La sonrisa de Amazon

La megaempresa de Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, tiene como emblema una flecha que, apuntando de izquierda a derecha, representa una sonrisa. Y no puedo evitar imaginarme al megalodón de los negocios, sonriendo, cuando se aprobó la llamada Tasa Google en España.

Amazon ya ha comunicado su respuesta al Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales, aprobado el pasado octubre: subir un 3% la tarifa que cobra a las pymes españolas por vender a través de su plataforma. No parece que se haya quebrado mucho su calva cabeza el bueno de Bezos, ni que haya dedicado grandes esfuerzos a la ingeniería financiera: se limita a repercutir el impuesto a los usuarios.

En la medida de lo posible, trato de no comprar a través de esta empresa. Algunas películas que no encuentro en otro sitio, quizá. Y, durante el primer confinamiento, algún electrodoméstico básico. Poco más. Soy un firme defensor del comercio de cercanía y de barrio, aunque haya veces en que la malafollá de algunos sea como para pensárselo. Pero esa es otra historia.

Más allá de la discusión sobre la procedencia o no de la Tasa Google, les aconsejo que lean uno de los libros más importantes de los publicados en los últimos tiempos: ‘País nómada’, subtitulado como ‘Supervivientes del siglo XXI’. Lo ha escrito la periodista Jessica Bruder y edita Capitán Swing. Se hablará mucho de él, espero, cuando llegue a las salas —si tal llega a ocurrir— su adaptación cinematográfica, firme candidata a los Oscar de este año y triunfadora en el pasado Festival de Venecia.

En Estados Unidos cada vez hay más personas mayores que, incapaces de pagar el alquiler de sus casas con sus exiguas pensiones, se ven obligadas a vivir en caravanas y furgonetas, vagando por todo el país en busca de trabajos de temporada. Amazon, en concreto, es el destino laboral de muchos de estos neonómadas del siglo XXI, sobre todo en sus campañas pre-navideñas.

La empresa sonriente tiene grandes aparcamientos cerca de sus centros logísticos, que funcionan 24/7, para que acampen los llamados workcampers y no pierdan el tiempo en desplazamientos inútiles. Impresiona leer sobre trabajadores sexagenarios convertidos en ‘amazombies’, con acceso ilimitado a antiinflamatorios y analgésicos para soportar las extenuantes jornadas de trabajo.

Échenle un ojo al libro. Es tan doloroso como extraordinario. Después, en beneficio de todos, se animarán a comprar más en la tienda de la esquina.

Jesús Lens