Y Granada va…

¿Soy yo o la llegada del calorazo ha aplacado a la gente de Granada? En realidad, todo empezó antes, que la moción de censura nos descubrió tapados con el edredón fino al amanecer y vistiendo rebequita al salir de casa.

El caso es que la velocidad y la intensidad de la política nacional e internacional -y el oasis neuronal que provoca el Mundial, no vamos a negarlo- han hecho que las cosas de casa pasen a un segundo, tercer y hasta cuarto plano.

Al alcalde le siguen acusando de postureo y ubicuidad, faltaría más. Pero sin mucho énfasis ni agresividad. El PP parece estar aletargado, a la espera de saber por quién doblan las campanas en el próximo Congreso Extraordinario.

Con respecto a la modificación de los recorridos de los autobuses, se ha anunciado, modificado y postergado tantas veces que, cuando llegue, no tendremos ni pajolera idea de qué línea coger. Menos mal que, como nos pillará en lo peor del horror estival, nos dará lo mismo dónde acabar y apearnos… siempre que funcione el aire acondicionado, eso sí.

Ha salido elegida la nueva secretaria general de Podemos en Granada, Lilian Bermejo, pero como tratar de desentrañar qué es actualmente Podemos resulta más complejo que entender el misterio de la Santísima Trinidad, no se le presta una mínima atención.

Lo local, a escala global, sí que parece ir bien. O, al menos, no va mal. Por ejemplo, los nombramientos de María José Rienda y José Antonio Montilla como Secretarios de Estado del nuevo gobierno socialista. Y el trabajo de Pedro Duque en favor de la candidatura granadina para el IFMIF-Dones, el acelerador de partículas en que tantas esperanzas tenemos puestas.

El legado lorquiano, que ya sí que sí parece que viene, de una vez por todas. Que alegrarse por ello no resulta incompatible con querer saber cómo, por cuánto y por qué. Ahí, el nuevo Ministro de Cultura, José Guirao, puede aportar luz.

¿Y de los trenes que no llegan? ¿Y de la entrada soterrada del AVE? ¿Y de Rules como piscina gigante? ¿Y de las playas sin arena, en roca viva? ¿Y de la margen izquierda del Darro? ¿Y del campo de golf de Motril? ¡Piano, piano! Ahora, centrémonos en lo realmente importante: los tobillos de Diego Costa, las muñecas de De Gea… y la garganta de Joaquín Sabina.

Jesús Lens