NOWHERE?

Correr 25 kilómetros por la Vega puede producir monstruos:

 

Allí se encontraba. En mitad de ningún sitio. Hacía unas semanas que había emprendido un camino difícil y complicado. Aún cargado de energía, ilusión y esperanza, tenía sus recelos. Sabía que la empresa no era fácil, los escollos eran numerosos y el sendero, serpenteante, tortuoso y, sobre todo, largo. Muy largo.

 

Pero se conocía. Se había preparado a fondo y estaba convencido de que, dando lo mejor de sí mismo, si la suerte y las circunstancias le acompañaban, culminaría la empresa con éxito.

 

Y allí se encontraba. En la mitad del camino. Seguir adelante o volver atrás no era una decisión que tuviera sentido. No había atajos, desvíos o trochas. Lo sabía cuando emprendió la marcha. De hecho, por eso había elegido precisamente esa ruta y no ninguna otra. Era parte del reto. Del encanto. Las había más fáciles. Más accesibles. Más cortas. Pero su camino era ése. La experiencia acumulada así se lo había indicado.   

 

Y, sin embargo, había ocasiones en que, cuando se volvía para mirar de dónde venía y, después, se giraba para escudriñar el horizonte, se sentía perdido. En mitad de ningún sitio. Sólo se escuchaba el Silencio, pero ninguna señal era visible ni perceptible. Era lo que tenía el viajar sin mapa ni GPS. Que, muchas veces, el camino pinchaba por demás.

 

Pero no se arrepentía. Ni se preguntaba el célebre «qué hago yo aquí» que le había asaltado en otros viajes anteriores. No. Esta vez estaba absolutamente seguro y convencido de haber emprendido el camino correcto. El definitivo. Sólo que, a veces, se sentía perdido, cansado y desalentado. Solo.

25 KILÓMETROS DE VEGA

Los asiduos a esta Bitácora sabéis que, entre cosas, me gusta correr. Pero desde la conquista de aquella lejana Marasevilla, que supuso un punto de inflexión en mi escueta biografía como corredor, apenas hablo de dicha afición. Y mira que me provocó reflexiones y meditaciones

 

Pero no he dejado de correr, ni mucho menos. Lo que pasa es me cuesta centrarme en ello. Apenas he competido desde febrero e, incluso, me alejé de mis compañeros Verdes y su luminosa compañía, al sentirme lejano a sus proezas.

 

Con un puñado de Verdes...
Con un puñado de Verdes...

Este sábado, sin embargo, salí con ellos a hacer una impresionante ruta de 25 kilómetros por la Vega granadina, saliendo del Estadio de la Juventud, pasando por la Puleva, Pedro Ruiz, Fuente Vaqueros y, por fin, Pinos Puente.

 

Volví a sentir las mejores sensaciones y, cuando terminamos el recorrido en 1 hora y 58 minutos, a un promedio de 4,45 minutos el kilómetro, me sentí exultante. Tanto por el recorrido como por el kilometraje, por el tiempo empleado y, sobre todo, por el placentero bienestar de haber disfrutado con los amigos de una extraordinaria mañana atlética y, sobre todo, amistosa.

 

Pero dejo que sea Javi, uno de los amigos de Las Verdes, el que cuente más detenidamente esa estupenda mañana. Sigan el enlace y disfruten con la evocadora y precisa prosa de la Bestia Verde…

 

Jesús Lens. Bien encaminado.