Esos Jedi atemporales

En este mundo hay dos clases de personas: las que se emocionan en una sala de cine cuando empiezan a verse los rótulos de inicio de todas las películas de la saga Star Wars, vibrando cuando suena la Obertura de John Williams; y las que se aburren y se cansan con las guerras de la galaxias, sintiéndose mayores para disfrutar de esas niñerías.

Yo, ni que decir tiene, soy de los primeros, que me sigo estremeciendo al son de la Marcha Imperial y se me saltaron las lágrimas al reencontrarme a Luke Skywalker en lo alto de su roca galáctico-irlandesa, convertido en un eremita. Por no hablar de la ilusión de a Yoda volver a escuchar y de los grandes avances que he hecho en mi aprendizaje del shyriiwook, el idioma de Chewbacca.

Si a usted, estimado lector, aún le queda algo del niño que una vez fue –o debió ser-, no lo dude y vaya a ver la nueva entrega de Star Wars, “Los últimos Jedi”. Pocas veces, un producto de la cultura pop ha tenido tanto ascendiente en nuestra vida, reuniendo en las salas de cine hasta a tres generaciones distintas de enfervorizados espectadores.

 

Para mi familia ya es un rito anual ir juntos al estreno de la entrega de turno de la franquicia galáctica por excelencia y, al salir del cine, decidir quién es nuestro nuevo personaje favorito de la saga. Que lo mismo puede ser Rey -por la que opta Carmela- que Luke, Leia o, para regocijo de SOY, mi robot, el gran BB-8, el que más le gusta a Julia.

“Los últimos Jedi” dista mucho de ser perfecta, pero ¿a quién le importa? Es larga en exceso y la corrección política resulta demasiado evidente, con esos guiños veganos, animalistas, robóticos y multirraciales. Pero, insisto: ¿Y? Se trata de una película con ritmo, espectacularidad, sentido del humor, estupendas sorpresas en el guion y fenomenales secundarios. Y, sobre todo, se trata de un pedacito de nuestras vidas.

 

Dos horas y media de puro cine que conectan a nuestro yo de hace cuarenta años con el de ahora mismo y, espero, con el que seremos a medida que sigamos acudiendo, puntualmente, a los futuros estrenos galácticos, incluyendo los spin off de Han Solo y de Obi Wan Kenobi. ¿Se puede pedir más, por 6 euros anuales?

 

Jesús Lens