Un campeón olímpico, con don Emilio

Hola, soy Morán. Hoy se me ha adelantado don Emilio. Bueno, a fin de cuentas de eso se trata. De que, poco a poco, vaya congiendo las riendas del blog. Como es muy reservado y discreto, no os ha contado que hoy ha estado con ‘Toto’, uno de los mejores deportistas españoles de todos los tiempos y, sobre todo, una persona que ha tenido el enorme valor de admitir públicamente sus debilidades. Toto’ ha estado hoy en Granada para conocer a don Emilio y por la tarde ha vuelto a Barcelona. Es un tipo grande y con los ojos risueños. Parece que es feliz. No añadiré nada más, todo lo que queráis saber sobre él esta en su web www.pedrogarciaaguado.net/.

He aquí un extracto de la biografía de Toto que figura en esa página:

Pedro García Aguado (TOTO), autor de “Mañana lo dejo”, ha sido uno de los deportistas que ha dado el waterpolo español. Campeón Olímpico en Atlanta 96, campeón del mundo en Perth 98 y 565 veces internacional con la selección nacional absoluta y reconocido como mejor jugador de la liga española de waterpolo en el año 2001. No obstante, entre su larga trayectoria cómo deportista profesional se esconde la cara oculta de un deportista que al mismo tiempo que estaba compitiendo al más alto nivel, estaba inmerso en el mundo de las drogas, el alcohol y las fiestas nocturnas. A los 12 años, Pedro se inició en el mundo del waterpolo y al cumplir los 17 se fue, junto a su amigo del alma, Jesús Rollán, a Barcelona. El Club Natació Catalunya les hizo la primera oferta de su carrera por mediación del seleccionador nacional de entonces, Toni Esteller. Dijo en el club que en Madrid había dos juveniles que prometían y que se debían ir a Barcelona. El motivo era que allí no podían llegar más alto porque no había liga de más categoría.

Fue entonces, en Barcelona, con 17 años y viviendo en una residencia, sin nadie que lo controlara, cuando Pedro se desmadró por completo. Ese vivir sin límites lo volcó en los entrenos, esforzándose al máximo, pero también con las fiestas, el alcohol y las drogas. Desde entonces, hasta los 35 años, la vida de Pedro fue una mezcla entre éxitos y fracasos. Fue exitosa porque llegó al más alto nivel cómo deportista, pero fracasó cómo persona al introducirse, cada vez más, en el mundo de las drogas.

Su adicción llegó a tal punto que tuvo que abandonar su carrera cómo deportista para ingresar en una clínica de desintoxicación. Años más tarde, podemos ver a un Pedro totalmente nuevo, recuperado de su adicción y con ganas e ilusión de disfrutar de sus hijas, de su familia, de emprender una nueva etapa cómo terapeuta, de ser capaz de plasmar su vida en este libro y de vivir sin ser Toto, el que lo ganó todo y tuvo tanto éxito, para simplemente ser Pedro García.

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