A ellos, ni agua

Les contaba ayer que diariamente voy leyendo las propuestas electorales de los diferentes partidos y los análisis de sus programas. Los de PSOE, PP, Cs, Podemos-IU, Vamos Granada y Centrados por Granada. También sigo las propuestas del partido de María Martín Romero. Pero si me preguntan por el partido en el que ustedes estarán pensando y su escisión… no. De ellos no leo nada. No les sigo. No me interesan.

Lo sé, lo sé. Es posible que tengan alguna propuesta interesante para la ciudad, pero me da igual. No voy a prestar atención a unas formaciones cuyo trasfondo ideológico se basa en el racismo, la xenofobia y el machismo. Lo siento, pero no. ¿He dicho que lo siento? No. No lo siento en absoluto.

En estos momentos, una mujer víctima de la violencia de género que trataba de rehacer su vida en una casa de acogida, sigue en la UCI después de haber sido apuñalada por un hombre sobre el que ya pesaba denuncia previa de otra pareja anterior. El relato de los hecho, tal y como ha contado José Ramón Villalba, es espeluznante: después de acuchillarla en el abdomen y cuando parecía que el agresor emprendía la huida, se paró en seco, volvió sobre sus pasos y se ensañó con la víctima que, tendida en el suelo, solo pudo tratar de repeler la agresión con sus brazos y sus manos desnudas.

Camuflar la violencia machista dentro de una llamada violencia en el ámbito doméstico es falsificar la realidad: existe una violencia estructural contra la mujer que, estadísticamente, no admite discusión. Ampararse en cuestiones como las de las denuncias falsas es utilizar la táctica del calamar. No me van a encontrar ahí.

Resulta vergonzoso e indignante que haya partidos y candidatos que justifiquen, por acción u omisión, el beligerante discurso contra el feminismo, un movimiento más necesario que nunca. Por todo ello, no se molesten. Me traen sin cuidado los planes que tengan para Granada.

En ese sentido, Sebastián Pérez y Luis Salvador deberían explicitar si, para ocupar la alcaldía, estarían dispuestos a aceptar los votos de los partidos de ultraderecha. Podemos darlo por sentado, pero deberíamos saberlo explícitamente. Más que nada, para no llamarnos a posteriores engaños.

Jesús Lens