Una carta de amor fraternal para empezar bien la semana: «Mi mejor maestra es mi hermana…»

 

Don Emilio, inundado de cartas y postales. Foto: Pepe Marín.

Buenas, soy Emilio Calatayud. Se habla mucho de botellones, y yo el primero, y de lo que hacen mal los jóvenes, y yo el primero, pero la mayoría (y esto lo digo poco y pido disculpas por ello) son buena gente, muy buena gente. Aquí os dejo una carta que ha escrito una estudiante de Bachiller a su hermana que se va de Erasmus, por lo que van a estar separadas durante unos meses. Es una carta de amor fraternal que desmiente muchos tópicos sobre los jóvenes y que sirve para empezar bien la semana (por cierto, menos ‘guasaps’ y más cartas).

Dice así:

«Todos nos han dicho siempre que el mejor maestro es la vida, que la vida nos enseña a pasar por ella, en mi caso no, mi mejor maestra es mi hermana, una maestra que ve como me caigo y me espera de pie sabiendo que voy a levantarme, una maestra que me ha enseñado las bases para quererme, aunque tengo que admitir que no soy muy buena alumna.
Mi hermana me repite las lecciones y yo intento seguirlas sabiendo que ella me llevará por buen camino. A día de hoy no he vivido de otra forma que no sea a tu lado, y puedo decir que soy afortunada por todo lo que me has dado.
Busqué poemas ya que mis letras nunca serían tan bellas, busqué y busqué hasta encontrar a Bécquer, me hizo preguntarme qué es poesía…
Y poesía eres tú.
Un día Seneca dijo que la felicidad no mira de dónde nace, sino a dónde puede llegar, y llegarás muy lejos, siendo tu la felicidad que nace donde llegas. Como dijo Neruda: puedo escribir los versos más tristes esta noche, pensando en tu partida o en cómo pasan los días de nuestra vida, pero no lo es porque tu hogar nunca cambiará y nosotros, tu familia, te querremos por muy lejos que llegues a volar.

Luis Borges escribió su arrepentimiento por haber cometido el peor de los pecados; no ser feliz. La vida es un juego hermoso y arriesgado, todos sabemos que tú serás la mejor jugadora vayas donde vayas.
Solo me queda decirte que llegarás lejos seas lo que seas y hagas lo que hagas,
Decirte que si cuando muramos nos podamos reencarnar, me gustaría volver a ser tu hermana para poder pasar otra vida cogida de tu mano».

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