¿EL CB GRANADA A LA LEB?

El CeBé ha perdido contra Estudiantes y, por tanto, salvo milagro, somos carne de LEB. No es sólo que hayamos cedido otra vistoria, es también que el average está perdido, que nos quedan dos partidos casi imposibles y, a Estudiantes, dos peritas en dulce.

Unas cuestiones que enlazan con la parte más caústica de esta entrada sobre ¡Vamos Granada!

¿Cómo es que Estudiantes ha cogido 13 rebotes más que Granada?

¿Cómo es que los extracomunitarios de Granada han metido, entre los dos, cuatro puntos, consiguendo un 2 de valoración?

¿Para qué se ficha al nigeriano si luego, en cinco jugadas de ataque, no le han dado ni un pase sus «compañeros»?

¿A qué han jugado hoy Dylan Page y Samo Udrich?


¿Cómo es posible que dos de los jugadores más desequilibrantes del Cebé hayan sido Vidaurreta y Nacho Martín?

¿Por qué hoy, Gianella, no ha existido?

¿Por qué se ha tirado Pecile ESE triple que apenas ha tocado el aro?

¿Por qué ha jugado Gianella tan mal la última jugada del primer cuarto?

No. Hay algo -muchas cosas- que no son como nos cuentan…

¡¡¡ VAMOS GRANADA !!!

Dejamos la columna de hoy viernes en IDEAL. ¡En clave animosa!

¡Qué pena, qué angustia, ver la clasificación de la ACB, a estas alturas de temporada! Y qué injusto, también. Porque nuestro CB Granada está situado en una alarmante antepenúltima posición, sintiendo la llamada del abismo, sentados frente del precipicio, con los pies balanceándose en el aire.

Este año, parece que nos haya mirado un tuerto. Insisto, este año. Lo que va de 2008. Porque los resultados de la primera parte de la temporada habían sido consecuentes con una plantilla que era la más completa, más compensada y mejor cerrada en la historia del baloncesto granadino. Con un equipo confeccionado en torno a la todopoderosa figura central de Curtis Borchardt, las primeras jornadas de la liga, en que no se podía contar con su concurso, demostraron que los Pecile, Gianella, Juanpi y Martín eran capaces de resolver los partidos.


Esta temporada, con una buena combinación de jugadores que aunaban la experiencia y la veteranía con la impetuosidad y el empuje de la juventud, teníamos un equipo muy potente en todas sus líneas. ¡Hasta se había conseguido integrar a uno de esos balcánicos que ya venían de vuelta, tras una brillante carrera!


El momento culminante de la temporada llegó cuando el equipo estuvo en un tris de clasificarse para la Copa del Rey, acreditando una primera vuelta espectacular. Después, la debacle. Motivada por muchos factores y en los que ha influido la mala suerte, sin duda, pero también ha habido una inusual relajación en el ambiente, dándose por supuesto que ya estaba todo hecho. Y no. No estaba todo hecho.


Ahora hemos entrado en unas jornadas de tensión, reproches y acusaciones que tienen como principal objetivo a un Valdeolmillos que se ha puesto una coraza plañidera muy al estilo de la Granada más sufridora y devota de la Virgen de las Angustias, los Duelos y los Pesares. Pide el entrenador nazarí que le peguemos los palos a él, pero que se deje en paz a los jugadores. Y lo que Sergio no entiende es que los aficionados no queremos apalear a nadie, sobre todo, en una temporada en que nos habíamos hecho el cuerpo a ganar. Pero que no nos gusta estar ahí, asomados al abismo, a punto de saltar al vacío.

Sin embargo, no es momento de broncas y peleas. Es momento de estar, todos a una, con el equipo, de llenar el Palacio de los Deportes y, sin necesidad de hacer el chikilicuatre, convertir el partido contra Estudiantes en una batalla que sirva para ganar una guerra. Hay que apelar a la épica y a la mística y hacer de Granada un feudo inexpugnable. En vez de ponernos la piel de cordero y andar llorando por las esquinas, apelemos al espíritu de Mel Gibson en “Braveheart” o al de Russell Crowe en “Gladiator”, ganemos con rotundidad a Estudiantes y, una vez salvada la categoría, empecemos a preparar con optimismo, seriedad y profesionalidad la temporada 2008/2009. ¡Vamos Granada!

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

LA POST DE LA MEDIA MARATÓN DE BAZA

Ya estamos en casa, duchados y comidos. En la Previa a esta carrera hablábamos de unos objetivos para la misma. ¿Los hemos cumplido?

El primero, que era llegar a Baza, lo cumplí gracias a mi hermano deportivo-virtual, José Antonio Flores, en cuyo Diario de un Corredor contará la jornada de hoy con la brillantez con que siempre lo hace. Llegamos con tiempo para aparcar y preparar los arreos, en una mañana fresca en que no había, ni de lejos, el ambiente de otras ocasiones, que Baza, me temo, está demasiado lejos de Granada y demasiado cerca de la glamurosa Media Maratón de Málaga.


Para conseguir el segundo de los objetivos, que era terminar la carrera, me encomendé al buen hacer de la conocida como Marea Azul o Tsunami de Armilla, los integrantes del Club de Atletismo de dicha ciudad que, en masa, coparon el asfalto bastetano con su bonhomía, solidaridad, buen ambiente y mejor rollo. Tirando de Roberto, que es un tipazo, se hizo toda la carrera Juan, uno de esos extraordinarios compañeros que hacen club y hacen equipo. Cuando terminan sus entrenamientos, posiblemente, el Tsunami Azul se reúne en el Kiosco de Tomás que anuncian en sus camisetas, un lugar que, sin duda, habrá que visitar.

Para el tercero de mis objetivos, que era bajar de la hora y cuarenta y cinco minutos, aproveché la estela de los Amarillos de Atarfe, siempre unos metros más adelante, y en cuya captura invertí los kilómetros más duros de la carrera, los que van del 15 al 19, cuando el cansancio es supino, pero tampoco puedes echar el resto porque aún quedan algunos kilómetros bien duros.

Y siguiendo la Estela Amarilla y la de algunos otros corredores, conseguí llegar en algo menos de 1.43, lo que, para un trotón con sobrepeso, no está mal.

Y, de piques, nada. Había muy buen ambiente en la carrera, que a ratos se hizo dura por el viento. Bastante teníamos con llegar a meta como para meternos en batallitas personales.

Y, después, cumplidos los objetivos y tras disfrutar de la Cruzcampo helada de la línea de meta y de la charla con auténticos cracks de las carreras, nos volvimos para Granada, Jose Antonio y yo, charlando de lo divino y lo humano, disfrutando de un gran día de atletismo y de la compañía de un amigazo.

Ahora, libros, periódicos y sofá, mucho sofá. Que me he puesto los calcetines rojos y… bueno, ésa es otra historia. Una buena carrera que me ha dejado excelentes sensaciones y que – a la vejez viruelas- me ha permitido realizar la mejor media maratón de mi vida. Que así suena mucho más impactante 😉

Jesús Lens, el Satisfecho.

UNA MEDIA MARATÓN EN BAZA (PREVIA)

Hoy domingo, entre las once de la mañana y cerca de la una de la tarde, esteremos corriendo en Baza, dentro del Gran Premio de Fondo de la Diputación.

A veces, cuando uno suelta en una conversación que va a correr una media maratón, su interlocutor le mira como si estuviese ante un demente.


Aclaremos los términos.

Cuando uno dice que va a correr una media maratón, lo que quiere decir es que va a recorrer 21 kilómetros -y un puñadito de metro más- en un tiempo determinado. Un tiempo que, por supuesto, no se acercará ni de lejos al que harán los ganadores de la prueba. Esto es, que uno no tiene, faltaría más, la intención de ganar la carrera, ni hablando en general ni en su categoría particular.

Los corredores populares, lo que hacemos en estas carreras es compartir una afición común con otros varios centenares de personas. Pero compitiendo. Porque si no, nos levantaríamos a cualquier hora y, tranquilamente, saldríamos a rodar a nuestro aire. Y es necesario poner el acento en el “competir”, porque, de lo contrario, quedaríamos con unos cuantos amigos de Las Verdes, como a veces hemos hecho, y tiraríamos millas, tranquila y sosegadamente.

La clave esté, pues, en competir.

Pero ¿no habíamos quedado en que no nos íbamos a acercar a los ganadores ni siquiera en los primeros doscientos metros de la carrera? Entonces, ¿qué competición es esa?

Pues sí. Podríamos decir que, hoy domingo, en Baza, varios cientos de corredores populares participaremos en una cuádruple competición.

La primera, competir contra los elementos. Contra la tentación de dormir a pierna suelta hasta bien entrada la mañana, contra la tentación de quedarnos arrebujados entre las sábanas, contra la tentación de alargar un desayuno leyendo la prensa. La primera de nuestras batallas tiene como enemigos al despertador, a la molicie y la vagancia que intrínsecamente conlleva todo domingo.

El segundo enemigo al que nos enfrentamos hoy somos nosotros mismos. Porque el atleta aficionado o popular es su peor enemigo. Una rodilla que duele, unos tendones cascados por el exceso de peso. Una rozadura, la pesadez de los músculos, unos pulmones que no dan más de sí, el corazón, que late demasiado fuerte. Terminar los 21 Kms. es una victoria sobre uno mismo, sobre su cuerpo, sobre los estragos que la vida va ocasionando en él.

La tercera de las competiciones tiene como enemigo al tiempo. Tu tiempo. Se trata de hacer los 21 kms. en menos tiempo que la vez anterior. Se trata de rebajar tu propio crono. Se trata de demostrarte que hoy estás mejor que ayer y, ojalá, peor que mañana. Rebajar tu tiempo es ganarle una batalla a la edad y a ese gran tirano que es Cronos.

Y la cuarta carrera la disputas, quizá, contra otros corredores. Contra ése al que no vas a dejar que te adelante. O contra ése al que no quieres dejar que se despegue. O contra aquél al que intentas alcanzar denodadamente.

Es decir que, al llegar el 300, el 500 o el 800 de una carrera como es la Media Maratón de Baza, has ganado, en una sola mañana, un montón de pequeñas batallas. Otras, por supuesto, las habrás perdido. Pero lo importante, como se ha dicho siempre, era estar allí, en las calles de la ciudad, batiéndote el cobre con unas zapatillas sobre el asfalto.

Los desafíos de Baza:

1.- Llegar a la ciudad bastetana.

2.- Terminar la carrera.

3.- Hacerlo, trotonamente, a cinco minutos el kilómetro, esto es, en 1.45.00.

4.- Ganar algún piquecillo.

O nos vemos corriendo, o nos leemos por aquí, dentro de unas horas.

Fdo.- Lens místico-endorfínico.