Agujeros y socavones

Podría dedicar esta columna al lamentable estado del firme —por llamarle de alguna manera— de algunas calles de nuestra ciudad. Lo del entorno de las Fuentes del Zaidín, por ejemplo. Si bajas en coche y eres copiloto o pasajero, más te vale tener cuidadín con el móvil o terminará cayéndosete de las manos. Y si conduces, agarra con fuerza el volante, como si fueras el piloto de un avión que entra en una zona de fuertes turbulencias.

Spielberg ha rodado una nueva versión de sus ‘Cuentos asombrosos’ para Apple TV. Los zarandeos de un sencillo paseo en coche por las Fuentes podrían transportarnos a un multiverso paralelo mucho más fácilmente que un espeso banco de niebla en una carretera perdida de Arkansas.

Pero no. No es de esos socavones de los que quería hablarles. Hoy quiero poner el acento en dos noticias que deberían hacernos poner los pies en el suelo sobre la realidad de esas Granada cultural que tanto se reivindica desde los micrófonos, los altavoces y la política ficción, pero a la que tan poco se apoya desde los despachos, los presupuestos y la política real.

Por una parte, las instituciones descartan incrementar la dotación de personal en el Centro Lorca, tal y como reclamaba de forma insistente y urgente su gerente. ¿La solución para tratar de paliar los problemas de recursos humanos? Reducir la partida dedicada a actividades. De los 312.856 euros presupuestados para darle vida al Centro en 2019 se pasa a los exiguos 200.000 euros para el 2020. ¡Toma ya!

Y eso que el alcalde, Luis Salvador, destacó el año pasado que su gobierno iba a hacer un centro de referencia mundial, dado que Lorca es a Granada tanto o más que Picasso a Málaga.

Por otra parte tenemos ese otro agujero, cada vez más insondable, que mantiene lastrada a la OCG: el año pasado aumentó su deuda en otros 616.000 euros.

Así las cosas: ¿reabrimos el debate sobre la promesa de un nuevo Espacio Escénico, también llamado Palacio de las Artes, en la pasada campaña electoral a la alcaldía?

Jesús Lens