Frente al Poniente

Ayer domingo, mi hermano y yo decidimos enfrentarnos a Jorge, que resultó bastante más fiero en los pronósticos del tiempo que en la realidad, la verdad sea dicha. Si no llega a ser porque los especialistas le pusieron nombre y amenazaron con que nos golpearía duramente, devolviéndos al ¿invierno?, Jorge no habría pasado de Jorgito. Un poniente fuerte, nada más.

El caso es que estábamos en La Chucha y nos animamos a ver sobre el terreno en qué va a consistir el plan anunciado por Torrenueva de conectar el recién nacido municipio con la famosa playa de La Joya, que suena a californiano total.

Para este tipo de excursiones prospectivas, mi hermano y utilizamos una técnica que podría ser incluso ancestral: calzarnos las zapatillas y echar a correr. O a trotar, que la subida hasta el faro Sacratif se hace dura.

Soplaba el viento, cierto. Pero también lucía el sol. Junto al Sacratif hay un precioso promontorio que ofrece unas vistas sensacionales de toda esta parte de la Costa Tropical. Incluyendo la Joya y Torrenueva, un municipio que está aprovechando su recién conseguida autonomía para recuperar su patrimonio histórico, artístico y paisajístico, de los caminos de La Desbandá y su aljibe, que será museo, al parque periurbano que sube por los riscos y acantilados de los alrededores.

La pena es que el plan, al menos de momento, no contemple continuar más allá y conectar con el paseo marítimo de La Chucha, en un recorrido que sería espectacular. En concreto, hay medio kilómetro que exige bajar a la carretera general y caminar por el arcén, resultando imposible atravesar por ningún resquicio de la finca que ocupa esa parte de los acantilados.

Enhorabuena al ayuntamiento de Torrenueva Costa por su empeño en recuperar todo este paisaje, más allá de los estrechos límites urbanos. Lo agradecerán sus vecinos, claro. Pero nos aprovecha al resto de personas con curiosidad por ir más allá de los caminos trillados, entre los chiringuitos, las terrazas y las heladerías. La Costa Tropical, desde las alturas, luce espectacular. Con o sin Jorge, golpeando con el Poniente.

Jesús Lens

¿No les gusta Torrenuevayork?

Yo hubiera votado Torrenuevayork. Como chuchero de pro, también me gustaba Sacratif, pero el cosmopolitismo de un nombre como Torrenuevayork es imbatible.

Al final, sin embargo, ha triunfado la opción más lógica, seria y menos traumática: Torrenueva Costa. Y es que los torreños, al segregarse y convertirse en municipio independiente de Motril, han tenido que cambiar de nombre, que ya existía otra Torrenueva en Ciudad Real. Y, sin complicarse la vida, han sido pragmáticos. Y de ello hablo hoy en mi columna de IDEAL.

TORRENUEVA

Por una parte, lo entiendo. Es razonable. Pero, por otro lado, me parece una oportunidad perdida. No siempre tiene uno la oportunidad de rebautizarse y poder elegir un nuevo nombre para el pueblo en que vive, de forma que resolver el tema de la forma más previsible, le quita gracia al asunto.

Y es que no somos especialmente originales con esto de las denominaciones. Sobre todo, la gente de la montaña, que no duda en utilizar nombres tan manidos como Picacho Alto, Cinco Lagunas, Laguna Larga, etcétera. ¡Qué sosería, por favor!

Recuerdo, cuando bajábamos a Carchuna en el Seat 131 familiar, que mi padre nos hablaba de Talará, a la altura de Lecrín. ¡Cómo me gustaba ese nombre, que me recordaba a Tralará e invitaba a contar mentiras! Y nunca me pareció buena idea que Asquerosa se convirtiera en Valderrubio, por ejemplo.

TORRENUEVA torre

Por eso, siempre que voy a Madrid y el bus para a mitad de camino, me encanta entrar en el bar de turno y pedir el auténtico y genuino hojaldre de Guarromán, un pueblo que no solo ha mantenido incólume su identidad, sino que ha sacado pecho y lidera la Asociación Internacional de Pueblos con Nombres Feos, Raros y Peculiares.

Insisto en que entiendo perfectamente la decisión de mis vecinos torreños de seguir viviendo en Torrenueva, añadiéndole el sencillo y descriptivo Costa al tradicional nombre del pueblo. Pero también es verdad que han dejado pasar la oportunidad de sumarse a la siguiente nómina de localidades singulares: La Ramera (Asturias), Berga (Barcelona), Parderrubias (Pontevedra), Villalibre de la Jurisdicción (León), Casas de Fernando Alonso (Cuenca), Las Torres de Cotillas (Murcia) o Guasa (Huesca).

TORRENUEVA playa

Ya les digo que a mí me hubiera gustado Torrenuevayork. Para poder tomar unos espetos en un chiringuito que se llamase Torrefeller, por ejemplo. O pasear por la avenida Nueva Madison y cruzar el puente de TorreBrooklyn.  ¿Se imaginan, cuánto glamour?

Jesús Lens

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