Primero se comprueba y contrasta, y después, se difunde

El periodismo no tiene demasiados misterios. Hay que tener olfato -que es algo que no se aprende en ninguna universidad: se tiene o no se tiene- y seguir cuatro o cinco normas básicas. Seguramente, la más importante de esas normas es publicar y difundir una información cuando la hemos contrastado. Viene esta reflexión a cuento de que, gracias a las nuevas tecnologías, cualquier individuo es un medio de comunicación…, pero -siempre hay un pero- si no se conocen las cuatro o cinco normas y nos dejamos llevar por el entusiasmo, lo más probable es que difundamos algo que no sea cierto. Lo de contrastar y constatar es más laborioso, y puede que hasta aburrido en algún caso, pero si lo haces, no corres el riesgo de distribuir un cuento chino por medio mundo. Tener credibilidad cuesta mucho tiempo y esfuerzo; perderla es cuestión de un segundo.
Hoy, mis compañeros de periódico y yo hemos estado imaginando noticias que, a buen seguro, arrasarían en Internet. Solo tenian un pequeño defecto: que eran una invención. Ya sabes, no dejes que la realidad te estropee un buena noticia. Sería precioso anunciar a los cuatro vientos que los extraterrestres han aterrizado cerca de Azuqueca de Henares -es un poner-, pero antes habría que intentar comprobarlo. O que ha aparecido petróleo en Soria y se acabó la crisis. O que Elvis está vivo y reside Benalmádena…
Primero se comprueba y contrasta, y después, se difunde. Y no al revés.

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