Banquillazo al Ayuntamiento de Granada

La palabra de la semana es “Presupuestos”, que buena se ha liado con los Presupuestos Generales del Estado y con el agravio entre comunidades autónomas.

Pero antes de entrar a fondo en dichas partidas, volvamos a reflexionar en clave local, que el Ayuntamiento de Granada ha confirmado que no tiene margen de maniobra y que procederá a prorrogar los presupuestos del 2015. Algo que debería provocar el sonrojo de TODOS los concejales de la actual Corporación municipal. Porque es un fracaso sin paliativos. Un fracaso colectivo que provoca vergüenza ajena y debería indignarnos a todos los granadinos, con independencia de querencias políticas, siglas, filias y fobias.

 

Mal el PSOE, que no ha sido capaz de sacar adelante un nuevo presupuesto, tras un año de gobierno. Igualmente mal Cs, IU y Vamos Granada, que deberían ir más allá de la retórica al uso y trabajar de una vez por todas  en beneficio de la ciudad, y no en salvar la cara. ¿De qué sirve apoyar el nombramiento de un alcalde si, después, no colaboran con él? ¿De qué sirve la nueva política de Cs y Vamos Granada, si dos años después de su entrada en el consistorio, seguimos teniendo el mismo presupuesto aprobado por el PP en 2015? ¿Para esto les han votado sus electores? ¿Para esta nada, sangrante, paralizante y ridícula?

Y luego están ellos: los muditos del PP cuya nefasta gestión económica, de la que tanto alardeaban, ha llevado a la ciudad a la bancarrota. A la espera de los resultados del cónclave provincial del PP granadino, más valdría que vayan buscando a personas con nuevas ideas y mejor talante, de cara a la confección de las listas electorales de dentro de dos años. Que los de ahora están más quemados que el motor del coche de Alonso.

 

En baloncesto, cuando el quinteto en cancha hace el ridículo, flojeando en defensa y mostrándose anárquico en ataque, el entrenador suele pegar un banquillazo y cambiar a los cinco jugadores a la vez. Es una medida desesperada, fruto del cabreo y la indignación, que debería resultar dolorosa y humillante para un profesional.

En esas estamos, ahora mismo, en Granada. Con ganas de pegarles un banquillazo a nuestros representantes políticos, incapaces de colaborar y consensuar un presupuesto, la herramienta más importante en el día a día de una ciudad y la más útil para los vecinos.

 

Jesús Lens