¡Granadinos! ¡A acelerar tocamos!

Ha llegado la hora. El momento decisivo. Estamos en ese punto en que toca dejar de calentar y entrar al partido, con los músculos en tensión y plena concentración, dispuestos a dar el 100% de nosotros mismos. Se acabó la espera. Toca quitarse la sudadera, apretar los dientes y demostrar, por una vez, que sí se puede.

Acelerador CERN

Porque Granada se juega su futuro en los próximos meses, una vez presentada la candidatura para albergar el famoso IFMIF-Dones, el Acelerador de Partículas que metería a nuestra provincia, de lleno, en el siglo XXI.

En esta cuestión no caben titubeos ni medias tintas. El compromiso debe ser total y absoluto. De momento, parece que todas las administraciones están remando en la misma dirección, dando igual el color de cada una. Y es que en esta larguísima carrera de fondo, cuya meta parece vislumbrarse a final de 2017, da lo mismo que seamos rojos, azules, verdes o violetas: estamos en el mismo barco. El barco de progreso científico y tecnológico que, por una vez, hemos tomado a tiempo.

Con el proyecto del IFMIF-Dones se están haciendo las cosas bien. Se está trabajando de forma consensuada y discreta en un ejemplo de colaboración público-privada que, de momento, cuenta con 230 millones de financiación comprometidos.

Seven Solutions

Pero falta más dinero. Porque la otra gran competidora para albergar el acelerador de partículas, Croacia, dispone de un presupuesto de 400 millones de euros. La parte técnica de la candidatura española supera a la croata y a la polaca, que parece haber perdido opciones en esta carrera, por lo que la decisión final dependerá de un puñado de millones de euros.

La diferencia es, ahora, de 170 millones de euros. Una cantidad muy importante y respetable, pero en absoluto imposible de conseguir. Sobre todo porque, aunque no se alcancen los 400 kilos, la candidatura granadina está muy bien valorada.

Acelerador

Da igual que seamos del centro o de la periferia. De pueblo o de ciudad. Del Madrid o del Barça. Del Metro soterrado o de superficie. De la estación de Moneo o de un sencillo apeadero. En el tema del Acelerador de Partículas, Granada solo puede ser una y, cada uno en nuestro ámbito de actuación, hemos de trabajar duro para conseguir su llegada.

Formémonos e informémonos. Aprendamos. Escribamos, pidamos, clamemos y exijamos. Todos unidos y en sintonía.

¿Que por qué es tan importante? Por una parte, por la cuestión literaria y paradójica, como escribí aquí día en IDEAL, en clave irónica. Y, por otra parte, por lo económico, social y por el empuje en las infraestructuras que puede tener para Granada, como igualmente escribí en IDEAL, en este otro artículo.

Si están de acuerdo, compartan, difundan distribuyan… ¡Es nuestro futuro!

Jesús Lens

1 Twitter Lens

EL MAPA DEL TIEMPO

Una vez estuve en Londres. Apenas tres o cuatro días. Y mira que hay cosas que ver/hacer en la capital de Inglaterra, pero una iba anotada y subrayada en rojo fuego en mi cuaderno de viajes: hacer el tour de Jack el Destripador, paseando por las calles de Whitechapel en que el más famoso asesino en serie de la historia perpetró sus siniestros crímenes.

 

¿Morbo?

 

No lo sé. Pero el personaje de Jack the Ripper me fascina desde tiempos inmemoriales y, aunque nunca creo haberlo confesado en alta voz, una de las películas que más veces he visto en mi vida es… «Asesinato por decreto», en que se contaba un duelo voltaico entre Sherlock Holmes, el príncipe de los detectives, y el sádico Jack.

 

Además, me fascinó la novela gráfica «From hell», de Allan Moore, que leí premiosamente, deleitándome en cada imagen de «aquel Londres purulento de finales de siglo», como acertadamente lo describe Félix J. Palma en su monumental novela «El mapa del tiempo», Premio de Novela Ateneo de Sevilla, editada por Algaida.

 

¿Qué quiero decir con «monumental»?

 

Primero, que es una novela gorda. Gruesa. Grande. Bien servida de un buen puñado de cientos de páginas que, sin embargo, no pesan nada en el ánimo del lector, que se sumerge en su lectura y se deja guiar por ese Londres que, capital del mundo de entonces, albergaba los sueños y las pesadillas de buena parte del género humano del momento.

 

Los protagonistas: muchos. Entre ellos, además de Jack y Mary Kelly, Polly Nichols y el resto de las prostitutas asesinadas, podremos encontrar a Joseph Merrick, el Hombre Elefante, a escritores como H.G. Wells, Bram Stoker o Henry James y, por supuesto, a una amplia caterva de distintos personajes que nos sirven para conocer desde los palacetes de la burguesía a infames tabernas como «The ten bells».

 

Pero ¿Qué cuenta «El mapa del tiempo»? Pues partiendo de los famosos asesinatos de Miller’s Court y alrededores, el autor teje una trama en que se combinan las expediciones africanas en busca de las Fuentes del Nilo con las prodigiosas máquinas de viajar en el tiempo, utilizando la técnica del folletín, con aderezos de Terminator, Drácula, Prestige y Minority Report, entre otras muchas referencias cinematográficas y literarias.

 

Abel me decía cariñosamente, al leer de qué iba el libro, que pudiera parecer que el autor se había fumado algo más que tabaco y salvia, para meterse en un berenjenal de este calibre. Pero no. Ni mucho menos. Aunque pueda parecer imposible, todas las piezas del puzzle literario más fantasioso, imaginativo y desaforado que nunca leí en un autor español, terminan encajando a la perfección, sin que quede un sólo cabo suelto.         

 

Una espléndida novela, construida a través de un sólido andamiaje que recuerda a aquellos cadáveres exquisitos de los surrealistas, el juego de las palabras encadenadas y un hálito a efecto mariposa de escala atemporal. Y con frases tan elocuentes como: «Todo esto se sustenta en una caja vacía donde no se esconde otra cosa que los miedos que llevamos dentro.»

 

Una novela bigger than life que se basa en una premisa tan hermosa como cierta: «¿Acaso no hay mentiras que hacen la vida más hermosa?»

 

Total, que ya estoy pergeñando una nueva visita a Londres. A ver si mi amiga Rocío, excelente conocedora de la ciudad del Támesis, se anima a que busquemos qué se esconde en el número 50 de Berkeley Square, donde se encontraba la casa más embrujada de la ciudad. Una casa en la que pasan muchas, muchas cosas…

 

¿Ciencia? ¿Imaginación? ¿Literatura? ¿Fantasía? ¿Realidad?

 

Háganse con «El mapa del tiempo» y disfruten con la explosión imaginativa de un Félix J. Palma al que pueden hacer un exhaustivo seguimiento a través de su más que interesantísima web: http://www.felixjpalma.es/

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.