Engaño

Parece que casi todo el mundo coincide en que Mariano Rajoy no dijo gran cosa el lunes en TVE. Los comentaristas hablan de decepción. Una internauta -no sé dónde lo he leído- decía que el presidente le recordaba a ‘Calimero’, aquel entrañable patito televisivo que siempre decía: «Nadie me entiende». Es verdad. Escuchándole, a mi también me vino a la mente una frase de Indiana Jones: «Todos se han perdido menos yo». Total, que la intervención de don Mariano -y siempre hablando en términos generales- no despertó pasiones. Vamos, en su línea. En este sentido, y como periodista, lo que más me ha llamado la atención es que los informadores que interrogaron a Rajoy se han llevado casi tantas críticas como el propio presidente. Son muchos los que piensan que pecaron de blandos. Es evidente que no corren buenos tiempos para el periodismo: además de la crisis que afecta a los medios, la credibilidad de los profesionales está por los suelos, casi como la de los políticos. Y eso es muy preocupante, al menos para los que nos ganamos la vida con este maravilloso oficio. Supongo que habrá muchos culpables, pero los periodistas no podemos eludir nuestra propia responsabilidad. Nosotros también estamos fallándole a la gente. ¿Cómo es posible que una entrevista a Rajoy de cincuenta minutos nadie pronunciase la palabra ‘engaño’? En Estados Unidos, donde con todos los defectos que se quiera se practica un periodismo mucho más incisivo, ese término habría figurado en la primera pregunta.

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