Vean Dunkerque

Aunque la vi hace un par de semanas, he querido esperar a hablar de “Dunkerque” para dar tiempo a que la viera más gente. Usted, por ejemplo, querido lector. ¿La ha visto ya? ¿Y qué tal? Porque se trata de una película que, desde luego, no nos deja indiferentes.

Primer aspecto a destacar: “Dunkerque” es toda una invitación, una incitación, a volver al cine. Al cine como espectáculo visual. Y a la sala de cine de pantalla gigantesca y sonido esplendoroso, para disfrutarla en su máxima expresión. Y no. Por muchas pulgadas que tenga su televisor, “Dunkerque” no lucirá igual en el salón de su casa que en la oscuridad de la sala de cine.

 

¿Por lo espectacular de las imágenes?

 

Sí. Y por la sensacional banda sonora de Hans Zimmer y los efectos de sonido, efectivamente. Y por la sensación de agobio y claustrofobia de algunos momentos. Pero también justamente por lo contrario. Por lo despojado de algunas secuencias. Por la sensación tan agresiva y lo asfixiante de determinados espacios abiertos que reducen a la nada a los personajes, dejándolos inermes frente a los elementos. Y a los acontecimientos.

Tres historias diferentes, pero a la vez complementarias, protagonizan los hilos narrativos de una película en la que su director, Christopher Nolan, vuelve a jugar con el tiempo y con el espacio, como ya hizo en “Memento”, “Origen” e “Interestellar”.

 

Un guion en el que importa más la forma que el fondo y en el que el desarrollo de los personajes, escaso, está al servicio de la estructura. Porque en “Dunkerque” se cuenta la historia de un puñado de personas que representan a los cientos de miles de soldados que consiguieron ser evacuados de las playas belgas, frente al acoso de los nazis.

 

A Nolan no le interesa quiénes eran, qué pensaban o cómo llegaron allí. Solo pone el acento en qué hicieron y cómo se comportaron durante aquella semana, durante aquel día, durante aquella hora; cuando sus vidas cambiaron para siempre.

Cierto que la película es, militar e históricamente, poco precisa. Pero hablamos de eso, de una película. De una ficción y no de un documental. ¡Por supuesto que las cosas no ocurrieron como las cuenta Nolan! Pero la conquista del Oeste tampoco fue como la filmaron John Ford y Howard Hawks, y seguimos adorando a John Wayne y al Séptimo de Caballería…

 

Jesús Lens