Ya hace 30 años de todo

Juraría que se fue la luz. Estábamos en La Chucha, ¿dónde si no? Si era agosto, estábamos allí, como todos los veranos. Llegaba la ceremonia de inauguración de los JJOO de Barcelona y Rebollo era nuestro ídolo. De chicos, nosotros también teníamos arcos. Los hacíamos con ramas de árbol, supongo que de almendro, que la madera de las higueras era demasiado flexible. Y nylon de pescar. 

Juraría que se fue la luz y que no lo pudimos ver en directo. Pero lo escucharíamos por la radio: Rebollo había conseguido encender el pebetero. Después, claro, he visto las imágenes repetidas mil y una veces. Y supe del plan B. Y del C y del D. De hecho, de Barcelona 92 lo sé todo. O casi.

De Seúl 88 guardo recuerdos, claro. A fin de cuentas, ya tenía 18 años. Pero a Barcelona 92 la tengo íntegra en la retina. Y en la memoria. Del Dream Team al oro de Cacho. O los saltadores de trampolín frente a la Sagrada Familia. Da igual si son recuerdos originales o ‘implantados’ gracias a los aniversarios. 5, 10, 15 años de Barcelona 92. La mayoría de edad de Barcelona 92. Vigésimo aniversario. Bodas de plata. Y así hemos llegado a este 2022 en que se celebra el…

 

(NOTA MENTAL: insertar aquí un icono, una onomatopeya de bostezo bien grande).

No puedo. Lo siento, pero no puedo más. Estoy hasta el copetín de nostalgia, efemérides y aniversarios. Paso olímpicamente de la EGB y de los 80: vivimos en el pasado por encima de nuestras posibilidades. 

¡Venga! ¡Otro sesudo análisis a doble página sobre lo que supuso la celebración de los Juegos Olímpicos para la ciudad condal! Pero esta vez, en chungo: especulación, gentrificación, burbuja turística… Encarguemos a algún escritor de reconocido prestigio que recuerde las bondades del Barrio Chino y la canallesca de la Barcelona de antaño. Cuánta melancolía. ¡Foh!

Lo sé, lo sé. El problema es mío. Y de mis 52 tacos a las espaldas. Hasta hace relativamente poco tiempo, las efemérides tenían algo de documental que me permitían asomarme al pasado como espectador-descubridor de episodios que no conocí. Porque nunca estuve allí: o no había nacido o era demasiado pequeño. Y como era un pasado en blanco y negro, tenía un algo de antiguo, de remoto, que lo hacía etnográficamente exótico.  

De un tiempo a esta parte, sin embargo, empieza a hacer 25 o 30 años de demasiadas cosas. Acontecimientos que, ya sí, forman parte de mi vida, de la memoria colectiva de mi generación. Acontecimientos tan bien documentados, fotografiados y grabados, en color, en vídeo y en digital, que los hemos rememorado en bucle, una y otra vez.

No sé si la chavalada estará disfrutando del 30 aniversario de Barcelona 92 y le servirá para ‘descubrir’ las gestas de nuestros regatistas, atletas y tenistas en TikTok. A mí me ha pillado más pendiente del próximo Eurobásket y de la campaña 22/23 del Covirán-CB Granada, lo que realmente me importa. 

Jesús Lens