Eres lo que haces

Domingo. Cae la noche en el Albaicín. Bajamos por una de sus callejuelas y nos detenemos a ver las pintadas y carteles sobre la cuestión de las aguas fétidas que corren sin control por el empedrado del barrio. De repente, un runrún lejano que, poco a poco, se nos va acercando. Truena una voz.

¡EL PROBLEMA ES QUE LOS EXCESOS DEL TURISMO TERMINAN POR VACIAR LAS CIUDADES Y CONVERTIRLAS EN PARQUES TEMÁTICOS!

Tipo recio, alto y fornido. Barba guay, de las que requieren tiempo y trabajo. Ropa molona e informal, pero de nivel. Mochila chula al hombro. El sujeto de la voz poderosa va a la cabeza de un grupo conformado por otras cinco o seis personas del mismo jaez: modernas, tatuadas y con aire de sabidas.

No recuerdo cómo siguió la conversación sobre los peligros del turismo, que tenía pinta de ser sesuda y venir de la largo. Lo que no consigo olvidar es el timbre empleado por los sujetos: más que hablar entre ellos, estaban dando un mitin, un discurso, una conferencia marco, una alocución.

Ralentizamos nuestro paso, les dejamos pasar y, como no callaban, optamos por detenernos y esperar a que se desvaneciera el incesante eco de la improvisada ponencia sobre turismofobia protagonizada por aquella concienciada chavalada.

La paradoja es que todo el camino que veníamos haciendo, ellos y nosotros, estaba jalonada de folios pegados en las paredes de las casas solicitando respeto y silencio, dado que el Albaicín es un barrio vivo en el que vive gente, vecinos, personas… con cosas más interesantes que hacer que escuchar las conversaciones de los miles de turistas que pasean por sus calles, un día sí y otro también.

Está bien leer, estudiar, reflexionar, hablar y debatir para tomar conciencia sobre los problemas que nos aquejan, pero es necesario darle sentido a toda esa palabrería. Convertirla en algo realmente útil. En este sentido, conviene recordar que no somos lo que decimos. Somos lo que hacemos. Y lo que dejamos de hacer. Callarnos de vez en cuando, por ejemplo.

Jesús Lens

NÚMEROS UNO

Dejamos la columna de hoy de IDEAL, en clave turística, ahora que comienza el año y ha terminado ese FITUR…

Más difícil que llegar a ser el Número Uno en cualquier disciplina es mantenerse ahí arriba, de forma continua, mes a mes, un año detrás de otro. ¡Que se lo digan a Federer, ese suizo tan elegante, peinado, aseado y aparentemente inalterable, que vivió en lo alto del top ten del tenis mundial durante años, hasta que llegó el ciclón Nadal para arrancarle sus lágrimas de campeón, el pasado domingo, en Australia!

 

Viendo la foto de Rafa con el trofeo y, en segundo plano, a Roger llorando a lágrima viva, me acordaba de Granada, FITUR y de las magnitudes económicas derivadas de un sector turístico en que, hoy por hoy, seguimos siendo los reyes. Pero a la baja.

Está claro que la Alhambra es el motor de desarrollo de un turismo cultural que atrae a millones de visitantes a nuestra ciudad, que Sierra Nevada es un paraíso para los amantes de los deportes de invierno y que la magia de un nombre, Granada, sigue siendo suficiente para conseguir que vengan personas de todo el mundo.

 

Pero ni podemos, ni debemos relajarnos. Hay proyectos tangibles, como la ampliación del Parque de las Ciencias o la construcción del Centro Cultural CajaGRANADA y Museo de la Memoria de Andalucía que están contribuyendo a ampliar nuestra oferta cultural y de ocio hacia zonas distintas de la ciudad, de forma que, por primera vez, los turistas podrán pasar un fin de semana en la capital sin necesidad de cruzar la hipotética frontera del río Genil que da paso al centro histórico de la misma.

 

Y, sin embargo, hay otros muchos aspectos en los que no hemos avanzado ni un ápice. Un dato: en Madrid se vendieron a lo largo de 2008 más entradas para el teatro que para el fútbol. ¿Piensa alguien que la programación de nuestros teatros -o el tirón de nuestros equipos deportivos, excepción hecha del CeBé- es susceptible de atraer a un solo visitante de fuera?

Por unos meses, los vuelos baratos parecieron ser la panacea de un nuevo e incipiente turismo: el de los viajeros ilustrados e independientes que aspiran a disfrutar de un novísimo Turismo de las Sensaciones y que prefieren la autenticidad del Albayzín en una tarde de miércoles o una visita temática y especializada a la Alhambra más desconocida que el bullicio de los grupos organizados del fin de semana.

Pero pronto despertamos del sueño para darnos de bruces con la realidad de los acuerdos congelados y las conexiones aéreas suspendidas. Y, aunque ahora ciframos las expectativas del sector en la celebración del Milenario de la ciudad, no deberíamos dormirnos en los laureles si no queremos terminar llorando como Federer, rememorando laureles pasados y viéndonos sobrepasados por la pujanza, el empuje y el músculo de destinos como Bilbao, Madrid, Barcelona o Valencia, auténticos torbellinos que han sabido aprovechar las infraestructuras culturales para revolucionar la vida ciudadana en su integridad.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

DAMASCO & LIBANO: PUNTO Y FINAL

Punto y final. Se acabo lo que se daba. Son las cinco y media de la tarde en Damasco, la noche ha caido y ya me retiro a mis cuarteles de invierno, a descansar unas horas dado que viajo de vuelta a Granada esta noche, via Estambul, en lo que sera un viaje largo y pesado que me devolvera a la capital nazari, con suerte, a eso de las 8 o las 9 de la noche de manana.

Hoy me he comportado cmo un egoista y al levantarme no conecte la tele ni me enganche a Internet para saber como iba la ofensiva israeli en Gaza. Queria ser un turista normal en la monumental capital de Siria. Y lo hice. Sali cuando el sol ya estaba alto. Antes estuve leyendo un buen rato en mi suite 307. Pero de esa lectura hablare mas adelante. Me eche a las calles con el objetivo de comprar tres o cuatro cosas lo mas rapido posible para, despues, poder deambular tranquilamente, sin tener que fijarme en escaparates o calcular los precios de las cosas.

Soy un pesimo comprador. Excepto de libros, peliculas o discos, mi pulsion compradora es nula. Veo dagas muy chulas, o lamparas, o atriles para mis libros. Pero me aturullo con los precios. Ademas, cuando me dicen que algo es antiguo, salgo despavorido ya que es la antesala de una clavada monumental. Por ejemplo, vi en un escaparate un libro con unas miniaturas muy coloristas. Entre a preguntar por el, lo estuve viendo (despues de mostrar interes por otras piezas, para despistar, consejo numero uno para comprar en los paraisos del regateo) y me gusto. Era una version corta de las Mil y Una Noches con dibujos muy vivos. Y pregunte el precio: «Dibujos hechos a mano. En Euros, 125» Me dio la risa y me fui, por supuesto, sin hacer una contraoferta, camino mas directo que hay a la perdicion cuando se trata de regatear. Segui mirando pashminas, cajitas, laminas y demas parafernalia y, en otra tienda, vi el mismo libro, convenientemente envejecido, para dotarle de un halito atractivo y misterioso.

-How much?

– My friend, handmade drawns. Very beautiful. For you… 300 euros.

-Only?

Y me fui descojonado de la risa. Total, que decidi no conmenzar a regatear hasta encontrar a algun vendedor con los cojones lo suficientemente gordos como para pedir, de entrada, 500 euros. Y, como no lo encontre… pues me quede sin mi libro.

Y, a partir de completar las compras, me dedique a dar el paseo mas tranquilo y relajado que recuerdo haber dado en mi vida. Sin horas, sin rumbo, me dedique a vagabundear por una ciudad que me tiene arrebatado el corazon, a la velocidad de los caracoles. Me asomaba en todos los rincones, me detenia en todas las esquinas y me deleitaba en cada balconada, en cada recodo, en cada curva. Ya dije, hace unos dias, que el Viejo Damasco esta a punto de desaparecer. Por eso, estos largos paseos resultan tan especiales. Esos callejones humedos y atiborrados de cables, esas vigas de madera vistas, esos balcones que chocan unos con otros…

Las puertas de madera, el cemento desportillado, las farolas de hace lustros, los carteles inunando las paredes… En un momento pase por un Museo de la Caligrafia Arabe. Fue un mal momento. Pero entre. A modo de recuerdo y homenaje. A quienes nos gusta escribir, nos encantaria tener una hermosa caligrafia. Me gustan los textos hermosamente escritos. Porque la caligrafia es un arte. Y la arabe, mas que ninguna, dado que es motivo principal de su decoracion. Pase un buen rato viendo inscripciones en piedra y en papel, textos historicos y manuscritos hermosamente decorados. La chica, muy maja, se conformo con coger un billete de dolar, al no tener cambio de mi billete de 1000 libras sirias. Muy simpatica, se reia cuando le saque todas las monedas que llevaba encima para que se cobrara. Al final, prefirio el dolar contante y sonante.

Segui mi camino. Escuchando las alocuciones de las mezquitas y las radios de las tiendas. O vislumbando las televisiones, monotematicas, por supuesto. Pero segui mi lento deambular, impregnandome del ambiente de la capital, del transito de sus gentes, de los vendedores de cafe, de los hornillos de carbon, de lo tes de medio dia, de los hornos de pan. Ora buscando recachas de sol, ora sumergiendome en los callejones mas oscuros. Damasco es una ciudad vieja, sabia, amable, feliz, que lleva sus achaques con la mayor dignidad.

Comi en mi restaurante favorito, el Leylas, los inevitables hummus y moutabel. Escribi en mi cuardeno, ordene las entradas y tickets recolectados estos dias y sali de nuevo, esta vez, a despedirme de Damasco. Espere a que cayera la noche y sonara la llamada a la oracion, por las cercanias del embriagador Mercado de las Especias, despues de haber paseado por la Llamada Via Recta, acordandome de mis amigos de viaje, que ya estaran en casita.

Y con el olor de las especias en la pituitaria, la vision de mi ultimo atardecer en Damasco y el embujador sonido de la voz de los muecines, repetido hasta la infinito, me voy al hogar. A mi hotel. A descansar unas horas. Pero esto ya se lo he contado verdad?

Y les dije que, en Damasco, me llamo Hesh al-Lens?

Entonces, nada mas me queda por decirles. Solo «adios» a Damasco. O, mejor dicho, hasta la vista. Porque espero volver. Y, a ser posible, antes de que desaparezca su esencia embriagadora. Algun voluntario para venir? Bueno, ya hablaremos tranquilamente, en los proximos dias.

Pasen buena tarde. Esero conectar desde Estambul, para amenizar la espera del trasbordo. Animense a dejar comentarios, que esta noche sea larga, triste y melancolica.

Les quiere Hesh al-Lens, dentro de poco reconvertido, de nuevo, en Jesus Lens.