No hay que ser amigos de nuestros hijos… y tampoco de los amigos de nuestros hijos

Buenas, soy Emilio Calatayud. Siempre digo que no tenemos que ser amigos ni coleguitas  de nuestros hijos porque somos sus padres y, entonces, se quedarían huérfanos. Todo esto viene a cuento de una conversación que escuché el otro día en un ‘súper’ cuando estaba haciendo las labores propias de mi sexo. Una mamá joven, de poco más de cuarenta, le cuenta a otra de su misma quinta. «Nada, que mi niño se está haciendo mayor y me cuenta cosas de las chicas y tal, y me río un montón con él. Pero es que también me río con sus amigos. Tienen unas cosas. Me piden consejo y todo: ‘Oye, tía, que os gusta a las tías que os digamos y hagamos’. Yo es que me parto con ellos».

Moraleja: No debemos ser amigos de nuestros hijos… y tampoco amigos de los amigos de nuestros hijos». Con cariño y respeto, pero hay que mantener las distancias.  ¿¡Qué es eso de llamar ‘tia’ a la madre de una amiga y tratarla como si fuera una coleguita del insti!? ¿Estamos tontos? ¿Cuándo perdimos el norte?

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