Futuro para Neuron Bio

Quiso la casualidad que el mismo día en que Expansión publicaba un Quién es quién de la economía española en el que Neuron Bio ocupaba un papel destacado en el apartado de investigación médico-sanitaria, la prensa generalista anunciaba que entraba en situación de concurso de acreedores y que dejaba de cotizar en el MAB, el Mercado Alternativo Bursátil.

Dolorosa y triste noticia, por muchas y obvias razones. Sobre todo porque sus trabajadores llevaban tiempo sin cobrar y sus investigaciones están en dique seco. Ellos son los primeros y más directamente damnificados. Pero que una empresa como Neuron Bio esté atravesando dificultades económicas es una pésima noticia para los ciudadanos y para la sociedad en su conjunto.

 

Hace un tiempo, tuve la suerte de visitar las instalaciones de Neuron Bio radicadas en nuestro PTS, donde su icónico edificio, el Cubo de las Ideas, resplandece con luz propia. Y créanme cuando les digo que, tras escuchar a Fernando Valdivieso, su máximo responsable, sentí orgullo de que en Granada estuviera ocurriendo lo que a mí me parecía un milagro: la investigación médica más vanguardista del mundo en el campo del Alzheimer.

Desde entonces he seguido muy de cerca, a través de los medios de comunicación, toda su trayectoria empresarial: su acuerdo con Repsol, la ampliación en el objeto de sus estudios, su implicación en el mundo de la agroindustria… y sus problemas financieros. Hasta desembocar en la solicitud de concurso de acreedores.

 

Carezco de información para saber qué ha ocurrido para llegar a este punto, por lo que cualquier hipótesis que se me ocurriera aventurar tendría la misma validez que los vaticinios de la Bruja Lola o las recomendaciones terapéuticas de Cárdenas, en televisión.

Lo que sí espero, con todas mis ganas, es que la situación sea reversible y que se consiga desatascar el lío financiero que ha paralizado la actividad de Neuron, uno de los buques insignia del PTS y cuyo trabajo de investigación debería tener continuidad en el futuro más inmediato. Y, por supuesto, que sus trabajadores consigan cobrar las cantidades adeudadas tras varios meses sin cobrar.

 

Jesús Lens