¡A CORRER!

La columna de hoy viernes de IDEAL, bajo el influjo de los estragos de la Maratón de Sevilla.

 

En la salida de la XXV Maratón Popular de Sevilla, mirando a las pantallas gigantes del Estadio Olímpico, viendo cómo miles de personas dábamos los primeros pasos de la mítica prueba, me dio un subidón. Más, incluso, que al volver al estadio y cruzar la meta, tras sufrir y padecer los rigores de los cuarenta y dos kilómetros y ciento noventa y cinco metros.

 

Miles de personas tomando al asalto las calles de Sevilla para hacer algo tan aparentemente sencillo como correr. Y digo aparentemente sencillo porque esta semana nos hemos desayunado con los resultados de un informe según el cuál, aunque el 98% de los españoles piensan que el deporte es bueno, el 64% no practica ninguno.

 

Demoledor. Sólo dos de cada diez personas hacen deporte con frecuencia, estando a la cola europea, también, en cuanto a disciplina atlética. Y, lo que es peor, a los jóvenes no les gusta sudar la camiseta, por lo que el futuro se presenta poco halagüeño.

 

Lo hemos comentado, los amigos de Las Verdes, cuando vamos a las carreras del Circuito de Fondo de la Diputación granadina: los jóvenes, ni en pintura. Es increíble, pero cuesta encontrar a un veinteañero entre los cientos de corredores que toman la salida en las carreras de Alhama, Loja, Órgiva o Motril.

 

En detalles como éste se demuestra que a España le queda todavía mucho camino por recorrer ya que un país de dejados y perezosos no puede ser líder en nada serio.

 

Decía Albert Camus: «Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol». Y es que aún parece que la intelectualidad esté reñida con el deporte. De hecho, en las empresas, la práctica deportiva llega a estar bajo sospecha, como si fuera un robatiempos inútil, y en prácticamente ninguna se hace nada por alentar a los trabajadores a que lo practiquen.

 

En nuestra peña de baloncesto ha sido prácticamente imposible incorporar a ningún jugador en los últimos años que tuviera ganas de echar unas canastas… con el compromiso de ir todas las semanas. Y mira que se aprende a conocer a los compañeros, viendo sus evoluciones sobre la cancha. Por no hablar de la fraternidad que se genera en esos santificados Terceros Tiempos en que se comentan las jugadas y las carreras, se liman las asperezas surgidas en la pista, se hacen planes de futuro y se forjan amistades indestructibles.

 

Cuando los ministros y consejeros del ramo se conciencien de que la Educación Física no puede ser una maría en la formación de los alumnos, sino que ha de erigirse en piedra angular de la enseñanza de valores como el tesón, el esfuerzo, el espíritu de lucha, la capacidad de sacrificio y superación, el trabajo en equipo y la solidaridad con los compañeros; habremos caminado mucho hacia la consolidación de una sociedad realmente moderna y avanzada.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.