VIVIR DE CINE

Escribía el polémico Andrés Caicedo, crítico, guionista y novelista precoz: “Yo podría pasarme los días sin otra cosa que intercambiar títulos de películas y nombres de directores.”


Y remataba tan radical afirmación con otra declaración de principios del mismo jaez: “Llegué con Luis a la conclusión de que sólo nos interesa una persona en la medida de la cantidad de cine que vea”.

Hace unas horas que reseñábamos un libro sobre él, que ha provocado pocos, pero intensos comentarios, en el Blog y en mi Facebook, en cuyo muro publiqué la frase que encabeza este artículo y al poco rato llevaba cuatro adhesiones incondicionales, cuatro “Me gusta”.

Estas semanas, por cuestiones de trabajo, andamos pensando, escribiendo y hablando de cine. El AulaCine CajaGRANADA ha arrancado su nueva temporada con un ciclo de películas de humor y todos los que estamos en el ajo andamos hablando de los títulos elegidos, las fotos para los PDFs, las sinopsis, el porqué ésta sí y aquélla no…

Ayer arrancamos con “Atrapado en el tiempo”. Hubo una buena entrada, en el Teatro CajaGRANADA, y daba gusto escuchar las carcajadas de la gente, con las ocurrencias de Bill Murray, con tus torpezas y sus aciertos.

Al salir, me encontré con el Gran Rash. Nos fuimos a tomar unas birras, al Puerto Madero, aprovechando que todavía hay terracita… y temperatura para disfrutarla.

Y hablamos un poco de trabajo, algo sobre viajes, un minuto sobre deportes… pero, sobre todo, hablamos de cine. Y de televisión. Que viene a ser lo mismo. De películas clásicas y contemporáneas, de “El gran Vázquez”, y lo injusto que es que no esté arrasando en taquilla, de Machete, “Modern Family” y “El Ala Oeste de la Casa Blanca” y las reseñas de Cabrero en IDEAL. Por alguna extraña razón no hablamos de Pixar, pero sí de 1960 como un año importante del cine, del Retroback, Marilyn y los Jóvenes Realizadores.

Fueron sólo un par de horas, pero era martes, era de noche… y el camarero había retirado todas las mesas de la acera. Menos la nuestra, claro.

De una charla como ésta nació “Hasta donde el cine nos lleve”, y Fran siempre dice que los cinéfilos somos como los pescadores: empezamos a hablar de cine y pueden darnos la una, y las dos y las tres… Y las cuatro, las cinco y las seis.

De mi siguiente proyecto literario-cinéfilo, provisionalmente titulado “Café-Bar Cinema”, suelo hablar largo y tendido, birra en mano, recordando los grandes cafés, bares y garitos míticos de la historia del cine. Y, cuando vaya a Nueva York, pienso buscar todas las referencias cinematográficas posibles. ¡Si hasta me mudé unos meses a Los Ángeles, a probar suerte en un estudio! 😉

Y entonces me acuerdo de esas otras palabras de Caicedo: “La cantidad de horas pasadas en el cine me hizo pensar en que la vida contemplativa ya no es como la describieron los antiguos, en el campo, observando mañanas y atardeceres, etcétera. La vida contemplativa del siglo XX se encuentra dentro de la atmósfera confortable de una sala de cine”.

Y, hoy, la vida contemplativa se puede disfrutar desde el sofá de casa, gracias al satélite, a las teles de plasma y al disco duro del iPlus, a los DVDs de los kioscos y, algunos filibusteros, a las descargas de Internet.

La vida es una sucesión de páginas, un continuo fluir de fotogramas y una banda sonora sin final.

Yo sé que algunos, pocos, me entendéis. Para los demás, os confieso que le escamoteé tres palabras a esta frase de Caicedo: “Llegué con Luis a la conclusión de que sólo nos interesa una persona en la medida de la cantidad de cine que vea”.

En realidad dice: “Llegué con Luis a la conclusión de que SOMOS DÉBILES MENTALES: sólo nos interesa una persona en la medida de la cantidad de cine que vea”.

Y tú, ¿ves mucho cine?

Jesús devil Lens.

POESÍA: MIGUEL ÁNGEL VELASCO

Hoy leo una necrológica en El País. Es de Miguel Ángel Velasco. Un poeta del que, hasta este momento, no había oído hablar.

Reseña un poema titulado “La alegría”:

Diré de la alegría, aunque regresen

esas noches sin fe en las que apuramos

un vino de rencor; aquellas horas

de hosco abatimiento en que uno envidia

la vida de las bestias.

A pesar

de la anciana palabra, no hecha acaso

para decir la dicha, aunque después

la traicionemos siempre. Aunque al final

siempre haya que pagarla: no se es

feliz impunemente”.

Y como uno cree en las señales, pues ahí lo dejamos.

Porque me ha gustado mucho, porque es miércoles, porque no sé quién es Velasco, pero me han gustado sus versos.

Jesús Lens.

SEGUNDO SACUDIENDO LETRAS

¿Vais a escribir? Sabéis que hemos organizado ESTE concurso literario. Sabéis que la primera convocatoria todavía está siendo votada. (Leed AQUÍ)

Y que, hasta el 31 de octubre (esta vez hay muuuucho tiempo) podéis mandar vuestros microrrelatos, en las condiciones al principio conexionadas, a un servidor.

El tema para este segundo «Sacudiendo letras» es:

– Mamá, ¿esta noche tampoco hay nada para cenar?

Buenas noches y buenas letras.

PD.- Esto tiene sentido si os animáis a escribir. ¿Vale? O sea que… ¡animaos!