Pese a su poca edad, los adolescentes tienen demasiada vida: se aman, se odian, follan, se graban…

Foto. Alejandro Vargas.

Buenas, soy Emilio Calatayud. Tengo más que constatado que, pese a su poca edad, los adolescentes tienen demasiada vida. Para unas cosas siguen siendo niños, pero para otras son ya veteranos. Se aman, se odian, vuelve a amarse, follan, se agreden y agreden, y, por supuesto, se graban y lo muestran… Pero cuando se les exigen responsabilidades, vuelven a ser niños. No vale. Quien la hace la paga.

Hay que vivir más despacio, chavales. No tengáis prisa. Y no os grabéis ni os mostréis en las redes, que eso es para siempre.

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