Martha C. Nussbaum, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales

Leo cosas de Martha C. Nussbaum y me gusta lo que leo.

Y lo comparto, a ver qué os parece:

No concibo a los filósofos como “profundas figuras solitarias”, sino como miembros de una comunidad que tienen la responsabilidad de hablar y de estructurar sus argumentos con claridad.

Hoy necesitamos las humanidades como siempre, porque todavía precisamos cultivar nuestra capacidad de respeto mutuo, de comprensión y de compasión, y esta ha sido la contribución que las humanidades han hecho siempre a la educación.

Volviendo a Sócrates, él comprendió que, para que la democracia sobreviviera, había que capacitar a las personas para cuestionar y examinar de forma rigurosa sus propios argumentos, y sustraerlos a la retórica de los políticos. Los griegos tuvieron que aprender a argumentar y a debatir juntos, y ese es un modo de crear una cultura pública basada en el respeto más que en la autoridad o en la tradición. Ahora bien, en las democracias modernas hay mucha retórica por todas partes.

Si los ciudadanos no son independientes, no podemos hablar de democracia, sino, en todo caso, de alguna forma de fascismo o de totalitarismo. Por ello es urgente el debate sobre las humanidades; lo necesitamos en la misma medida que la capacidad de empatía, de entender la experiencia de quienes son diferentes a nosotros. Todos los seres humanos nacen con esta capacidad básica –y ahora sabemos que incluso los simios y otros animales poseen esta capacidad de asumir la perspectiva del otro–, pero hay que desarrollarla mediante la educación. ¿Qué hacen las humanidades? Te emplazan a ocupar posiciones diferentes a las propias. Cuando lees una novela o un poema te estás entrenando en simpatía. Y si careces de este entrenamiento, ¿cómo entenderás realmente los problemas con que lidian las sociedades? ¿Cómo sabrás de qué modo una determinada ley afectará a un grupo minoritario? Ahora bien, las humanidades también son buenas en sí mismas, son divertidas e iluminan nuestra vida de diversos modos. Pero donde quise centrarme fue en la democracia; incluso quienes no consideran divertidas las humanidades pueden compartir el deseo de que la democracia persista.

Jesús socrático Lens

A ver los 16 de mayo de 2008, 2009, 2010 y 2011

SABIDURÍA

Otra palabra que comienza por S. Las Eses empiezan a copar las entradas blogueras, de un tiempo a esta parte. Desde el Silencio, mayormente ¿Casualidad? Será, si alguien cree en las casualidades…

 

Posiblemente, la frase más famosa de la antigüedad clásica es la socrática «sólo sé que no sé nada», una exageración que, a todas luces, resulta excesiva. Es cierto que, por mucho que aprendamos, siempre nos quedará infinitamente más por aprender, pero de ahí a defender la idiocia globalizada, media un abismo.

 

El niño que juega con fuego y termina quemándose, es sabio. Al menos, un poco más sabio que antes de hacerlo. Ese niño, aún sin saberlo, está dando la razón a Nietzsche, quien defendía que «para llegar a ser sabio, es preciso querer experimentar ciertas vivencias, es decir, meterse en sus fauces.» Aunque pueda parecer peligroso. Pero la vida es riesgo. Si no, no merece la pena.

 

La sabiduría es la Luz que resplandece al final del Camino
La sabiduría es la Luz que resplandece al final del Camino

Porque las teorías, el estudio y la meditación están muy bien, pero tenemos que hacer caso a Oscar Wilde, cuando decía que «más veces descubrimos nuestra sabiduría con nuestros disparates que con nuestra ilustración».

 

La sabiduría suele aparecérsenos como una cuestión estática. Y no lo es. Leemos, estudiamos, viajamos, escuchamos y vemos. Y adquirimos conocimientos. Meditamos, pensamos y relacionamos esos conocimientos. Y somos más ilustrados. Tomamos decisiones. Pero sólo basadas en teorías y pensamientos. ¡Confrontémoslas con la realidad! ¡Pongámoslas a prueba, antes de darlas como verdades universales! Como decía Goethe, «no basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer».

 

No. Con ver y observar no basta
No. Con ver y observar no basta

Me gusta esta concepción dinámica, mutable y adaptable de la sabiduría. A fin de cuentas, «el sabio puede cambiar de opinión. El necio nunca», tal y como señaló Kant.

 

Por tanto, si la sabiduría consiste en saber cuál es el siguiente paso; la virtud está en llevarlo a cabo, siguiendo a David Starr Jordan.

 

A la sabiduría a través de la acción.

 

Just do it!

 

Just say Yes!

 

Yes. We can.

 

Jesús Lens, ¿supino ignorante?

 

PD.- No. Esta S no tiene que ver con ESTAS IMÁGENES. Aunque todo esté relacionado, claro.