El auge de lo intangible

Les parecerá raro que, en pleno día 6 de enero, les hable de los regalos, pero las cosas han cambiado tanto que, incluso a estas horas y a pesar de su (hipotética) dejadez y abandono, usted todavía puede quedar como un rey. Para hacer buenos regalos de última hora ya no hace falta cerrar los grandes almacenes o desesperar siguiendo el rastro de ese paquete que viene por mensajería.

Cada vez se llevan más los regalos intangibles. Los que consisten en una dirección de correo electrónico y una clave de acceso. Porque la clave está ahí, en el acceso.

¿Cuántas suscripciones a plataformas televisivas se habrán regalado estas Navidades, a las puertas de la tercera ola de la pandemia? Cuesta trabajo imaginar el confinamiento sin Netflix, HBO, Disney o la maravillosa Filmin, el mejor autorregalo de los últimos años. De hecho, el pasado Viernes Negro aproveché una oferta para suscribirme por un precio irrisorio a FlixOlé, plataforma patria dedicada al cine español.

Si valoramos un regalo por su relación cantidad/precio, las suscripciones a plataformas televisivas arrasan: la cantidad de horas de disfrute que proporcionan por lo que cuestan, no tiene precio. Qué vemos o qué dejamos de ver es otra cuestión.

El gran problema de regalar suscripciones es lo poco que lucen al hacer la entrega. ¿Cómo vestir de forma vistosa una dirección de correo electrónico y una clave? Ese es el reto que deberían plantearse los expertos en marketing. Regalar el League Pass de la NBA con la clave dibujada a modo de grafiti en un balón de baloncesto, por ejemplo.

O regalar la suscripción a la edición digital de un periódico. ¿Habrá algo más útil y necesario en estos tiempos de infoxicación, bulos y noticias falsas? El problema es, de nuevo, el empaquetado. Le falta glamour, así en frío.

El auge de lo intangible es vertiginoso. Y los meses que tenemos por delante no harán sino abundar en esa dirección. Ojo, eso sí, con los vales. El año pasado regalé un ‘Vale por un viaje en Semana Santa a la Ruta de la Seda’ incluido en ‘La casa dorada de Samarcanda’ de Corto Maltés, y aquí nos tienen, del salón a la cocina y vuelta. Me salieron baratos los Reyes del 2020 y el cómic mola todo, pero todavía sigo con el regomello. Y si piensan regalar dinero, échenle un ojo a las criptomonedas. Lo mismo pegan un pelotazo.

Jesús Lens