island o La frontera, que sigue yendo al cine y que, por fortuna, no ha hecho renuncia a una vida intelectualmente activa, más allá de lo que pasa en la política universitaria local.

Y es que, cuando uno lee los libros de Manolo, se da cuenta de que, como Joseph Conrad o el propio Hemingway, es uno de de esos escritores de vuelta, que escriben porque han vivido, que atesoran una enorme experiencia vital que aparece reflejada en una obra viva y cargada de matices.

SEPTIMA.- Por relatos como “Duelo en Sotogrande”, subtitulado como “Homenaje a Fitzgerald”, que es un western en que, en vez de revólveres y balas, los protagonistas utilizan palos de golf y pequeñas bolas blancas para dirimir sus cuitas.

Me acuerdo que, hace unos meses, hablé con Manolo para preguntarle por su vida y me dijo que estaba en Sotogrande. – Vaya- pensé. Otro que se ha pasado al lado oscuro. Pero no. Se estaba documentando para escribir este relato. Y es que, ya lo hemos dicho, la curiosidad sen límites de Manolo es algo que, además de caracterizarle, le honra como persona y como escritor.

OCTAVA.- Porque la editorial que ha publicado “Las montañas de la luna” es Alhulia.

Una editorial pequeñita, radicada en Salobreña, pero que tiene un catálogo extraordinario de autores granadinos y que ahí sigue, aguantando el envite de las grandes editoriales y las nuevas tecnologías.

POR ALGO SE LLAMA TRABAJAR

¿Trabajas por cuenta ajena? ¿Por cuenta propia? ¿Eres jefe, directivo o un joven con curiosidad por el mundo empresarial? ¿Has leído alguna vez uno de esos libros publicados por sellos del tipo Economía Activa y demás?


Venga. Confiesa. Sí. Tú has leído el célebre libro del fulano que te robó el queso. ¿A que sí? Además, te han metido en la cabeza la importancia que tiene lo de trabajar en equipo. Y te han hablado de cultura de empresa, sinergias, paradigmas y otros palabros por el estilo. Y, venga, reconócelo. Cuando te contaron la historia del picapedrero que estaba mazando rocas duramente, tú fuiste de los que opinaron lo de la Catedral * ¿A que sí?

Pues no. Según Larry Winget, el conocido como el Pibull del Desarrollo Profesional, responder lo de la Catedral es una milonga. Como lo del queso o el trabajo en equipo. Por no hablar de la motivación. ¿Motivación? Ser un buen profesional y cobrar un buen sueldo es la única motivación sensata en el mundo de la empresa.

“Por algo se llama trabajar”, subtitulado como “¡Tu éxito es tu propia culpa!”, publicado en España por ViaMagna/Business, es un libro que habla del éxito, del trabajo, de vender y de ser un buen profesional, un buen jefe y un buen empleado. Y que tiene perlas como ésta: “Si tus ventas son una mierda es porque eres una mierda como vendedor”. O esta otra: “Prueba que eres más inteligente que todos contratando gente que es más inteligente que tú”.

Pagándole bien, claro. “No esperes que los demás te hagan rico, si tú los mantienes sin ganar ni un duro.” Y una fantástica: “Jamás seas tolerante con la mediocridad.” Sin olvidar las consignas en favor de la formación: “Capacitar es caro, pero tener empleados estúpidos es más caro todavía.”

Política y salvajemente incorrecto, Larry Winget habla de lo que sabe ya que, desde que era un chavea, se ha dedicado al mundo de los negocios. A comprar y a vender. Y en su libro cuenta decenas de historias reales, ciertas y a las que todos nos hemos enfrentado muchas veces, como empleados o como clientes. Y, por supuesto, sin el tono moralizante de tantos libros de este tipo, a caballo entre lo económico y la autoyuda más trascendental. Que para fábulas ya están las de la cigarra y la hormiga.

A través de una prosa que, para algunos, puede llegar a ser hiriente, Winget llama al pan, pan y al vino, vino; sin andarse por las ramas. Y decenas de las propuestas que hace son directa e inmediatamente aplicables a la vida práctica. A la empresarial, pero también a la personal y a la social. Hablamos de un tipo al que unas veces te apetece invitar a una hamburguesa con queso y a una coca cola y, otras, sientes unas irrefrenables ganas de contactar con él para ciscarte en sus antepasados más remotos.

Los riesgos del trabajo en equipo

Porque no deja indiferente. Y porque lo que dice, lo dice muy claro. Sin medias tintas ni paños calientes. Por ejemplo, como consejo para los profesionales: “Haz lo que dices que vas a hacer cuando dices que lo vas a hacer de la forma que dijiste que lo ibas a hacer.”

Simple ¿verdad? Pues piensa en tus últimas transacciones comerciales más sencillas, desde tomarte un café a comprar unos zapatos. ¿Fue acorde con esa máxima el trato recibido? Item más: ¿Y tú? ¿Has cumplido hoy con esa máxima en tu trabajo? ¿Y con tu pareja? ¿Y con los amigos?

Menos queso y más trabajo

Es lo bueno que tiene Winget. Que te agarra por las tripas y no te suelta. Un libro extraordinario, para leer una y otra vez, subrayar, consultar y tener siempre a mano. Yo ya he empezado a releerlo.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

PD.- Para empleados de banca, especialmente recomendable la historia de los caralemos rojos de las páginas 219 y siguientes.

* La historia de los picapedreros es muy habitual en los cursos de desarrollo directivo, cuando te cuentan la historia ésa de la misión, la visión, etcétera. Había una vez tres picapedreros que estaban dándole al mazo, duro, sudando la gota gorda. Entonces llega el gurú de turno y les pregunta por su trabajo:

¿Picando piedra o construyendo catedrales?

– ¿Qué están ustedes haciendo?
El primero dice: “-Picando piedra”. El segundo responde: -“Ganándome el sueldo”. Y, el tercero, nos deja con la boca abierta cuando responde: -“Construyendo una catedral”.

LA IDEA DE EUROPA

Mañana es el Día de Europa y, como señalamo en el «Próximamente» de la Margen Derecha de tu pantalla, la columna de IDEAL irá en clave euroescéptica. Pero hoy queremos dejar estas notas sobre nuestro continente, a ver si generamos un poco de debate en torno a nuestra vieja y achacosa Europa…
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Ya tiene algunos meses en el mercado el libro “La idea de Europa”, de George Steiner, publicado por la Biblioteca de Ensayo de Siruela. Recuerdo que, cuando apareció, fue muy reseñado y comentado en la prensa, por lo que fue convenientemente anotado en mi Moleskine, como Imprescindible.

Creo que lo encontré en la librería Atlántida. Y me quedé sorprendido. Porque, más que un libro, es un pequeño opúsculo de tamaño mini-bolsillo de 80 páginas, de las cuáles 17 corresponden al prólogo de Mario Vargas Llosa y otras tantas a un texto titulado “La cultura como invitación”, en que el Rob Rieben, Director Fundador del Instituto Nexus, habla sobre dicha institución, sus fundamentos e intenciones.

Por lo tanto, “La idea de Europa” propiamente steineriana apenas ocupa 50 minipáginas. Y, sin embargo, se trata de un libro capital, necesario y esencial.

¿Qué es Europa?

A intentar responder a esa pregunta dedica Steiner la conferencia impartida en el Instituto Nexus y cuya precisa trascripción constituye este pequeño libro, cuyo tamaño es inversamente proporcional a la sabiduría y el calado que contiene.

Steiner comienza hablando de los cafés como uno de los elementos esenciales del ser europeo. Los cafés como templos de diálogo, tertulia, debates, creación y generación de ideas. Además, Europa viene determinada por la civilización de su paisaje y su moderada orografía. Otro rasgo definitorio: los nombres de las calles de sus ciudades y pueblos hablan de personas, artistas, científicos y hechos memorables, constituyendo un mapa de la historia de la humanidad, en contraposición a esas calles rígidamente numeradas y ordenadas de Norte a Sur y de Este a Oeste.


Hasta ahí, hablamos en positivo. Después, entramos en asuntos pantanosos. Como el de la religión. Roma y Jerusalén. Cristianismo y judaísmo. La Biblia y la Torah, como elementos esenciales del ser europeo, junto a la ciencia y filosofía emanadas de Grecia. Y, como compendio de todo ello, un siglo XX que, entre guerras, purgas, campos de concentración y gulags, dejó cien millones de europeos muertos.

O sea, lo mejor, más elevado y más perfecto del ser humano va de la mano de lo más abyecto, vil y salvaje, teniendo como colofón la barbarie de los Balcanes, que a todos nos dejó sin habla ni capacidad de respuesta. ¿Hacia dónde vamos? La parte final de su ponencia versa sobre ello, pidiendo un esfuerzo común por plantar cara, de forma positiva y creativa, a la fuga de cerebros europeos hacia los EE.UU., por ejemplo.

“La idea de Europa” viene en tamaño pequeño, como los mejores elixires. Un libro para reflexionar, que invita a la meditación y a la lectura de otros trabajos sobre la esencia de un continente que, ahora, parece estar más desunido que nunca y que, sin embargo, es capital para entender el mundo en que vivimos.

Como colofón, transcribimos el recordatorio que el propio Steiner hace del célebre viajero y cronista griego Heródoto y su reivindicación del espíritu inquieto y descubridor de los helenos: “Todos los años enviamos nuestros barcos con gran peligro para las vidas y grandes gastos a África para preguntar: “¿Quiénes sois?” ¿Cómo son vuestras leyes? ¿Cómo es vuestra lengua?” Ellos nunca enviaron un barco a preguntarnos a nosotros.”

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

PRIMAVERA LITERARIA (QUE SIGUE)

Ya habéis visto que el próximo martes 13 tenéis una cita ineludible con los libros, los amigos y el crédito social.

Pero no sólo de microcréditos vive la primavera literaria granadina que, tras la Feria del Libro, sigue ofreciendo novedades.

Tal y como tenemos puesto en la Margen Derecha, en las Convocatorias de la semana, esta tarde, 8 de mayo, sin ir más lejos, en la Librería Picasso y a las 20 horas, se presenta “La escalera del agua”, de José Manuel García Marín, publicada por Roca Editorial. La presentación correrá a cargo de José Luis Serrano y Antonio Enrique, ambos escritores y ambos granadinos.

Una buena ocasión para oír y hablar de libros.

Y el lunes próximo, 12 de mayo, en la Casa de los Tiros (Calle Pavaneras, 19) presentamos los dos últimos libros de Manuel Villar Raso: “Desnudas en lo real” y “Las montañas de la luna”.

Utilizo el plural porque, en este caso, Manuel ha tenido el cariñoso detalle de pedirme que participe en dicha presentación, junto a Jesús Conde y Pedro Enríquez.

Otra inmejorable ocasión para encontrarnos, charlas y compartir un buen rato de literatura.