Durante la divertida presentación que hicieron Cristina Macía y Elia Barceló de su novela, ambas dos pusieron mucho énfasis en que nos quedara claro a todos que el protagonista-narrador de “¿Quién necesita a Cleopatra?” era un cabrón. Así. Con todas las letras. Un auténtico cabronazo.
Y la pregunta que se cernía sobre la mesa era una y clara: ¿cuánto de dicho protagonista-narrador hay en el propio autor de la novela?
Steve Redwood ponía los ojos en blanco y miraba al cielo, haciendo como que no entendía bien y, después, al explicarse, hacía como que farfullaba por lo bajo, intentando soslayar la cuestión.
El caso es que, a mi llegada a Madrid, la víspera de partir para Gijón, estuve viendo el España – Alemania del Mundial con Cristina y con Steve. Éste, fino humorista inglés donde los haya, pronosticaba un 0-4… para los teutones, poniendo en duda la sapiencia futbolística del mismísimo y veneradísimo Pulpo Paul.
Como quiera que España ganara aquel partido y que, a la hora de la verdad, cuando la Roja marcó su gol, Steve pegó un brinco de alegría, le cogí afecto al Hijo de la Gran Bretaña. Unos días después, como atestigua esta foto, la consecución del Campeonato Mundial terminó de crear un lazo de indisoluble amistad con ese barbado británico de quijotesca figura y patricio aspecto.
Así las cosas, y volviendo al principio de esta reseña, ¿cuánto de cabrón habría en el Narrador de la novela de Steve? ¿Y cuánto de Steve en el cabrón del narrador?
“¿Quién necesita a Cleopatra?” se lee de un tirón. Si eres una persona carente de humor. En caso contrario, tendrás que interrumpir varias veces su lectura. Para despelotarte de la risa. Porque Steve, efectivamente, es un cabrón sarcástico, ácido, malévolo y corrosivo, perteneciente a esa estirpe de humoristas ingleses que saben iluminar el lado más vergonzante del ser humano, para desnudarlo y sacarle los colores, jugando, retorciendo el lenguaje, sacando afilada punta a cualquier situación…
En la historia hay varios misterios que, en una u otra ocasión, todos hemos querido desvelar. ¿De qué se ríe la Mona Lisa? Porque todos sabemos que, detrás de la Vaca que Ríe hay un Toro que Empuja. Pero, ¿qué hace sonreír a la Mona Lisa? Tras matar a Abel, ¿cómo hizo Caín para perpetuar la Humanidad? ¿Y qué pasa con Rasputín? ¿No molaría estar presente en su tempestuosa muerte? ¿Y en la del mismísimo Jesucristo, contada de forma tan distinta en cada uno de los Evangelios?

El caso es que N, un personaje tan arribista e insensible como trepa y miserable, se “inventa” una máquina para viajar en el tiempo. Y, para sacarle rendimiento, se alía con un magnate de la televisión para viajar a algunos de los momentos estelares (o no) de la historia de la humanidad y grabar en vídeo lo que realmente ocurrió. Emitido en prime time, el programa está llamado a convertirse en un brutal éxito. Pero el magnate exige una condición para poner a N al mando de las operaciones: su hijo Bertie, enamorado de la Mona Lisa desde que era niño, le acompañará en todas y cada una de las aventuras… para su desgracia.

A partir de ahí, que el lector imagine la cantidad de desgracias, encuentros y desencuentros, escarceos sexuales, aventuras y desventuras que protagonizarán el infame N y el pobre Bertie… o, mejor aún: que el lector se compre “¿Quién necesita a Cleopatra?” y que disfrute como un marrano en charco o lodazal del humor de Steve Redwood, uno de los descubrimientos más refrescantes de la pasada Semana Negra.
¡Carcajadas aseguradas!
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.
Comentarios
8 respuestas a «¿QUIÉN NECESITA A CLEOPATRA?»
Vale, vale, me has persuadido – me casaré contigo. Menos mal que no vieras mis lágrimas cuando Iniesta marcó… me alegro mucho de que te haya gustado, y de que lo hayas tomado exactamente como quería – un divertimiento, un escape de las fantasías tan serias de héroes atormentados, nobles sacrificios (que también me gustan, que sepas)… Pero me han dicho que Terry Pratchett todavía no está temblando…
Por cierto, muy impresionante tu reseña del libro de Fernando Marías, no veo más remedio que hacerme pronto de un ejemplar
Cain ? pus como no habia mujeres se unio con una titi y de ahi venimos.
Rasputin, me inteesa, si.
La Cleo? «pa un ratillo»… vale.
El Foces
Este enlace Lens-Redwood promete, y no debemos perdernos nada, nadita de lo que de tal encuentro amatorio resulte. Please, avisad cuando llegue el primer retoño de tal conjunción de galaxias, que servidora no quiere perdérselo.
Enhorabuena (a ambos!)
¡Steve, ibas a casarte CONMIGO! Ah, qué inconstante y voluble eres…
Nada, nada, hasta que yo no sepa, de fuentes fiables, a qué dedicó Steve su tiempo libre mientras estaba en Arabia Saudí, a mí no me pone una mano encima.
😉
PD.- Porque según la solapa del libro, pasó por allí. Mucho tiempo. No sabemos si con o sin Bertie, claro.
Lo de Turquía. Que cuente también lo de Turquía. Que se sepa todo aquí (mira lo que pasa por tratarme así; que te enteres, Steve, no hay ira como la de una mujer despechada) 😛
Solo diré que el camello es un animal sensible, noble, cariñoso… y no contestona.
Pero, Cristina, sólo decía que no podía casarme contigo porque (creía: ¡ay, que inocente y confiado soy!) que Jesús y yo íbamos por fin a legitimizar lo nuestro…
Eso, eso, cuenta lo de Turquía, so volátil. Y ya veremos si te pongo o no el burka para salir a pasear por las calles.