Paco Pomet

Intento encontrar un artículo que escribí hace unos años sobre Paco Pomet. Pero no lo encuentro. Hoy, leyendo algo, me acordé de Paco. Y de sus cuadros. Y me acordé de que hace unas semanas, en el Babelia, uno de sus trabajos, ilustraba un artículo. Que tengo recortado. Pero tampoco sé dónde.

Tengo que recuperar esos papeles. Pero de momento, os dejo algunas de sus obras, sacadas de este pedazo de Blog suyo. Sin palabras. A fin de cuentas, ¿quién necesita las palabras cuando se tiene esa visión y esa capacidad de crear atmósferas desasosegantes?

Con vosotros, Mis Estimados, la obra de Paco Pomet.

Jesús despistado Lens

I love you, Eduardo Punset

Y no solo ahora, que conste. Que Jorge y yo ya estuvimos cerca del Foro en su momento. Pero este tipo es una fuente constante de inspiración y estímulo, físico e intelectual.

«Si no nos movemos, no generamos neuronas», dice hoy en IDEAL. Se puede decir más alto, pero más claro…

Always on the road, dear Eduardo!

Jesús semoviente Lens

Confianza y credibilidad periodísticas

Pues sí. Efectivamente. Por mucho que algunos madrugadores amigos del Facebook ironicen los fines de semana cuando twitteo que voy camino de “El Madero” para mi ración diaria de café & periódicos, diciendo que vale por el desayuno, pero que me olvide de la prensa; el hecho es que soy un adicto al periódico de papel.

Y, aunque en Comunicación los tenemos todos, yo sigo comprando mi ejemplar, en el kiosco, los días de diario, hasta el punto de que rechazo las ofertas de Pedro o Jose de subirme a sus coches y llegar más rápido al trabajo. Me acerco hasta el kiosco de enfrente de los Salesianos y me llevo puestos un par de diarios que, después, desmenuzo sobre la mesa del despacho, tijera en mano.

Los recorticos de los que otras veces hemos hablado. Esos recorticos que deben enervar a Paqui y que, a veces, a mí mismo me provocan ansiedad.

He probado a escanear o a archivar en formato Word los artículos y reportajes que más me gustan de los periódicos. Pero da igual. Lo que no guardo recortado o anotado en mis cuadernos, negro sobre blanco, es como si no existiera.

Sí. Los periódicos tienen un mucho de ritual para mí. Y un día es difícil que sea bueno si no lo comienzo hojeando un periódico.

De todo ello hablaba hace unos días con Juan Luis Tapia. Y, esta mañana de sábado, podíamos leer en IDEAL el contenido de la entrevista.

Paradojas: tú lees esto en pantalla mientras yo defiendo la lectura de papel.

No pasa nada. Lo importante, siempre, es leer. Además, seguro que no llevas leyendo más del minuto y medio o par de minutos que permite la lectura en pantalla. Al menos, la lectura concentrada.

¿Por qué, si no, ponemos en los mails eso de que “antes de imprimir, comprueba que el contenido de este mensaje es realmente importante”?

Jesús empapelado Lens

En el centro de la tormenta

Al volver a casa, empachado de palomitas, fajitas, cerveza y burritos enrollaos, que todo hay que decirlo, tuiteé lo siguiente: “Rara, rara, rara, «En el centro de la tormenta».

A mi querido coautor, y sin embargo amigo, Frankie Abandonad-toda-esperanza Ortiz, le faltó tiempo para preguntar por el porqué.

Por el ritmo. O la falta de – le contesté, en un prodigio de síntesis verbal impropio de mí.

Conste que dije “rara”. No mala. O aburrida. Que no me lo pareció. Pero rara, sí. Y, sin embargo, no hay que considerar que lo raro sea malo, ¿verdad? Ni muchísimo menos.

Lo primero que debo destacar de la última película de Bertrand Tavernier es que no sé si la versión proyectada en Granada (y en toda España, imagino) es el Director´s cut que cuenta con el beneplácito del director o es el montaje que le impusieron los productores y del que el cineasta francés renegó echando pestes.

Pero hablemos de lo que vimos. Y lo que vimos fue la cara, el rostro, de Tommy Lee Jones, uno de esos actores que empieza a ser un género en sí mismo y cuyos rasgos faciales deben de ser un reto para cualquier director de fotografía. A Tommy Lee Jones parece que le pesa el mundo. Que lo llevara, entero, sobre sus hombros. Con el peso de las desdichas, muertes y violencias que lo asolan.

Así, él solo se basta para darle todo el dramatismo posible a una historia de asesinatos y películas, arribismos y venganzas en la Louisiana post Katrina del siglo XXI. Una Louisiana fantasmal, densa, opresiva y ominosa, con esos pantanos que, en sus profundas aguas, encierran oscuros secretos desde tiempos inmemoriales.

El hecho de que en el pueblo en que acaece la acción se esté filmando una película sobre la Guerra de Secesión americana permite la aparición de fantasmas del pasado que, en otras circunstancias, resultarían risibles, cómicos y hasta patéticos. Pero el grandioso Robert Duvall (*), que parece haberse especializado en estos papeles de hombre barbado y misterioso, dota a su general sudista de una dignidad y una magnificencia que permite a Tavernier salir airoso de un delicado embate.

Estamos ante una película noir. Policíaca. De libro. Y, sin embargo, lo más interesante no es el quién lo hizo. Y, en este caso, ni tan siquiera el porqué. El porqué un tipo mata, veja y destroza a chicas jóvenes después de haber abusado de ellas es más o menos predecible: porque es un hijoputa asqueroso, enfermo y corrompido hasta el tuétano.

Lo más interesante de “En el centro de la tormenta”, por tanto, es la atmósfera. Una atmósfera malsana, sucia, gris y purulenta, perfecto reflejo de una sociedad putrefacta, en clara decadencia. Como el atocinado personaje interpretado por un extraordinariamente excesivo John Goodman, al que la sangre y los palos terminan sentándole tan, tan bien…

Me gustó la película. Tan poco norteamericana. Tan francesa. Tan lenta y pausada. Tan negra, tan violenta, tan seca… y tan poco thriller. Una película llamada a ser, obviamente, un total y rotundo fracaso. Una película algunas de cuyas imágenes, sin embargo, son poderosas, intensas y memorables.

Valoración: 7

Lo mejor: su atmósfera malsana, que se te mete dentro y, al salir del cine, pareces oler a cieno.

Lo peor: que no la verá ni el Gato.

Jesús Lens

(*) ¿Sabéis por qué no hay imágenes de Duvall? Porque no sale en la peli. Soy un flipado. Lo siento, Levon Helm…