Vuelve Ripley

He esperado a ver si ganaba el Oscar al mejor guion adaptado por ‘El irlandés’ antes de escribir esta entrega del Rincón Oscuro, pero no hubo suerte. Steven Zaillian se fue de vacío. Le ‘birló’ la estatuilla Taika Waititi, por su libreto de ‘Jojo Rabbit’, igual que Quentin Tarantino le ganó la mano en los Globos de Oro. Y eso que el guion de ‘El irlandés’ es prolijo y complejo, con tantos hilos temporales diferentes y esos múltiples personajes sin dejar de entrar y salir de escena.

El caso es que Zaillian está trabajando en el que debe ser uno de los grandes proyectos audiovisuales del futuro más o menos inmediato: la adaptación para la televisión de todo el ciclo literario protagonizado por Tom Ripley, el personaje de cabecera de Patricia Highsmith, en una producción de Showtime.

De todos los personajes de la historia del género negro, Tom Ripley es uno de mis favoritos. No es poli. No es agente del FBI, la CIA o el Tesoro. No es detective privado. Tampoco es un gángster. Ni un chorizo. Ripley es… Ripley. Ripley es un género en sí mismo.

Su nacimiento literario acaeció en 1955, en la novela ‘El talento de Mr. Ripley’, escrita por la texana Patricia Highsmith tras su primer viaje a Europa, costeado por la venta de los derechos cinematográficos de ‘Extraños en un tren’ a Alfred Hitchcock.

Ripley no es un villano al uso. No es un malo de manual. Ripley, tal y como se le ha considerado habitualmente, es amoral. Hace todo lo que tiene que hacer para sobrevivir, adaptándose al entorno, suplantando personalidades, robando, engañando, estafando, falsificando y, si es necesario, matando.

Ripley es un personaje fascinante. Contradictorio, complejo y perturbador. De ahí que la lectura de sus novelas resulte tan adictiva: sabiendo que es un canalla y un taimado vividor, quieres saber cómo se las ingeniará para salir airoso de las diferentes situaciones que se le plantean. Pero es que, además, quieres que lo consiga. Y sufres por él… lo que te convierte en cómplice de sus fechorías. Aunque sea una complicidad por simpatía.

Aquella primera novela de Ripley cosechó un enorme éxito de crítica. Ganó el Gran Premio de Literatura Policíaca y fue finalista del Edgar, uno de los galardones más prestigiosos del noir. Después llegaron ‘La máscara de Ripley’, ‘El juego de Ripley’, ‘Tras los pasos de Ripley’ y la última del ciclo: ‘Ripley en peligro’, publicada en 1991, casi cuarenta años después de su alumbramiento.

Mientras, se fueron sucediendo las adaptaciones cinematográficos. Ripley ha sido Alain Delon, por ejemplo. Y Dennis Hopper, Matt Damon o John Malkovich. La pregunta es: ¿quién le dará vida en la serie de televisión? Posiblemente será el irlandés Andrew Scott, el actor que interpretó a Moriarty, el archienemigo de ‘Sherlock’ en la adaptación al siglo XXI del mito holmesiano. Por su parte, el diletante Dickie Greenleafe será interpretado por Johnny Flynn. Sangre fresca para esta nueva vida de una saga mítica.

El formato que plantea Zaillian es una serie de cinco temporadas —una por libro— con ocho episodios cada una. Pero todo dependerá, como pasa en televisión, del éxito de la temporada anterior. Tomemos como ejemplo lo que ha hecho Showtime con Ray Donovan: después de siete temporadas, se carga la serie… ¡sin cerrarla! Ya les vale. Siete años con Ray para terminar acabando con él de mala manera, sin depararle un final en condiciones. Aunque fuera el de ‘Los Soprano’. No me extraña que el actor Liev Schreiber haya hecho un llamamiento a los aficionados para que exijan a Showtime un final como Dios manda al bueno de Ray.

A Zaillian, ganador del Oscar por ‘La lista de Schindler’, no le es ajeno el formato televisivo, no en vano es cocreador de esa maravilla titulada The Night Of, una de las últimas obras maestras noir de la HBO, junto al novelista y guionista Richard Price. De hecho, dirigió algunos de los episodios, debutando detrás de la cámara.

De momento, Zaillian está buscando exteriores en Italia, donde transcurre buena parte de la trama de la primera aventura de Ripley. Dado que la fecha prevista de estreno es 2021, tenemos tiempo de leer —o releer— las cinco novelas de Highsmith, compiladas por la editorial Anagrama en un único volumen, totémico y escultural, absolutamente imprescindible.

Uno de mis propósitos para este 2020 es disfrutar con historias de seres inexistentes, dobles, fingimientos y suplantadores de personalidad. De entre todos ellos, Ripley es uno de los mejor creados y trazados, que Patricia Highsmith es una maestra del suspense psicológico. ¡Qué ganas de volver a toparme con él!

Jesús Lens

Agujeros y socavones

Podría dedicar esta columna al lamentable estado del firme —por llamarle de alguna manera— de algunas calles de nuestra ciudad. Lo del entorno de las Fuentes del Zaidín, por ejemplo. Si bajas en coche y eres copiloto o pasajero, más te vale tener cuidadín con el móvil o terminará cayéndosete de las manos. Y si conduces, agarra con fuerza el volante, como si fueras el piloto de un avión que entra en una zona de fuertes turbulencias.

Spielberg ha rodado una nueva versión de sus ‘Cuentos asombrosos’ para Apple TV. Los zarandeos de un sencillo paseo en coche por las Fuentes podrían transportarnos a un multiverso paralelo mucho más fácilmente que un espeso banco de niebla en una carretera perdida de Arkansas.

Pero no. No es de esos socavones de los que quería hablarles. Hoy quiero poner el acento en dos noticias que deberían hacernos poner los pies en el suelo sobre la realidad de esas Granada cultural que tanto se reivindica desde los micrófonos, los altavoces y la política ficción, pero a la que tan poco se apoya desde los despachos, los presupuestos y la política real.

Por una parte, las instituciones descartan incrementar la dotación de personal en el Centro Lorca, tal y como reclamaba de forma insistente y urgente su gerente. ¿La solución para tratar de paliar los problemas de recursos humanos? Reducir la partida dedicada a actividades. De los 312.856 euros presupuestados para darle vida al Centro en 2019 se pasa a los exiguos 200.000 euros para el 2020. ¡Toma ya!

Y eso que el alcalde, Luis Salvador, destacó el año pasado que su gobierno iba a hacer un centro de referencia mundial, dado que Lorca es a Granada tanto o más que Picasso a Málaga.

Por otra parte tenemos ese otro agujero, cada vez más insondable, que mantiene lastrada a la OCG: el año pasado aumentó su deuda en otros 616.000 euros.

Así las cosas: ¿reabrimos el debate sobre la promesa de un nuevo Espacio Escénico, también llamado Palacio de las Artes, en la pasada campaña electoral a la alcaldía?

Jesús Lens