Mi amigo Paco Rabal y las fiestas de Jun

En 1996 tuve la suerte de conocer a Paco Rabal el actor, pero sobre todo y ante todo a la persona. Fue un viaje apasionante en su viejo Mercedes desde su casa en Madrid en Doctor Ezquerdo hasta la ciudad de Granada de mas de 8 horas un 17 de agosto de 1996, parando en distintos lugares que el genial artista conocía desde siempre. Paco me contó innumerables historias vividas que me impactaron profundamente pero hubo una en la que podía participar y quise hacerlo. Se trataba de un dibujo que había realizado su amigo Manuel Angeles Ortiz. Ese dibujo se hizo en cerámica y al cambiar de casa para irse a Alpedrete, Paco Rabal lo perdió. De ahí que le propuse que nuestro insigne ceramista, Miguel Ruiz Jiménez realizara la reproducción para la casa en donde pasó sus últimos años Paco Rabal, mirando cada día al Valle de los Caídos que tan malos recuerdos le traía.

Paco Rabal fue una persona que me mostró un camino de perseverancia en las cosas pequeñas para intentar salvar obstáculos. No solo fueron las horas de viaje de Madrid sino también las horas que pasamos en Sevilla y luego en Aguilas, su pueblo natal, conversando de un sinfin de anécdotas que han quedado fijadas en mi memoria y de las cuales llevo mucho tiempo escribiendo y que próximamente saldrán publicadas. Pero Paco Rabal no era nadie sin Asunción Balaguer, su esposa, su compañera a quien también escuché atentamente y a quien no hace mucho, le volví a mostrar mi primera edición de «Poeta en Nueva York» que me firmó Rafael Alberti, Paco Rabal y luego Imanol Arias, un trío de artistas absolutamente complementario.

¿Y porqué os cuento todo esto?. Facil, muy fácil. Se acercan las fiestas patronales de Jun y hacen falta ideas para implementar. Ideas no costosas y que sean cercanas al pueblo y con este espíritu del mensaje que nos envió Paco Rabal a las Fiestas de Jun de 1998 y que publicó Diario Ideal, espero vuestras aportaciones en un claro y marcado mensaje 3.0:

Francisco Rabal, fan de Jun:

Para las fiestas de Jun, donde quisiera asistir, deseo con este romance haber llegado hasta allí.

Porque en mi casa, la vuestra, en la sierra de Madrid tengo un poema de Alberti que el gran Angeles Ortiz me grabó, hace ya tiempo, en ese pueblo gentil y al vender la casa antigua por desgracia lo perdí. Me lo han vuelto a rehacer amigos que tengo ahí, que es Jose A. Rodríguez y su buen padre, el edil de Iundenia, nombre romano, de un Jun que no tiene fin.

Quizá sea el mismo artista quien lo vino a repetir, exactamente lo mismo, Siles o Miguel Ruiz, que en sus Vasos de la Alhambra en Rusia, Italia o París, he de brindar por vosotros y por vuestro porvenir. La cerámica de Jun le da vida a mi jardín y ya sabeis donde vivo si es que venís por Madrid.

Que si es hermana Colonia, teneis vuestra casa aquí, la mesa de un iundeniense y cama para dormir.

Con mi sincero afecto,

Paco Rabal, Alpedrete, agosto 1998

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